jueves, 27 de diciembre de 2018

Jamón

Y allá que juimos a veer a los mís tíos Geñu y Camilín. Coméi un pocu jamón - asejaos ena cucina. Sí o sí, jamón. Y évati que no éramos pa pasalu de lu gordu que lu bían cortáu. Bebéi un pocu Kas, hom - insistían de la que barciaban el líquidu roju del botellu en vasu, quiciás al veemos ensin airi que alendar. Y nós bebiéndolo a trangullaas pa emburriar el jamón.

Bía tocaulis el jamón ena rifa del barriu. Si no ellos jamón de qué. Geñu tien alcordanzas de cría, de cuandu tinían marranos en casa. Camilín ni tan disiquiá.

Geñu recuerda durmir de cría ena salona de una casa de Cosío aparbalaa de bellotas, secando. Y que la mí güela tinía un abrigu que dicía ber cumpráulu col dineru de las avellanas. Qué más tindrían astrando aquellos sojáos.

Y es entonz cuandu mi vino a la mimoria que la mí madri diz que tien l´alcuerdu d´estar en San Sebastián, siguru que pa la herba, cumiendo pan, untu y un tacu jamón. Asina lu cumían daquella.

Coméi un pocu más, hom - y tan aína cumo espienzo a cuntalis daqui sucedios de la familia pa erviá-la sú atención, Raquel apaña´l cuchillu y lu jaz pizcatos pa que coja pol pasapán.

Ellos andan ya esdentaos. Caltienin el jamón pa las visitas. Lu abrierin solu pa nós.

9 comentarios:

Serrón dijo...

"Bía tocaulis" cudo esté bien.

Tengo dudas con "ber compraulu".

Serrón dijo...

Se nota un poco que a veces escribo en cántabro para intentar poner en circulación palabras, expresiones... Estos textos son también una especie de recurso mnemotécnico.

Anónimo dijo...

Te quería preguntar. Tengo en la mimoria haberte leído una referencia a una leyenda o cuento, creo que de Manuel Llano, sobre una especie de árbol de la vida, o especial, que cada quima representaba una cosa. El amor, egoísmo, etc. Sin embargo no consigo encontrar ningún tipo de referencia ni el relato por ningún lado. Quizá sólo sea una mala jugada de la memoria, pero por si me puedes sacar de la duda. Gracias.

Serrón dijo...

Me suena, pero ahora mismo tampoco yo caigo, lo siento... Hago uso del buscador y no lo encuentro.

Serrón dijo...

Creo que era un comentario que hizo Manuel Llano a una leyenda que no llegó a desarrollar. Quizá se encuentre en su obra periodística.

Anónimo dijo...

Muchas gracias

Serrón dijo...

Pero ojo con Manuel Llano. Si tienes acceso a su obra periodística (no está tan a mano como las novelas reeditadas por la Fundación Botín primero y Alfaguara después) encontrarás artículos que asustan, sobre todo en relación con las mujeres. No le idealicemos.

Anónimo dijo...

Lo encontré, efectivamente en la recopilación de prensa que se puede descargar en la web del Centro de Estudios Montañeses. En el tomo primero se llama "El Primer Árbol del Mundo"

En la Montaña hemos recogido dos tradiciones relacionadas con el pri-
mer árbol del mundo: la una pasiega y la otra Valdaliguense.
Una anciana de Condolías nos dijo hace algunos años que el roble fue
el primer árbol que dio sombra a la tierra. Era un árbol gigantesco que bro-
tó en un peñascal a la vera de un regato de aguas turbias. Tenía cinco ramas,
una para la fortaleza, otra para la virtud y otra para el amor. Las dos restan-
tes representaban al odio y a la avaricia.
Las hojas del roble tenían la virtud de curar todas las enfermedades y
de aplacar todos los dolores. Un gigante, maldecido por una "hechicera mila-
grera", que sesteaba cotidianamente a la sombra del árbol, arrancó a éste,
porque "la bruja de las limosnas y de las piedades" no escuchó sus querellas
amorosas.
La otra leyenda dice que el primer árbol fué el castaño. Había en aque-
llos lej anísimos tiempos unos duendecillos mal intencionados que perseguían
a las doncellas por los senderos serranos "atenazaos por el resabiu de los pe-
caos verdes".
Las doncellas perseguidas se encaramaban a las ramas del castaño y es-
grimiendo las "cañas" caían los "erizos" sobre los duendecillos, que huían
"sin arrecatarse" ante el "escozor" de los "pinchus encrespaos".
De esta manera -añade la tradición- Dios velaba por la honestidad de
las muchachas. La doncella que ante la persecución de los duendecillos no
buscaba la protección del árbol, era apedreada por los mozos y enterrada en
un muladar .. .
De esta leyenda se derivan otras harto pícaras, que hablan de viudas y de
mal casadas ...
M. LL.
La Región, 22-IV-1929.

Serrón dijo...

Great!

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