Hay quien no compra fotos porque prefiere coleccionar libros de fotografía. Por el precio de una foto de Fontcuberta, por ejemplo, te puedes hacer con cien libros de fotógrafos de primera línea. De hecho, hay fotógrafos que producen antes para libros que para salas. La lógica de las series, por ejemplo, es antes libraria que otra cosa. Una foto de una serie está mejor en un libro, puesta en contexto, que colgada de una pared, por mucho que una foto segregada de una serie y colgada de una pared funcione a modo de recurso mnemotécnico de la lógica que enhebra como cuentas de un mismo collar a todas las fotos de la serie. Sea como fuere, lo cierto es que por lo que cuesta una buena foto te puedes comprar cien libros de colección.
De igual manera, hay coleccionistas que prefieren invertir antes en cien libros de artista que en un cuadro de, por ejemplo, Picasso. Lafuente es uno de ellos. Ojo no se puede negar que tenga.
Es un poco parecido a por qué en Cantabria hay tantos poetas (Fombellida, Alcorta, Tono... la lista es interminable) y tan pocos narradores (Rafael Pérez Llano, Álvaro Pombo, Alejando Gándara, Gloria Ruiz, Jesús Pardo y Gonzalo Calcedo, éste último no nacido aquí): porque un poema es un instrumento de posicionamiento social más eficaz que una novela: igual repercusión (incluso la poesía tiene un puntito elitista, si te vendes bien, del que carece la narrativa) a menor esfuerzo (si eres hábil juntando letras).
Parece que Lafuente quiere colocar su colección en la órbita pública, cosa de agradecer (aunque su interés no busque sustantivamente el beneficio de la ciudadanía), en particular, parece que la quiere donar al Ayuntamiento de Santander y que éste ha dicho que sí e incluso que le ha ofrecido la antigua sede del Banco de España, que en principio estaba comprometida para un centro de la UNESCO dedicado a arte paleolítico y que iba a ser, y me lo creo, una referencia mundial en la materia. Se va a primar el proyecto de Lafuente frente al de la UNESCO. ¿Por qué?
Empecemos por el principio:
El proyecto irrumpió en la agenda del Alcalde a través de un informe que la Fundación Santander Creativa encargó a la UC sobre infraestructuras culturales de la ciudad y que lideró Javier Díaz López, sociólogo unido por fuertes lazos comerciales con Lafuente (le ha publicado al menos un libro), intereses que no declaró (fatal). El informe no es más que una sucesión de ocurrencias (que no tienen nada de malo si no fuera porque quitan sitio a las necesidades reales, como la de fortalecer la red de bibliotecas municipales de Santander, por ejemplo, que el autor ni menciona) que conducen al proyecto estrella: la propuesta de Lafuente. Ésta le llegó al Alcalde el mismo día de la presentación del informe, ante el pasmo de todos, empezando por el del Director de la Fundación, en el Ateneo, hace meses. Desde entonces la pretendida necesidad identificada por el sociólogo (¿identificada o dictada?) no ha hecho más que crecer. Sin ir más lejos ayer mismo el Jefe de Redacción de El Diario Montañés, Guillermo Balbona, que va de transgresor, metía presión a favor del proyecto utilizando como excusa la presentación del informe de la UC, que, como hemos dicho, se produjo hace meses. Inaudito. Algo ganará. ¿Futuras primicias, tal vez, de un proyecto que él adivina seguro? Miserias de pueblo.
Lafuente lleva años generando discurso en torno a su colección, que si no lo era ahora sí es de referencia al menos nacional. El canon internacional se conocía, y Lafuente se ha hecho con él a través, imagino, de subastas, fundamentalmente. El nacional e iberoamericano no, y lo ha hecho él. No es que lo haya descubierto, es que lo ha hecho. Quien no esté dentro no existe (Colomer Vs. Cuende, por ejemplo). Este canon se consolida gracias a una red de críticos digamos que convencidos. Recordemos que Lafuente es propietario de Arte y Parte, entre otras, revista de arte donde publican los principales críticos del país, críticos que comisarían sus exposiciones en el ARTIUM, MAS, la Juan March, etc. La red está muy bien tejida. La mano es maestra. Tanto es así, que este verano el Secretario de Estado de Cultura, el santanderino Lassalle (de discurso tremendamente clasista), le ha ofrecido en público una Medalla de Oro al Mérito de las Bellas Artes por su labor. Puertas que se abren.
