De la novela Galíndez (Seix Barral, 1990) de Manuel Vázquez Montalván, p. 249.
Aprendizajes:
Jesús Galínez (PNV) vio en el exilio una oportunidad para resituar a los vascos en el contexto internacional. De los problemas, oportunidades.
Hay que cuidar mucho contra qué crecemos y cómo, si es que el enfrentamiento es inevitable para crecer, como parece, con independencia del resultado final, de si ganamos o perdemos (si es inevitable el proceso no tiene meta), sobre todo porque el oponente y los términos del enfrentamiento nos van a definir.
La tradición del pueblo es una cárcel si no se puede corregir (tengo para mí que cuando la tradición es verdaderamente del pueblo nunca se ha considerado como algo estático, siempre se ha definido en movimiento).
No es el buen nivel de vida del pueblo lo que se ha de tomar como referente, porque el pueblo nunca ha vivido bien, sino su capacidad de resistencia.
Hay que revisar los, digamos, niveles de satisfacción del pueblo: cuándo la resistencia se atenúa, cuándo se conforma, cuándo, por el contrario, se exacerba. Es otra forma de plantear el conflicto como parte del crecimiento.
Centrando el tiro:
1) Necesidad de ofrecer mejores soluciones (hay que creer en nosotros).
2) Sin excluir nuestra tradición (hay que saber que existe).
3) Afinada por una experiencia de siglos (hay que saber que responde a nuestras coordenadas).
4) Que sigue siendo necesario actualizar para que conserve su capacidad de respuesta (hay que saber que está viva y que es muy capaz, si la cuidamos).
5) Para poder ofrecer mejores soluciones (mejores que las del pasado, que ya no valen, y mejores que las que puedan ofrecer nuestros oponentes, anclados en el pasado o adaptados a otras coordenadas, peores).
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