viernes, 12 de enero de 2018

De carpinteros y la Virgen del Moral



Pongo trova de la Virgen del Moral. Aunque hay grabaciones mejores pongo ésta porque recoge muy bien el ambiente: todo un pueblo reunido en fiestas en torno a sus trovadores.

Que la trova existe es innegable.

Habrá que esperar ahora a ver qué se les ocurre a los de siempre para continuar marginándola.

A mí esta trova me la echó Cachimbo, hijo de Masio el de La Hayuela (que fue el primer trovador moderno, el primer trovador que reclamó autoría).

A Cachimbo le faltan muchos dedos porque es carpintero, y de los buenos.

Tengo yo un tío, Camilín, también carpintero, al que también le faltan muchos dedos, pero no tantos como a otro tío que tenía yo, Lolo, que no era carpintero, sino ferroviario.

Mi tío Lolo, tío político, tiraba piedras de carbón a su paso por Cabezón de la Sal, recién casado con Suca. Todos aportaban lo que podían. Mi madre, que era la pequeña, la pequeña del segundo matrimonio, se escondía en el maizal de enfrente del colegio porque las monjas la maltrataban. A ella y a todas las que no procedían de familia bien (las que lo eran acabaron estudiando en Santander alojadas con los gastos pagados en la sede del Ateneo Popular usurpada por Falange). A una vecina de La Pesa la hicieron recorrer el colegio, aula por aula, diciendo "soy un cacho de carne con ojos". Todos en casa hacían lo que podían para que mi madre estudiara, y para resistir. Yo todavía no estaba, obviamente. Pero siento que todo aquello, tanto esfuerzo, también lo hicieron por mí. Y mientras yo lo crea, el hilo seguirá tenso.

Derechos y deberes.

A mi tío Camilín le saltó una radial que le afectó a pecho y brazos. Los brazos los pudo salvar, aunque uno no lo mueve. Se lo quisieron quitar pero se negó. Le sirve para aguantar. Las piezas de madera que están a la venta en Unquera, los carretillos, los tajos, son de él. Los muebles de cocina en miniatura son como los que le hacía a mi madre, perdidos.

Dicen por ahí que soy sobrino de Consejero, de Secretario General, de tantos. Pero no. A ver ahora qué se les ocurre.

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