miércoles, 23 de febrero de 2022

La patata caliente

Cerca de la sucursal del Pompidou de Málaga (los museos de esta ciudad parecen álbumes de cromos) hay un establecimiento podría decirse que de comida rápida dedicado a la patata. Es un éxito, hay cola, y no es para menos: ricas y baratas, sin artificios.

En el polo opuesto, en uno de los mejores centros comerciales del mundo, el KDW de Berlín, hay un restaurante especializado en patata: Kartofflacker, "campo de patatas", cuyo menú se encuentra disponible aquí

La oferta del restaurante alemán es más sofisticada que la del local malagueño, lo cual no quiere decir que caiga en artificios. Simplemente que hay un esfuerzo añadido detrás que repercute en el precio.

Son dos modelos de negocio que giran en torno a un mismo producto de base, la patata, que en España no se aprecia como merece, quizá por haber sido el último recurso para la supervivencia de muchas familias. Pero por qué no agradecerle precisamente esta labor, por qué no reconocer a este producto su valía, lo que se le debe.

En Cantabria tenemos la patata de Valderredible, que, de verdad, es buenísima, no hace falta insistir en ello. Apenas se le saca partido para todo el potencial que tiene.

¿Tendría salida en Santander?

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