miércoles, 21 de julio de 2021

Voces

Acababan de comprarlos: dos campanos a los herederos de un ganadero de Ontoria.

Estábamos sopesando nosotros su compra cuando se nos acercó un vecino y nos explicó:

que eran machu y hembra

(también dijo mujer)

que el campanu hembra era de sonido más finu y el macho más secu

agudo y grave, respectivamente

que cada uno por separado tenía su voz

que lo bonito era que emparejasen

que la pareja también tenía su voz

y que la voz de la pareja era la voz de la cabaña del ganadero, que generalmente no tenía dinero para más campanos.

Pedimos al vecino que los jorricara al unísono, que nos enseñara la voz de la pareja, la de la cabaña del ganadero de Ontoria fallecido, y sonaba preciosa. Se lo volvimos a pedir para grabarla, pero esta vez se puso nervioso y no lo hizo con tanta delicadeza como la primera, quedó desvirtuada, así que no voy a ponerla. Lo que sí, el sonido del campanu hembra, el que más le gustaba a él:


Como no teníamos dinero para comprar los dos, solo para uno, los dejamos, para no separarlos.

El vendedor quiso entonces vendernos una pareja de campanillas, de las de los carreteros, que tenía atadas con un lacito, pero el vecino nos dijo que en estos casos era más difícil encontrar la pareja porque al ser más antiguas se habían ido separando. Las dos eran de las de la cruz pero eran distintas y no sonaban bien juntas, aseguró.

Luego fuimos a casa de mi tía Maliuca en Cabuérniga, que era nuestro destino, y nos contó el día que nací yo:

que me oyó llorar

dijo, y que:

por la voz

es un niño.

Raquel rió.

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