viernes, 10 de febrero de 2017

Coplas de ciego en Santander y la exposición "Cuentos de la vieja Europa" de la UC y la Fundación Joaquín Díaz

Ayer quedó inaugurada la exposición "Cuentos de la vieja Europa” en el Paraninfo de la UC (C/ Sevilla), aquí. La exposición es fruto de la colaboración entre la UC y la Fundación Joaquín Díaz, aquí.

Aporto el siguiente fragmento tomado de La resaca, novela de José Alonso Gutiérrez, año 1954, pp. 14-15.

"A veces alternaban con el tío del cornetín y se situaban en el mismo lugar escogido por éste, frente a la relojería de don Jerónimo Cron [en La Acera del Correo], unos ciegos de verdad o fingidos -no era fácil comprobarlo por las antiparras de cristales oscuros que llevaban, aunque sus rostros apicarados indujeran a sospechas- que acompañándose con los quejumbrosos sonidos arrancados a mano airada a un pobre y martirizado violín e ilustrándolo con cartelones en que destacaban horribles tipos de facinerosos tintos en la sangre de sus víctimas y patíbulos en los que aparecían asesinos ajusticiados, relataban con acento gangoso y plañidero crímenes horripilantes que aun teniendo una base de verdad eran exageradísimos por los supuestos invidentes, verdaderos precursores del sensacionalismo, quienes hallaban su modus vivendi en la venta de coplas impresas en papeles de colorines. Los chicos oían aquellos espeluznantes relatos atemorizados y con la boca abierta, miemtras las porteras, criadas de servicio, cigarreras, costureras y demás sensibles menestralas adquirían con avidez las coplas y llenaban de calderilla la bolsa de la mujer cochambrosa, expendedora y pregonera".



Al fondo de este conocido cuadro de Solana (Coplero callejero aunque en otras versiones recibe el nombre de El cartel del crimen) aparece uno de estos cartelones.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Cantaban las coplas que después solían vender en pliegos y que rápidamente el pueblo las aprendía. Hay en el acervo popular romances larguísimos que ya no llegaban en papel, si no de boca de servicialas y serradores que los aprendían de oírselos cantar a otros con una facilidad pasmosa. Solían ser historias truculentas, crímenes sangrientos cantados con todo detalle, reencuentro de madres con hijos robados, hombre que pasa de pobre a rico por ser caritativo,etc...

...Había un señor en el pueblo
que con frecuencia le daba
limosna todos los días
de una manera cristiana.
Quién será ese buen señor
decía la pobre anciana
que tanto favor me hace
sin conocer mi desgracia.
Un día le dió por leer
el letrero de la casa
que decía Joaquín Penal
Notario de la comarca.
Al leer Joaquín Penal
quedó triste y apenada
¿acaso será mi hijo?
se dijo la pobre anciana.
Y llorando amargamente
le preguntó a la criada:
¿dígame buena señora
el señor cómo se llama?.
Joaquín Penal contestó
al momento la criada
porque ha nacido en la cárcel
según la gente declara
Al oír esto la pobre
sin aliento se quedó
este es mi hijo señora
llorando le contestó.
Estando en estas palabras
Don Joaquín se presentó
y al saber que era su madre
al suelo se desmayó...

Apa.

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