martes, 18 de febrero de 2014

Jack Ketchum, Manuel Llano, cebollas y brañas

Hace años cogí un libruco de esos de promoción, gratuito, en una librería de Madrid. Ya no me acuerdo del título. Sí sé que el autor tenía nombre de ketchup. El libro era una mezcla de Tarantino y película de terror. Me dejó fascinado. Era literatura pulp en estado puro. Lo perdí en alguna de mis muchas mudanzas.

Ayer en una librería me encuentro entre las rebajas Al otro lado del río, de Jack Ketchum, en edición de El Andén, que creo es la editorial que está detrás de los tenderetes de libros que ponen en las estaciones de tren (en la de Bilbao o en Atocha, entre otras). Era él.

Leo: "Le seguimos el rastro durante toda la mañana hasta la tarde. Fuimos más allá de la floreciente yuca y de los arbustos, de los nopales y de los altos cactus saguaro; atravesamos los montes tupidos y ralos, por sobre la hierba y los tréboles rojos. Vimos un par de liebres apareándose y halcones volando por encima de nosotros en busca de las corrientes térmicas. En el terreno polvoriento y seco, sus huellas eran visibles".

No puedo dejar de acordarme de cuando subimos Raquel y yo con los de La Libre a Tudanca, guiados por un catedrático de geografía. Nos explicó que el territorio de los vaqueros comenzaba cuando los acebos adquirían forma de llama, la de una vela o cerilla, por el roce del ganado. Es cierto que hay una línea invisible a partir de la cual los acebos cambian de forma: al otro lado, las brañas.

Me viene ahora a la memoria la increíble descripción que hace Manuel Llano del territorio en "Cuando marchan las aves", capítulo de Monteazor que fue publicado como novela breve independiente por Celia Valbuena en los años setenta. La protagonista es una viejuca en busca de una cigüeña herida que se halla en una braña. No pasa nada más que eso: una viejuca caminando. Mientras, atraviesa todas las capas de la cebolla territorial de Cabuérniga: el pueblo, la mies, las praerias, los invernales, etc. Es como si hubiera dado un tajo a una tarta y nos la enseñara por dentro, con todas sus capas de azúcar a la vista. No hay texto más útil que éste para conocer la organización territorial del occidente cántabro: la viejuca recorriendo el territorio tras una cigüeña herida, la mejor guía.

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