Ena nochi d´ahier, n´asomándomos a la galiría de mí casa, qu´está junta la biblioteca municipal de Santander (que no de menéndez pelayo -Pablo, si me léis, va por tí-), vimos a un perrón blancu cumo la flor de la patata, col rabu ente las patas, ulfatiando al pie de los conteneores de basura a buscu de cumía. Qué raru, un perru a la balda, diz Raque. No es lo normal, no, y menos ena ciudá. No lleva collar, apunta. Esti perru está abaldonáu, conclúi Raque. Saca un filete del frigu, arrinca un cachu y se lo tira dende riba mientras yo llamo a la pulicía local de Santander.
- Hay un perru abaldonáu ena calle. No tien correa.
- ¿Es de raza? - la voz del pulicía.
- ¿De raza? No lo sé. Es blancu. No sé si eso val. Blancu y col rabu ente las patas, aunque esto últimu cudo que puei ser porque está asustáu.
- O.K., gracias. Si podemos ya pasaremos.
Colgó.
Vivu junta la biblioteca municipal de Santander, que no es la de menéndez pelayo, aunque está al láu. No me dio tiempu a dicíselo al quiríu pulicía municipal de Santander.
sábado, 29 de octubre de 2011
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