domingo, 7 de junio de 2015

Colindres

Hay un árbol que la salida de Colindres de la autovía deja a la derecha, en terreno tomado hace décadas a la ría.

A los que somos del pueblo no deja de sorprendernos la cercanía desde el coche, el árbol, al que se llegaba cruzando los huertos de detrás del cole, cuidando no desarmar los armazones de varas, las topografías de redes que protegían de los gorriones, los limonales, los kiwis.

La hierba alta y el escondite, el bocadillo de mortadela a la sombra del árbol, las garzas, las catiuscas con marea alta, la lluvia golpeando en las hojas, cayendo dos veces, el olor de la hierba secando en las hacinas.

Asomados por la ventanilla del coche, a los que somos del pueblo no deja de sorprendernos el no encontrar el camino.

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