"Aquel tinglado suyo no tardó en parecer fruto de arbitrajes florentinos y necesarios que, si se tocaban lo más mínimo, podían descabalarse, provocando tremendos desórdenes, primero entre el personal, luego a nivel operativo y finalmente el descontento de los usuarios, que nunca es algo deseable, tanto más cuanto que la prensa acababa de desenterrar un asunto de subvenciones molestas, concedidas a unas asociaciones confesionales que se habían hecho cargo de unas huertas urbanas abandonadas por la zona de Laxou. Los ejecutivos como Schneider dedicaban todo su tiempo a maquillar el caos del que eran responsables con sofisticaciones inaccesibles para los profanos, otorgando a sus extravíos la apariencia de necesidad y a sus bajezas, de diplomacia."
De la novela Connemara (AdN, 2022) de Nicolas Mathieu, p. 39.
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