Salía el Ministro Illa del hospital con toda la comitiva y entraba yo, nos cruzamos. Fuera estaba esperando un puñado de personas con pancartas todas iguales, cortadas todas por el mismo patrón. En todas se arremetía contra el PSOE y se pedía la dimisión del Ministro en nombre de los hosteleros, sin que hubiera adscripción territorial alguna (supongo que estuvieran reutilizadas). Me fijé en las mascarillas que llevaban los manifestantes y más tarde confirmé en fotos de prensa que no faltaba la banderita española en ninguna. Su pinta de fachas era canónica, con esos abriguitos acolchados que llevan ahora y el pelo atusado.
Conclusión: que los manifestantes eran de VOX, de lo que se deduce: que la representación de la hostelería en Cantabria está penetrada por VOX, de hecho sus manifestaciones motorizadas siguen el esquema de las que pone en práctica sin respeto por nada ni nadie este partido político de la ultraderecha española.
Estos infiltrados están haciendo muchísimo daño a los hosteleros cántabros. Están haciendo que les cojamos tirria a todos. Yo que ellos trataría de poner freno. Les están utilizando de la forma más burda.
Hoy nos hemos desayunado con que los hosteleros cántabros (el presidente, ese canoso, se ha parapetado en el colectivo para no exponerse tanto) piden la dimisión de toda la plana mayor del PSOE en Cantabria porque se fueron a comer con Illa a la Filmoteca, buscando un espacio amplio y ventilado y respetando todos los protocolos.
Estaba claro que tras las primeras protestas más o menos vagas de estos infiltrados de VOX en la hostelería cántabra iban a pasar más pronto que tarde a pedir la dimisión del Consejero y de quien se tercie con tal de hacer daño. Esta comida de trabajo ha sido la excusa que han encontrado. Son de lo más cutre.
Al menos parece todo síntoma de que la presión se está relajando. Nos podemos permitir tonterías así. Aunque también pudiera ser síntoma de que los tontos se están creciendo. Hay que tener cuidado.
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