sábado, 16 de marzo de 2013

Bando sobre locución (1844)

El otro día un amigo me puso sobre la pista de una ilustración de un montañés con montera. La encontró en un periódico santanderino de mediados del siglo XIX que está a la venta por 1.500 euros. Lo vale. El caso es que este periódico se encuentra en la Biblioteca Municipal de Santander, nuestro particular sancta sanctorum. Pero cuando voy a buscar la ilustración, no está. La han debido robar. Lo que sí encuentro es lo que pongo a continuación.

El medio como tal no ejerce presión. Lo que ejerce presión son los valores que subyacen en el medio y que se activan, como bombas lapa, cuando son leídos. Valores en absoluto neutros. Valores con una procedencia concreta, con un destinatario concreto y con una intención clara. Este poema que transcribo a continuación demuestra que llevamos como poco siglo y medio bajo presión directa. Y aun así, aquí seguimos. No es poco.

BANDO SOBRE LOCUCIÓN

Como siempre es tan notable / en cualquiera sociedad / el hablar con propiedad, / toda falta es reparable. / Así, cuando alguno hable, / use términes corrientes; / porque serán indecentes / los que se pongan a hablar / no tratando de observar / los capítulos siguientes.

El que diga pretimeta, / y profiera sin recato / naide, estógamo y treato, / ha de dar una peseta. / Toda persona discreta / debe pagar doble multa, / si dice zuidá, premuta, / pedricador, compuniendo, / trempano, nenguno, juendo, / carambelos y reculta.

El que diga porcision, / dempues, Neculás y ansina, / ha de pagar la propina / al instante de un doblón. / Y si dijeren juncion, / ispetor y gomitar, / sin réplica ha de pagar / incontinenti cien reales, / que así se enseña a esos tales, / y van aprendiendo a hablar.

Estos acontecimientos / han llegado a tanto apuro, / que se le multa a un duro / al que diga decumentos. / Y así, dense por contentos / en solo pagar un real / cuando digan hespital / u otro nombre chavacano, / como intierro, cerujano, / comendante y prencipal.

Quien dijere trenidad, / maniantial y parlamiento, / pagará el tanto por ciento / conforme a su facultad. / Por decir causalidad / cirimonias, itiquetas, / se apronten cuatro pesetas / para gastos de escritorio; / y el que diga miritorio / sufrirá iguales baquetas.

Quien diga precuraor, / San Damáso, Trebunales, / y audencia, dé cinco reales; / siete si dice dotor; / veinte y cuatro, si retor; / y el que diga sacreficio / arrecogidas y hespicio, / doce reales de vellón; / y al decir sastifación / treinta y dos para el servicio.

Menistro, amenistraor, / probes, párraco y tiniente, / el que lo diga presente / dos reales al cobrador. / Y al que diga redator / de la Gaceta o Diario, / de leer el diccionario / la pena debe sufrir, / y después contribuir / con diez reales al Erario.

Tres reales dará en fianza / el que dijere pacencia, / cercustancia, comenencia, / manflorita y comparanza. / Esto no es broma ni chanza, / que está claro y terminante. / Nadie diga platicante, / ni melitar, ni sordado, / pues la multa de un ducado / satisfará en el instante.

A todos sirva de aviso / que al que dijere ofecina, / ecsigirle (sic.) la propina / de seis reales es preciso. / Si alguno pide premiso, / no tan solo se le niegue, / sino que en el acto entregue, / sin más dilación ni escusa, / dos reales para la inclusa: / quien sea tonto no juegue.

Item mas: últimamente / previene otro arancel, / que los que digan Grabiel / también paguen la patente, / seis cuartos para aguardiente, / y cuatro meses de escuela. / Y a los que digan prazuela, / después de abonar dos duros, / se les destierre estramuros / por dos años a la tela (sic.)

Deben quedar escluidos / de estas penas los pastores, / capataces, labradores / y otros hombres no instruidos, / perdonando estos descuidos / a los que del campo vienen. / Pero gentes que se tienen / por ilustradas y cultas, / deben aprontar las multas / que en mi bando se previenen.

Es copia de su original, doy fé. = El Secretario Espátula.

En El Buzón de la Botica, nº 12, Imprenta de Pedro Martínez, Santander, 1844, pp. 47 y 48.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Mui interesantísimu. Anque mi dá q'está too aturulláu con vulgarismus y palabras sellencas. Peru cosas bien guapas.

Paulu

Anónimo dijo...



Yo teno una puisía que es casi igual a esta. La alcontré ena revista "La Montaña" y es d'un autor tresmeranu que debió inspirase nesta pa jacer la suya por que es muy parecía col tema las prohibicionis, y que la genti "parla mal". Nu m'alcuerdo del nombri abora mesmu, a ver si soi pa escanealu pa que lu veáis.

Serrón dijo...

Sí es ciertu que hay dellos vulgarismos (hayan síu éstos apañáos del castellanu o del montañés) mejíos con montañesismos atales.

Sería genial que si alguien tien material apaicíu a ésti, que lu dé a cunocer.

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