lunes, 27 de febrero de 2017

Zorromoco santanderino de los años cuarenta

Con motivo de la restauración del seminario de Corbán, a un paso de Santander, el día 25 de noviembre de 1943, las juventudes de Acción Católica estrenaron la "Danza de los Seises" bajo los auspicios de Sixto Córdova y Oña, cuyos versos, que no sé si fueron cantados o recitados, aparecen recogidos en un folleto fechado en 1955 que he comprado en la librería Astarloa procedente de la biblioteca que fuera de José Luis Casado Soto.

Los versos cabe tildarlos como poco de extraños: todo es dar vueltas al seis, por ejemplo: "En Santander viví en Atarazas 5-4º i.; Santa Clara, 12-3 i.; Canalejas, 7; Arcos de Botín, 1º-3º i.; Arcos de Botín 1-4º dra.; y Velasco, 13-2º dra., que son... 6" (Seisena VIII, Seises Sixtinos, grupo 3) o "Estudié los idiomas español, latín, griego, hebreo, francés e italiano, que son... 6" (Seisena II, Seises de Corbán).

Pero lo que de verdad me parece digno de destacar es que la danza estaba custodiada por un zorromoco, así identificado. Pongo foto que aparece en el folleto:



Perdonad la mala calidad de la copia.

La foto se acompaña del siguiente texto:

"Los 66 seises danzantes llevan de cola un zorromoco, a la montañesa, que gobierna también al público. Y he aquí que se ha subido a las ventanas y al tejado del seminario para que todos le vean señalando desde arriba, con la contera de su bastón de mando, el número vecinal de la puerta de entrada; porque ocurre que a cuantos miran estirando el pescuezo desde el portal, les parece realmente el 99; pero el zorromoco sabe leer derecho y torcido, y apunta y enseña desde lo alto que el número del seminario no es el 99, sino muy claramente el 66, que es número de su danzantes."

Sorprende que aparezca una figura de este tipo en una danza santanderina de los años cuarenta. Imagino que enlace con el zorrocloco pejino y ambos con los personajes de las mascaradas de invierno, en particular con el zarramaco vijanero. Quizá nuestra sorpresa no debiera ser tal, pues ya Montesino avisó de la existencia de una mascarada de invierno en Santander, que alcanzó hasta fechas relativamente recientes, tal y como apunté aquí.

"[H]an salido los correspondientes osos y muchos animales que parecía que les habían abierto las cuadras y salían a refocilarse en la ciudad dando grandes coces y pisotones a ciencia y paciencia de los pacíficos habitantes de Santander y de los guardias municipales (...)" (El Aviso, 18/02/1890).

"¡Hacer a estos mozos pschut (sic) capaces de entusiasmarse con la llegada del higuí (otro personaje carnavalesco), de gatos enjaulados y de los mamollos de Miranda con las esquilas de sus yuntas al pescuezo, un moquero por carátula, las melenas del oficio por jubón, y al hombro una escoba sucia! Y cuidado, que, por lo que a mi toca (dicho sea entre V. y yo con la mayor reserva) las máscaras de esta catadura son lo único que me hacen medio soportables los días de Carnaval; sobre todo, el hombre de los ruedos sucios, que se revuelca en las pozas y aguanta los palos que le da el pedazo de bruto que le conduce, amarrado con una soga, y si V. me apura un poco, también los que baten marcha palillera sobre latas de petróleo, disfrazados con una camisa larga y una estera de portal” (Santander Crema, 24/02/1884, fragmento de carta de Pereda a Ricardo Olarán).

Y fijaos por dónde, pero de haber recuperado la mascarada santanderina (algo totalmente legítimo; recordemos que las mascaradas de Silió o Soba también han sido recuperadas, lo que no resta un ápice a su importancia) hoy Santander tendría un Bien de Interés Cultural más en su nómina (y único inmaterial). Aquí, los finolis. Todavía se está a tiempo de corregir.

9 comentarios:

Avelino Molina González dijo...

Dicha fotografía, también aparece en el libro de Adriano García Lomas: " Mitología y supersticiones de Cantabria", en el año 1963, donde describe en el capitulo: Los zarramacos, dos máscaras de la vejenera". La fotografía, depués de muchos rastreos por el valle de Iguña, me dicen que se trata de un Zarramaco de Valduguña de los años veinte o veintiuno, no pudiendo fijar con exactitud dicha fotografía. Pero si la procedencia ya que más de tres personas conocían al mozo vestido de Zarramaco.


Serrón dijo...

Muchas gracias por tu interesante aportación.

En el folleto aparecen más fotos de grupos de danzas en otras partes de Cantabria que no he puesto primero porque nada tenían que ver con lo que quería decir y segundo porque claramente estaban reutilizadas (aparece la foto de un baile de lanzas en Cartes, por ejemplo).

Se ve que la foto del zorromoco según el texto o zarramaco según la tradición oral está también reutilizada, primero por el autor del folleto y después por Adriano Garcías Lomas. Siento la confusión.

Es probable que en el acto del año 43 hubiera un zorromoco tipo al zorrocloco pejino y que en el año 1955 a falta de foto pusieran una del archivo de Sixto Córdova y Oña, se me ocurre.

Se invalida la foto (que, en contrapartida, logramos encuadrar en su contexto geográfico, cronológico y cultural) pero no el toque de atención: es lícito recuperar la mascarada de invierno santanderina.

Como tu aclaración es contundente, si te parece, no modifico el texto original. Queda corregido con tu comentario.

Serrón dijo...

Para mayor aprovechamiento del folleto por parte de todos, si a Pablo Susinos, Director de la Biblioteca Municipal de Santander, le parece bien, se lo dono.

Serrón dijo...

