En una alacena de la cocina (es hombre, vive en Valle de Cabuérniga y tiene más de ochenta años) guarda los botes con las plantas y flores secas destinadas a distintos usos, que pueden ir desde culinarios hasta relacionados con la salud, cuando no una amalgama de ambos.
Nos dio a probar aju antusil o antuxil (que no sé cómo escribirlo), aquí. También tiene cardu l´arzolla, aquí. Tuvo junciana, esquilmada de nuestros montes por las farmacéuticas hace tiempo. La jurbia es veneno.
La de la foto es flor de saúgu, muy dulce, asegura, nos la da a oler y efectivamente.
En IKEA venden bebidas hechas a partir de esta flor. También hay yogures, si no estoy equivocado. En Cantabria por olvidar nos olvidamos hasta del nombre del árbol. Pero al menos que conste su uso tradicional entre nosotros.
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