El palacio es de hace tres siglos.
Se levantó de nuevas, no hay nada dentro
nada previo, digo.
Salieron a recibirnos a la puerta del jardín.
Amenazaba galerna
pero todavía no se había puesto a llover.
Las hojas de los árboles cardaban el viento.
Yo me había echado crema protectora por si el sol
pero no había, toda la mañana sofocado
en el salón imperial, en el oriental
amarillo el primero y rojo el segundo.
Se oían los portazos, la corriente.
El viento levantaba alfombras persas
de miles de euros, de miles de hilos
(no había sol y el ruido de las hojas
el ruido del jardín, ni sol ni charcos
había, el ruido parecía de lluvia)
las alfombras, las pisé todas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario