miércoles, 10 de febrero de 2010
Floreciendo
Ahier arrinqué dun árbul de la Callalta de Santander el primer ramucu de siemprevivas.
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4 comentarios:
Arrincás, ya serán siemprevivas, ya...
Téngolas metías nun vasu augua ena mesa la cucina, a la luz de los fluorescentes.
Siemprevivas presas nagua con cloru abaju dun sol brancu...
Y entá nu han secáu. Puei que ya lu estén pero sigan caltuviendo la color. Es cumo lo de los rayos de las estrellas muertas: mos allega la sú luz aun cuando llevan muertas tiempu ha.
Ya náa es lo que paez. Serán siempre vivas aunque estén muertas, me pregunto. Aún más: los frutos secos, si caen al mar, siguin siendo secos... no lo sé.
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