Mi opinión al respecto:
Si un particular quiere donar su colección a una institución tiene que ser a la correcta: en este caso, a la Biblioteca del Museo de Bellas Artes de Santander, que para eso está. Esta institución tiene que tener capacidad de elección: si no encaja en su línea de trabajo tendrá que decir que no y si encaja pero no tiene recursos, habrá que aumentar su dotación (seguro que es más barato que ocupar el antiguo Banco de España) o incluso pensar en la posibilidad de incorporar esta biblioteca a la Red de Bibliotecas Municipales y jugar con las sinergias. No podemos hacer saltar por los aires la lógica cultural de Santander, la pública, a la mínima de cambio, por muchos intereses particulares, y de peso, que haya por medio.
Si aparece un coleccionista de prensa ilustrada de los años veinte, ¿qué hacemos? ¿Y si el coleccionista es de tremendismo o de la Escuela Literaria Montañesa o de la Revolución del 34...?
Todo lo que se haga al margen de las instituciones ya existentes, con atribuciones claras (y flexibles), es ningunearlas, con el peligro que eso supone. Si se hace lo que un coleccionista adinerado dicta, al margen de la lógica ciudadana, estaríamos hablando no de patrocinio sino de imposición (ay, el Centro Botín, qué feo precedente).
Otra cosa es que Lafuente quiera comprar un edificio y montar algo por su cuenta, que es otra opción (no sería el primero, ni mucho menos). En este caso puede que haya entrado en contacto con el Ayuntamiento para decirles que qué le dan a cambio de instalar su Archivo aquí, en Santander, en lugar de, por ejemplo, en Madrid, a lo que puede que el Ayuntamiento haya hecho una oferta determinada, que podría incluir el edificio del Banco de España. Ahí ya no entro. Si entrara, le diría al Ayuntamiento que echara un órdago: ¿dónde si no aquí? Es Lafuente el que está necesitado, por mucho que su discurso haga ver lo contrario (gracias, Balbona).
Está en juego no una colección, no un museo o archivo, sino una infraestructura pública que ha llevado mucho tiempo y esfuerzo construir.
lunes, 1 de septiembre de 2014
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2 comentarios:
Un pequeño lapsus: en la primera mención del edificio del Banco de España se le llama 'de Santander'. Otro asunto: 'Arte y Parte' no es una revista 'tan' prestigiosa. Franc´se se libró de ella porque daba mucho trabajo ningún beneficio económico y no mucho prestigio. Lafuente la compró, dicen, barata, pero no ha conseguido entrar con fuerza en el mundillo, incluso ha perdido audiencia, por aquello que señalas den tu excelente artículo, sobre el limitado ámbito artístico que cubren las actividades de Lafuente. En todo caso, en cuanto a la donación, etc., se hará lo que diga la Fundación Santander Creativa, es decir, la parte de ésta que manda de verdad: Fundación Botín y Fundación Banco Santander.
Enhorabuena por este artículo en el que estoy bastante de acuerdo.
En cuanto a los primeros párrafos, esta mañana estuve hablando precisamente sobre ese tema con un fotógrafo reconocido de la ciudad. Un fotógrafo que tiene en marcha un proyecto de miniexposiciones desde hace años y que desaparecerá al finalizar el año. Su proyecto para los próximos va en consonancia con lo que dice.
Pero entrando ya en materia de las colecciones de Lafuente y su entorno. Ayer, leyendo el periódico no sabía si me había confundido de ejemplar y había cogido uno de hace meses, había pasado por el "Túnel del tiempo" antigua serie de televisión, y yo mismo me encontraba en aquellas fechas, o ante las numerosas críticas que tuvo el mencionado informe el autor o sus padrinos optaron por hacer una nueva versión que conciliara voluntades aunque nada había en el texto de GB que diera esa impresión.
En cuanto al futuro del mundo cultural expositivo de esta ciudad, no creo que tenga ninguna diferencia con el presente, con unas autoridades tanto locales como regionales que no saben ni les interesa y buscan el marketing donde deberían buscar la consolidación.
Con un conejal cuya trayectoria le define, un consejero al que la suya le desaredita y un director general al que no le afecta, qué quieres que se haga.
Comentas que en el informe no se menciona a las bibliotecas. Pero no dices nada de que en la gran creación para la cultura del Sr. de la Serna, el Anillo Cultural, deja fuera a las instituciones culturales municipales, a todas, y que en un pleno, en respuesta a una cuestión sobre esto de un partido de la oposición respondió que era cuestión de marketing.
En ese momento se desnudó todo, no hacen gestión, como deberían, se dedican al marketing, que como consecuencia traerá las múltiples deudas que arrastrará el Ayuntamiento con el mundial de vela.
Pero es que los ciudadanos de Santander no vivimos en una ciudad, vivimos en una smart-city, de manera que si no tienes un smart-móvil, y unas smart-necesidades careces de derechos, y en consecuencia, si insitimos en comer "natural" en lugar de hacerlo "virtual", quedaremos desnutridos, desasistidos y desprotegidos.
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