sábado, 6 de julio de 2019

Braquicéfalos

"Había nacido cuando el mundo se desprendía de las últimas lluvias del invierno: entonces había nacido, con las primeras luces de la primavera. Extensa y minuciosa, la crónica familiar observa que en aquellos días habían llegado las golondrinas: como una sorpresa o un milagro, decía. Y añadía: permanecerán con nosotros hasta la caída del tiempo. (...) Era pobre. (...) Ser pobre en sus días era no ser de cuna, no tener cuna, ni siquiera dónde reclinar la cabeza (...) Recordaba él mucho después, cuando todas las cosas eran ya narración, que los pobres de aquellos lugares solían acomodar a sus hijos reciennacidos en unos simulacros de cuna que allí llamaban escanillos, hechos de madera -especie de cóncavas naves-, donde los niños pasaban lo mejor de sus primeros pasos en este extraño mundo, y esa circunstancia -decía él, no sin ironía- había condicionado la forma de su cabeza, de cogote irremediablemente plano."

Fidel de Mier (Sopeña de Cabuérniga, 1937) en Exilios (Ilusario, 2015), pp. 11-12.

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