"El cacique del pueblo se llamaba don Andrés y no era político por ideas, sino más bien por conveniencia, para llenar sus arcas de dinero. Por fuera se asemejaba a los mercaderes de las viejas pinturas flamencas y por dentro también. Su casa era una tienda de dinero en la que se vendían duros a siete pesetas, y cuando se acercaba alguna víctima los labios se le encogían de alegría, como si le acariciaran las costillas. Pero en su rostro jamás brilló la sonrisa limpia de los hombres de bien. El comediante aquel era un hombre ruin que tenía a mucha gente apresada entre sus papeles y que, además de dar asco, metía miedo a cualquiera."
Del capítulo titulado "Las ilusiones marchitas de la tía Águeda se derrumban de nuevo por una chiquillada de Pedrito" de la novela Los dos de siempre (1934) en su primera edición en castellano de 1967.
Castelao fue caricaturista, escritor y político galleguista, además de doctor. Su obra literaria está declarada BIC (no sé a qué se espera para hacer lo mismo con Manuel Llano). Murió en el exilio. Traigo a continuación un extracto de su defensa del idioma gallego en el Congreso de los Diputados, año 1931:
"Esta política de asimilación y de hostilidad solo ha conseguido en tanto tiempo este pobre triunfo: que los niños de las escuelas gallegas crean que hablar castellano es hablar bien, y que hablar gallego es hablar mal. Por esto y por lo otro, el galleguismo es simplemente un caso de dignidad colectiva que ha resonado en el pecho de los intelectuales que tienen corazón, en el de los que pretenden suprimir la miseria cotidiana del vivir labriego y marinero, y en el de los que sueñan con llevar ideas y sentimientos nuevos a la corriente universal."
"El galleguismo es algo más que un partido político, y por ese algo más que tienen, es por lo que yo fui siempre galleguista, y de todos los problemas que interesan a nuestro partido, ninguno para mí tan importante como el que se refiere a la dignificación del idioma. Porque, Señores Diputados, si los gallegos aún somos gallegos, es por obra y gracia del lenguaje, porque un cultivo estético y científico de nuestra Lengua viene a ser la reconquista de todo cuanto tuvimos y porque, perdiéndose nuestro lenguaje, ya no nos quedaría ninguna esperanza de revivir."
Son varias cosas las que no comparto, como la presentación (elitista) de la labor intelectual (imprescindible, pero no más que otras, porque lo verdaderamente imprescindible es el concurso de todos, cada uno según sus capacidades) como prioritaria, el victimismo que paraliza (evitar el victimismo no es abogar por la desmemoria sino esforzarse porque se haga justicia) o la valoración de la lengua como quintaesencia. ¿En qué de acuerdo, entonces? En la necesidad de re-existir.
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