Dejé de jugar al fútbol cuando mis padres me compraron unas playeras con crecederas que nunca llegué a llenar porque el pie no me creció más y las tuve que sufrir hasta que se desgastaron, esto entre los colegas del instituto, porque cuando jugaba más en serio los compañeros de equipo me dejaban unas botas de tacos que me quedaban pequeñas. Pero en realidad no fue por esto, por los pies, con playeras o botas o por tenerlos revirados, que abandoné, no me voy a engañar. La razón es que nunca me interesó o nunca me preocupé de aprender cómo funciona un equipo, los distintos roles, de manera que en cuanto los partidos comenzaron a subir de nivel yo hacía lo de siempre, que era enfrentarme cara a cara al oponente, sin más, confiando en mí, sin contar con el equipo, sin saber cómo hacerlo, así que empecé a perder irremediablemente balones y a jugar mal. Y es entonces cuando decidí que no me gustaba el fútbol, cuando me ví imposibilitado a jugar solo.
Sigo en muchos aspectos igual.
Recuerdo un último partido en el Club Parayas. He vuelto la semana pasada. Está todo abandonado y roto. La foto es del vestuario.
jueves, 20 de agosto de 2020
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Archivu del blog
-
►
2024
(447)
- ► septiembre (36)
-
►
2023
(539)
- ► septiembre (37)
-
►
2022
(470)
- ► septiembre (34)
-
►
2021
(491)
- ► septiembre (47)
-
▼
2020
(430)
- ► septiembre (39)
-
▼
agosto
(42)
- De finales abruptos
- DOOM + Thom Yorke + Jonny Greenwood – Retarded Fre...
- De fútbol, dice Okuda
- Revilla y el faro
- Lo que deja de ser
- "Antivirus del guapu" de Raúl Molleda
- Las Muelas
- Montañés
- "Un verano al servicio del turismo" de Paulu Lobete
- "El Gavión, la Gulundrina y ser curiosu" de Raúl M...
- El bujardu allá lejonas hiciendo círculos en una h...
- "Canción" de Celso Emilio Ferreiro
- Cantabristas ante la cultura tradicional
- Sí
- La Asociación de Hostelería de Cantabria a la que ...
- El fútbol
- Los Martes Literarios de la UIMP de 2020
- Monte Buciero, propuesta etimológica
- La Renovera abre pedidos
- Trascendencia
- Los bares
- El cántabro y el feminismo
- "El Ríu" de Raúl Molleda
- La pluralidad
- Fragmento de "El día que murió Marilyn" de Terenci...
- Lavadero arruinado en Peñacastillo, fuerabordas en...
- Andoni Luis Aduriz, la cocina de las palabras
- El Rostrío (Santander)
- Libros en cuarentena en la BCC y árboles
- Pistas para la etimología de Gismana o Jismana (ba...
- Historia atlántica
- Feria del Libro Viejo de Santander 2020
- "Morenales" de Ibio
- Las corrientes submarinas que rizan las colas y la...
- "Lines" de Raúl Molleda
- Chapapote también
- 'Maitiak bilua holli', Joseba Irazoki & Beñat Achi...
- "Florucas del campo"
- La óptica adecuada
- Tratando de poner la bandera del revés
- Zarces, jachu, jisos y tarrentoriu indiu
- Qué no se come o bebe
-
►
2019
(496)
- ► septiembre (52)
-
►
2018
(445)
- ► septiembre (43)
-
►
2017
(405)
- ► septiembre (24)
-
►
2016
(274)
- ► septiembre (25)
-
►
2015
(331)
- ► septiembre (15)
-
►
2014
(220)
- ► septiembre (14)
-
►
2013
(445)
- ► septiembre (20)
-
►
2012
(183)
- ► septiembre (23)
-
►
2011
(173)
- ► septiembre (17)
-
►
2010
(220)
- ► septiembre (30)
-
►
2009
(199)
- ► septiembre (18)
-
►
2008
(103)
- ► septiembre (23)
1 comentario:
Ni Raquel ni yo tocamos nunca nada cuando hacemos una foto.
Publicar un comentario