En relación, aquí.
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Sorprendimos a un jilguero picoteando esta churracamas. De pequeño siempre hubo uno en casa. Lo atendía nominalmente mi padre pero en realidad quien lo cuidaba era mi madre. Le dábamos flores violáceas de pequeños cardos que se desgañitaba en comer y a la mano las semillas aplastadas de cáñamo de la bolsa de alpiste para que cantara más.
En Pozu Jondu, Santander.
Qué blanca pero qué negra, dicen de la nieve nuestros paisanos.
En El Regatón de El Sable, entre Laredo y Colindres.
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