lunes, 16 de junio de 2025

Las sillas del Bolero de Santander

Llegamos a deshora y además llovía, así que pudimos pedir en la barra fácil y sentarnos enseguida. Entonces reparamos en que el culo de las sillas estaba pintado. También el tablero de la mesa: un ajedrez flanqueado por unas torres ardiendo y un rey huyendo despavorido de la guillotina, en la nuestra. Sorprendidos, nos pusimos a hacer fotos con el móvil hasta que Raquel me advirtió que el dueño estaba mirando, yo es que me cebo rápido, así que me dirigí de nuevo a la barra para hablar con él, no creyera que estábamos haciendo fotos para algo raro.

Las pinturas son de su padre. Va a cumplir dentro de nada noventa años. Es profesor de filosofía. Pinta lo que quiere pero antes le presenta un boceto al hijo, que nunca le ha puesto reparos. El hijo le pregunta qué tiene que decir si alguien se interesa por la obra y el padre responde que la gente piense lo que quiera.

En una silla hay una pareja bien arregladita paseando sendos perros. En otra un señor con aspecto aletargado viendo la televisión. Cada silla es como si te dieran con ella en la cabeza, un golpe de realidad, de cuatro patas en el suelo.

Antes eran negras. ¿Y desde cuándo están que nosotros no las habíamos visto?, pregunto. Desde el 2017, responde. 

La última que ha hecho es en la que está sentada tu compañera, dice, la de La República de Platón.


No es fácil verlas porque la gente lleva sentada mucho tiempo.

1 comentario:

Serrón dijo...

Ese paisano creo que está tomado de la cubierta del libro "Retablo Infantil" publicado por Anaya hace bastantes años. El del libro creo que es de José Ramón Sánchez.

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