Hace nueve años se nos ocurrió que así como se venden bolsas con semillas de jardín japonés se podía hacer lo mismo con semillas de jardín indiano. Encontramos un jardín indiano muy rico aunque abandonado, o precisamente muy rico por estar abandonado, en Cabezón de la Sal, aquí, aquí, aquí y aquí.
El pasado fin de semana nos acercamos y sobresalía por la verja una maravillosa rosa amarilla japonesa (Kerria japonica).
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