Pero hay una puerta a la que no han puesto vinilo porque hay un seto alto delante. Coincide con una cama. Se puede ver un poco sin necesidad de asomarse, basta con fijarse al pasar. No sé si oirán los pájaros desde dentro. De todas formas no es el tiempo del mirlo, el pájaro que anida entre nosotros y al que tomamos como compañero, él canta antes. En verano son las gaviotas las que traen sus quejas en la garganta.
Hay un chico joven desde hace unos días
en esa cama.
Lo acabo de ver ahora que vuelvo a casa.
Los pájaros recogidos.
De noche - apagan la luz
esa es la señal -
las siluetas de los sanitarios
enfundados, caminando
con las piernas arqueadas
- la piel rozada, agotados
cabreados -
como los marinos
en alta mar, haciendo frente
a las olas, sus siluetas
decía
siguen siendo blancas.
Vecino, amigo, hermano: que la vida te trate bien
tanto como ellos.
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