miércoles, 8 de mayo de 2019

Huellas de la Virgen del Moral en piedra

"En una de las zonas liminales existentes entre los valles cántabros de Iguña y Cabuérniga el mes de agosto se celebra una importante romería que tiene como territorio sagrado la ermita del Moral. Cuenta la leyenda que un toro de Quintana (valle de Toranzo) halló una imagen de la Virgen en la pradería del Moral. Una vez descubierta la Virgen se puso en pie y, después de mirar a todas partes, emprendió camino hacia Iguña por la senda de Cuchío, realizando tres paradas a lo largo del trayecto. En la primera dejó grabadas las huellas de sus pies, en la segunda se sentó a descansar y quedaron impresas en las piedras las nalgas y el sitio por donde extendió su manto, en la tercera se puso de rodillas y pidió protección divina para los ganados y la gente de la comarca, quedando sus rodillas señaladas en la roca. En honor a esta Virgen se construyó la ermita del Moral.".

De "La Virgen del Moral: Una romería de integración simbólica de límites" de Mary Roscales dentro de Rezar, cantar, comer y bailar: Rito, religión, símbolo y proceso social (Editorial Límite, 2004).

En la web del Ayuntamiento de Iguña se lee al respecto lo siguiente: "La leyenda antiquísima de la Virgen del Moral, dice que un toro escarbando en el suelo con la punta de sus astas, sacó de la tierra la imagen de la Virgen que allí estaba escondida. La bajaron, con gran solemnidad y devoción a una iglesia del valle, a la ermita de Santa Ana, pero la imagen volviose sola por tres veces a la braña solitaria, dando a entender, con esto, el deseo de ser allí venerada. Aún dicen las gentes que al subir la Virgen por Cuchío dejó huellas indelebles sobre las rocas, que a a su paso se ablandaron y recuerdan un sitio llamado Las Rodillas de la Virgen, donde los creyentes ponían las suyas y oraban, siguiendo después su camino hasta que poco antes de llegar al Moral se sentó a descansar dejando nuevamente su huella en una losa, es en este lugar donde decidió quedarse para siempre como guardiana de los valles de Iguña y Cabuérniga."

Tercera fuente:

"Se dice que la imagen de la Virgen estaba enterrada en Quintana de Toranzo y fue encontrada por un toro al escarbar la tierra. Se repite, pues, aquí la conocida leyenda del toro, que ya vimos en otras imágenes marianas. La Señora tomó vida, y quiso llegar a Iguña caminando por la senda del Cuchío, entre pindias breñas, para bajar al valle por el camino más áspero; tuvo que pasar el valle y a lo largo del camino, hubo de detenerse por tres veces: la primera se irguió sobre sus pies para contemplar el valle, dejando las huellas de éstos hincadas en la piedra; la segunda se arrodilló a implorar ayuda para los vecinos del valle, sus ganados y cosechas y para los animales salvajes que poblaban los montes aquellos, y quedaron esta vez impresas en la piedra sus sagradas rodillas. La tercera vez tomó asiento en una lastra, para descansar el camino, y al aselarse, sus posaderas y el vuelo del ruedo del manto quedaron grabados en la roca viva. Cuando llegó al Moral, allí quedó, entre valles señalando lindes, acaso para que los pueblos se hermanen por lo menos en el día de su fiesta."

De Santuarios Marianos de Cantabria (Centro de Estudios Montañeses, 1988) de Mª del Carmen González Echegaray.

Hay contradicciones entre las tres, no sé si por corrupción de la leyenda original o porque nunca hubo leyenda original sino distintas versiones paralelas todas igual de legítimas.

Dos reflexiones a vuela pluma: la primera, ¿están localizadas estas huellas -llamémoslas- pétreas (entiendo que al menos la última tendría que estar dentro de la ermita, si es que no la han enlosado tapando la huella, o en el entorno inmediato)?; la segunda, está por desarrollar una guía en varios idiomas con peregrinaciones de corto recorrido (lo que la trastermitancia es a la trashumancia) dentro de Cantabria, guía en la que se podría incluir ésta o la que une Cayón con Miera (una loba que llevó a una niña de un pueblo a otro sin dañarla, no está clara la dirección, niña que algunos vecinos asocian con la Virgen), entre otras, sin que sea necesario buscar ineluctablemente la ortodoxia católica, dado que este tipo de peregrinaciones tampoco es que sean enteramente ortodoxas, aunque sí que habría que descender al máximo detalle posible, pues si bien es cierto que la idea no es proponer una peregrinación al uso, o no necesariamente, tampoco se trata de cumplir un camino sin más. En Japón tienen algo parecido, tratado con mucha delicadeza, y es de consumo masivo.

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