Eran dos chicos, uno vestido con traje de falda. Se sentaron en la mesa de al lado. El del vestido se levantó a pedir y al volver con la bebida el otro le dijo "traes la sangre, solo falta la carne", a lo que el primero respondió: "está en el sepulcro".
Eran dos chicas en la cola del registro. Había mucha gente y la cola apenas avanzaba. Una de ellas decidió no esperar más. Se despidió diciendo una frase que terminaba "son deseos para poner en la nevera" a lo que la otra respondió extrañada "¿en la hoguera?".
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