Y aprovechando que estamos todos al habla lanzo tres preguntas:

1.
Una vecina de Silió me dijo que a lo que en el Saja se conoce como "pajareta" y en el Nansa como "vargareta" en Silió se le dice "parayetu". ¿Podríais confirmar, por favor? La entrada en cuestión es ésta:
http://elrobledaldetodos.blogspot.com.es/2017/01/casa-gotica-en-silio.html

2.
¿Qué campanos son los que carga el mzo de la foto? ¿De muda? ¿Son los mismos que se utilizan hoy? ¿Qué son los campanos de muda?

3.
Entiendo que los zarramacos caminan en formación para sonar todos a la vez. ¿Y para qué querrían sonar todos a la vez? Supongo que para avisar a los zarramacos del pueblo vecino que se encaminan a la raya. Sería una señal de aviso: en medio del caos oyes el drulún drulún acompasado de los zarramacos del pueblo vecino y de inmediato formas con los zarramacos de tu pueblo para avisar de que también tú te diriges a la raya. No sé si voy muy desencaminado.

Si los vijaneros e iguñeses en general que están conectados pudieran echarme un cable con estos tres temas quedaría muy agradecido.

Avelino Molina González. dijo...

Con respecto al punto (1), siempre escuché la palabra " pajareta" en Iguña. Desconozco totalmente "parayetu", que me suena más asturiano???.
En cuanto al punto (2),efectivamente, bien pueden llamarse de " muda" o de "concejo", ya que los utilizaban los pastores de ganado para "mudar" (trasladar) de un invernal a otro a el ganado. Además de estos nombres también se les conoce antiguamente, como campanos de "celemín", de "castigo", de "vijanera"... Son muy parecidos a los que se utilizan hoy, haciendo una breve salvedad, y es que los de la foto son campanos construídos con la "boca" rectangular, los de hoy la tienen en forma de elipse.
En cuanto al punto (3), eso de caminar en "formación" lo hacen los Zarramacos actuales, ya que son muchos. Antiguamente, solamente salían una pareja, o a lo sumo dos, por cada pueblo del valle. Generalmente casi todos los mozos de cada pueblo informaban a los vecinos para quedar con ellos a una hora enfrente de la raya. El sonido es un ritual de expulsión del mal y la vía que abre el cosmos ( etc).

Un Foramontano dijo...

Coincido 100% en que es lícito recuperar la mascarada en Santander, es más, creo que es un deber cultural y de patrimonio. Me ha dado mucha envidia el ver que éste año ya la han recuperado en Oviedo.

Serrón dijo...

Sí, en Oviedo ya se han puesto manos a la obra. ¿Dónde recae la responsabilidad, en los ciudadanos o en las autoridades? Yo quiero creer que toda iniciativa debe partir de la ciudadanía y de sus distintas formas organizadas.

Respecto a "parayetu", hay una serie de palabras con la misma resonancia que creo podrían pertenecer a un estadio primitivo del montañés (asturleonés), algunas de uso actual, como "garuyu" o "picaya", y otras no, como "paraya". Si haces uso del buscador alguna entrada encontrarás al respecto.

Por favor, si tienes ocasión, pregunta a los vecinos de Silió por "parayetu" o, lo que a mí se me hace más probable, "payaretu". Es una palabra que me llegó de forma espontánea.

He comprado hace un par de meses un campano que tiene grabado a mano "Silió". Es precioso. El mundo de los campanos me parece de lo más interesante. En Silió hay quien los sigue haciendo al modo tradicional, ¿verdad? ¿Por qué el paso de boca rectangular a elíptica? Bueno, tampoco te sientas interpelado, no me quiero aprovechar.

Gracias por la info sobre la formación de los zarramacos. Y por todo lo demás, también.

Serrón dijo...

"Parayetu" me lo dijeron estando en una casa gótica del pueblo y señalándolo.

Se me ocurre (1) que quizá se trate de una palabra ya en desuso que se conserva en el contexto exclusivo de esta casa, que es tipológicamente de las más antiguas (la casa habría servido de "lata de conservas") y (2) que esta palabra antigua se haya conservado en esta casa antigua, además de por ser de la misma generación, porque "parayetu" da nombre a un elemento menor y quizá no del todo bien resuelto, como expresa el masculino, que sabemos es un marcador comparativo en negativo (lo masculino peor que lo femenino), marginalidad que podría haber ayudado a mantener esta palabra apartada hasta hoy.

"Vargareta" (Nansa) y "pajareta" (Saja) dan nombre a cualquier armadijo que se sujete a la pared. Suelen aparecer a un lado del portal, dentro. Cuando se empotra un cuarto (un cubo) en el portal, el espacio que queda entre éste y el tejado también se llama "vargareta" o "pajareta", dependiendo del valle.

La "vargareta" nansa entronca semántica y etimológicamente con el "vergonazu" ("sietu" revocado, creo) lebaniego. La palabra "vargareta", pues, hace referencia al modo como está levantada la "vargareta". La "pajareta" del Saja, por su parte, hace referencia a lo que contenía: paja. La palabra "pajareta" entronca semántica y etimológicamente con "parayetu" (lo mismo que con el pasiego "payu", siendo los montes de pas un polo lingüístico arcaizante). Sin embargo, en la "pajareta" cabuérniga no se guarda hoy ni hasta donde nos llega la memoria paja, sino aperos y utensilios del día a día. ¿Para qué nació, entonces? Sobre este tema tengo varias entradas que se pueden encontrar fácilmente con el buscador, aunque ninguna concluyente.

Serrón dijo...

Serrón, "pajareta" no es porque se guarde o haya guardado en ella paja, hombre, es por influencia del pajar que queda a la altura.

Si es que hay que decírtelo todo.

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