Llamé a mi padre desde el faro al atardecer y me dijo que él siendo niño había visto el rayo verde, que era el último del sol al ponerse y que salía por Liencres, que lo había visto desde su casa de El Alta, el horizonte a la vista, ahora no, todo bloques, que atendiera porque nunca se sabía, que no siempre salía, que dependía de no sabía qué, del viento, de las nubes o a saber, pero que él lo había visto
que si se repetía
ojalá también lo viera yo.
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