Te dejo el dinero pero solo si me lo devuelves pronto porque quiero comprar el terreno de los árboles, le dijo mi abuela a una de sus hermanas.
Han talado los árboles recientemente. Los han estado vendiendo como leña.
Sigue estando entre las casucas y el cuartel de Cabezón de la Sal pero ya no es el terreno de los árboles, como tampoco llegó a ser de mi abuela.
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