Fui a estirar las piernas a La Maruca y de camino pasé al lado de una casa en cuyo portal estaba sentado en una silla de plástico un señor mayor que parecía alicaído.
De frente venía una moto de reparto.
El conductor también parecía entre cansado y preocupado.
Cuando pasa a la altura de la casa dice "papa", gira el manillar, me aparto y se mete.
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