jueves, 7 de abril de 2022

"La vida anterior de los delfines" (Seix Barral, 2022) de Kirmen Uribe, fragmento

"Quizá por eso, a mí lo que más me interesa de los orígenes del euskera no sea la parte teórica a debate, sino algunas particularidades de la propia lengua, por ejemplo, el vínculo que las palabras más antiguas guardan con la naturaleza. Es el caso de las palabras lur, "tierra", y elur, "nieve", que si son tan parecidas es porque en otro tiempo antiquísimo, según los lingüistas, fueron la misma palabra para designar la misma cosa, memoria de una era en la que el clima era tan frío que la nieve lo cubría todo."

De La vida anterior de los delfines (Seix Barral, 2022), novela de Kirmen Uribe, p. 198.

En cántabro tenemos las formas orientales lurria, "suciedad", y lurriosu, "sucio", aquí.

No es exactamente lo mismo, pero el montañés terreñaz, la tierra que asoma con el deshielo, literalmente tierra que nace, es de las más bonitas.

miércoles, 6 de abril de 2022

La nueva Ley del Suelo y sus consecuencias para Cantabria, en Alceda

La casa de la bruja

Nesta casa falla de Carreju / Carrejo dicin que vivía una bruja. Está junta la carretera.

"Ilda" o "bujar"

Esto es una ilda en el sur de Cantabria o un bujar en La Montaña, aquí y aquí.

La foto está hecha en el centro de Reinosa.

"Cirria"

A esto se le llama cirria.

El masculino cirriu se utiliza para los carámbanos de hielo, aunque en mi familia la palabra que utilizamos es chumpu.

Tanto cirria como cirriu y otras palabras de la misma familia es probable que procedan del latín CIRRUS, "mechón de pelo, como de crin de caballo", aquí.

Posible ejemplo de "elléu" oído en Santander

El otro día en la calle Rualasal un matrimonio para a un grupo de chicas que venía de frente exclamando: "¡pero a dónde van ellas!"

Pudiera tratarse de un ejemplo de elléu, fenómeno abordado en los comentarios de la entrada que enlazo aquí.

martes, 5 de abril de 2022

Vagos y maledicentes

No sé a vosotros, pero a mí me están empezando a dar asquito todos esos pretendidos influencers que pierden el culo a la hora de rebotar contenidos que cuestionan al gobierno legítimo de Ucrania, imagino que por ir a la contra, no sé, contenidos que nunca son originales porque no dan tanto de sí, pero no se hacen eco, ya que están metidos, de las tropelías rusas, por ejemplo ahora que se están divulgando fotos de mujeres ucranianas rapadas.

No sé si con sus tonterías pretenden equilibrar no sé qué balanza, que si está desequilibrada seguro que no es por ellos, ni tampoco dependerá de ellos que se equilibre, eso seguro.

Les echo de menos ahora que se están divulgando fotos de mujeres ucranianas rapadas, decía, rapadas como lo fueron las mujeres cántabras hace ochenta y cinco años, por ejemplo en la actual plaza de Gómez Oreña de Santander.

No, es mentira, no echo para nada de menos a estos vagos y maledicentes.

Tres grabados en Santa Lucía

 (1)


Barco (en el esquinal, partajuera).

Otro más tallado en casa de Santillana del Mar, aquí (punto 4).

(2)

Campanario (en la ventana del cuartu de juera).

(3)


En este último caso, más que un grabado in situ parece parte de una inscripción reutilizada (en el esquinal, partadrentu).

Todos están en la casa pegada al Puente de Santa Lucía, junto a la fuente de San Antón, donde el restaurante que ahora parece cerrado.

lunes, 4 de abril de 2022

Las razones evanescentes

Subí ayer solo porque quería buscar la razón de un topónimo que se me resiste y no quería dar vueltas a nadie.

Además, hacía malísimo.

Estaba en un pastizal de altura abandonado cuando me encuentro a dos adolescentes en sudadera, con palu y uno de ellos ocupando la otra mano con una lata de refresco de la que bebía a sorbos mientras respondían a mis preguntas: que si sabían el porqué se llamaba aquel lugar como se llamaba, que si las vacas que asomaban como aparecidos eran suyas, y ellos a todo que no: y qué hacéis aquí, finalmente yo, la intriga afilándome la vista que los años me han ido cansando, tratando de enfocar a aquellos dos chicos allí, la nada a ratos cubierta por la niebla, nada sobre nada, a lo que respondieron que iban a la nieve, sencillamente, señalando con la lata arriba y aprovechando el movimiento de la mano para marchar.

Era domingo por la tarde y hacía malísimo.

No conseguí adivinar en todo el día el porqué, el nombre de aquel lugar. 

La nieve se deshace al sol porque el sol, porque la nieve.

En los cien años

Por entonces vivía en Lisboa así que pedí a mi madre que le llevara el libro para que me lo dedicara.

Apareció con una bombona de oxígeno y no pudo estarse mucho. Su anfitrión era un médico que resultó ser padre de un amigo del instituto, pero eso lo supe pasados unos años, comentándole esto mismo a ese amigo, esta vez en Madrid, donde vivíamos ambos, comiendo ensalada. Era verano, también cuando vino José Hierro a Santander, no estoy seguro a dónde, si a la UIMP o a la Facultad de Medicina.

Se acercó mi madre al terminar la conferencia y le pidió que le dedicara el libro al hijo ausente, a mí. Se trataba de Cuaderno de Nueva York en su primera edición.

Le hizo un dibujo.

Es ella.

Todavía se sorprende de cómo se me parece el dibujo, que cómo pudo.

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