lunes, 7 de agosto de 2017

Al verde

Hace cinco años, aquí, definía luga a partir de un texto de Manuel Rivas:

"En las temporadas de lluvia, las lavanderas tendían la ropa aprovechando las escampadas. Ese tiempo de luz que va entre aguaceros, como el escape del reloj entre el tic y el tac. Cuando se avistaba el agua por la Torre de Hércules, las lavanderas de Castro sabían que tenían esos cinco minutos de emergencia. Se oía entonces la cadena de voces de alerta. Cubrían y descubrían los tendales del monte y los campos de clareo. La memoria devuelve aquellas imágenes con una intención de activismo artístico." Manuel Rivas, Las voces bajas (2012), p. 110.

Luego supimos que esta definición de luga es bastiana (a mí me la transmitió mi tía Geniuca, a la que en casa empezamos a llamar Geñu, diminutivo que de forma espontánea, ahora que se va haciendo mayor, vamos sintiendo más íntimo) y que en Tudanca y Carmona, al menos, tiene otro significado que acabamos fijando como "ventana de oportunidad", llegando incluso a proponer una etimología que corrige la que anda circulando por ahí relacionada con un supuesto dios Lug, aquí.

El pasado fin de semana fuimos al Museo de Bellas Artes de Bilbao (envidia sana) e hice una foto de detalle a un cuadro de Juan de Barroeta (Bilbao, 1835-1906) titulado Vista de El Abra de Bilbao desde Algorta, año 1886.



La sombra es propia del cuadro.

Para blanquear la ropa nada mejor que echar la colada al verde, dice mi madre.

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