Porque amireme nos tús ojos
y me vi ena sú soledá,
besaría las tús glárimas
porque juerin de verdá.
¡Ay! glárimas de los tús ojos
¿amargas, dulcis quiciás?
¡Ay! glárimas de los tús ojos
que ruarin de verdá.
De Por caminos del aire (Fosca, 1948) de la puitisa cántabra María Teresa de Huidobro.
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