Dos generaciones más

En el debate a siete celebrado en la televisión pública el pasado lunes el representante del PP estuvo muy bien al tratar el tema de la corrupción, reconozcámoslo, máxime teniendo en cuenta el marrón que su partido se trae entre manos: su excusa fue que la corrupción es un problema moral, circunscrito al individuo. Y casi me convence. Pero no. Errejón respondió muy acertadamente que no se trata de un problema de aprovechados, de manzanas podridas, aun cuando si lo fuera el PP no dejaría de ser un cesto lleno de ellas, sino de un problema institucional (que suena más suave que decir sistémico).

Y estamos de acuerdo.

Pero de estar en lo cierto, ¿qué hace Podemos tendiendo la mano al PSOE? Cuando se llenaron las plazas en 2011 estaba el PSOE en el poder: "PSOE y PP la misma mierda es", se coreaba en toda España. El mismo recelo que el acercamiento al PSOE debería despertar la confluencia con IU. Se ha dado por bueno a quien intentándolo, ser uno más, se quedó fuera porque no les votó nadie. El fracaso en el intento de incorporarse al sistema ha recibido premio. De eso se habla cuando se dice que la crisis es institucional o sistémica, tal y como hace Errejón: afecta a los que estaban dentro y a los que se quedaron fuera (que es distinto a estar fuera). De hecho, son dos las personas vinculadas a IU implicadas en el escándalo de las tarjetas black de Caja Madrid, que ahora recuerde. Las que pudieron, todas las que estaban. Recuerdo también las pitadas en las manifestaciones cuando alguien de IU aparecía con sus banderolas, no en las primeras, cuando no las sacaban porque no se atrevían o porque no se habían enterado todavía.

A los de IU se les ha aparecido la Virgen, aunque no sean creyentes. Suele decirse que para saber cuán malo es alguien basta con darle poder: no sé si los de IU ya van con el papo inflado o si solo me lo parece a mí.

Errejón se encuentra entre dos aguas: la de las plazas (evaporada, su huella) y la pragmática (la del gato incoloro de Felipe González). Tengo para mí que Errejón es más de gatos.

Podemos se aprovecha de lo nuevo (de la decisión, no del sentimiento, que éste no es nuevo, sino todo lo contrario) para la toma del poder (el asalto a los cielos, que dicen). Hemos de confiar en que una vez conquistado el poder cueste lo que cueste (Podemos se ha convertido en una especie de UIMP durante la Transición: basta pasar bajo su dintel para estar limpio, tal y como sucede en Cantabria hasta límites bochornosos con el PRC de Revilla o con algún que otro antiguo militante descabalgado del PSOE), cuando planten el banderín, decía, hemos de confiar, nos piden, en que trabajarán por la gente, pero la gente, siempre pasa, nunca estará, en opinión de los líderes, lo suficientemente madura como para fiarse, como para contar con todos para todo, solo con unos pocos, los de los círculos más estrechos, para lo importante: eso es democracia representativa, argüirán, que es lo mismo que replicaban los partidos "viejos" cuando se les espetaba en la calle que no nos representaban (y siguen). Y volverá más de lo mismo, no sé si inevitablemente, y sumaremos una decepción más.

Tú no te preocupes que ya me ocupo yo: nos lo conocemos.

Tú déjate llevar: con que te dejes una vez ya se ocuparán de que creas que nunca te has dejado.

Podemos vencerá y gobernará, si no les zancadillean. Es probable que sea la mejor opción posible, que sea así como están pinados los bolos, que la partida (no sé si decir lo mismo del juego) no da más de sí. Pero siempre nos quedará esa pena de qué pena de país.

Pero, ¿y entonces qué?

No vamos a dejar de sembrar por miedo a los gorriones.

Solo hace falta esperar.