Hace doce años apuntaba la posibilidad de que el cántabro bura, "res con la cara oscura", derivara del latín BURERE, "quemar", aquí.
Es una palabra que siempre me ha llamado mucho la atención.
Hace poco leí que el castellano enfurruñarse, cuya segunda acepción es "encapotarse el cielo", podría derivar de una raíz indoeuropea que en origen significaría "hollín", de donde "tizne", aquí. Es una propuesta atractiva. Corrigiendo la primera entrada, el cántabro bura podría formar parte de esta familia. Y no solo, probablemente también el cántabro perru, "renacuajo".
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