viernes, 17 de enero de 2014

Nela, novela gráfica

A todos se nos ha pasado por alto la publicación en Astiberri de la novela gráfica Nela, adaptación al cómic de Marianela, de Galdós.

La historia es buenísima, de lo mejor de Galdós (dentro de lo poco que, lamentablamente, he leído de él) y está muy bien trasladada al cómic, me parece (a mí, que no tengo ni idea de cómics). Lo cierto es que se te ponen los pelos de punta casi a cada página que pasas.

El único "pero" es que los paisajes son más canarios que cántabros. A un lector cántabro ésto le saca un poco de la historia. Y es que los dos autores que están detrás de este cómic son canarios. Pero oye, los canarios han sabido reclamar la herencia de Galdós con más insistencia que nosotros, así que para ellos, justo es, y eso que Galdós, además de veranear aquí (concretamente en una casa de Reina Victoria de la que solo queda la placa, casa que ha sido sustituida por otra que es de una hija de Botín), además de eso, decía, localizó muchas de sus obras en Cantabria, como es el caso de Marianela, que radica en Socabarga (muy recononocible en Marianela pero apenas en Nela) y alrededores. Aun con todo, nuestro ambiente minero de finales del s. XIX es omnipresente.

Recuerdo ahora que la película rescatada por el CDIS sobre el Santander republicano (que recomiendo ver sea como sea) recoge una visita del Presidente de la República, me parece recordar, que sirvió entre otras cosas (además de para conocer la recién inaugurada Casa de Salud Valdecilla, por ejemplo) para firmar la donación a la ciudad de la casa y sobre todo de la biblioteca de Galdós. Donación o compra, no lo sé (no sé si habrá alguien que lo sepa). Lo cierto es que esos libros, sobre todo los libros, eran nuestros. Así lo firmó el Presidente del Gobierno de entonces, por mucho que después se le deslegitimara vía golpe de estado. Llegó poco después la Guerra Civil y todo se olvidó: la casa se tiró y los libros acabaron en Canarias, donde recientemente se ha inaugurado un centro de documentación dedicado a Galdós del que apenas se ha vuelto a oír hablar. Lástima de oportunidad perdida. Una más. Imaginad un centro de documentación en Reina Victoria con la biblioteca de Galdós, su correspondencia, dedicado al Realismo, al Regeneracionismo, al movimiento obrero, etc. No, mejor no os lo imaginéis. Por un motivo u otro ese centro de documentación, aquí, no podría existir nunca, imposible. Mejor un mal intento en Canarias que un fiasco más en Santander. Con Nela, lo mismo: más vale una buena novela gráfica que enluzca el sentido de Marianela que nada (porque nada es lo que se puede esperar de los cántabros, que ni siquiera sabemos que Galdós era también, además de todo lo demás, santanderino).

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