Acababan de comprarlos: dos campanos a los herederos de un ganadero de Ontoria.
Estábamos sopesando nosotros su compra cuando se nos acercó un vecino y nos explicó:
que eran machu y hembra
(también dijo mujer)
que el campanu hembra era de sonido más finu y el macho más secu
agudo y grave, respectivamente
que cada uno por separado tenía su voz
que lo bonito era que emparejasen
que la pareja también tenía su voz
y que la voz de la pareja era la voz de la cabaña del ganadero, que generalmente no tenía dinero para más campanos.
Pedimos al vecino que los jorricara al unísono, que nos enseñara la voz de la pareja, la de la cabaña del ganadero de Ontoria fallecido, y sonaba preciosa. Se lo volvimos a pedir para grabarla, pero esta vez se puso nervioso y no lo hizo con tanta delicadeza como la primera, quedó desvirtuada, así que no voy a ponerla. Lo que sí, el sonido del campanu hembra, el que más le gustaba a él:
Luego fuimos a casa de mi tía Maliuca en Cabuérniga, que era nuestro destino, y nos contó el día que nací yo:
que me oyó llorar
dijo, y que:
por la voz
es un niño.
Raquel rió.
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