Son dejesas, responde.
Las dejesas son praos a los que el ganado no podía entrar de marzo a mediados de agosto, en concreto hasta Nuestra Señora, el 15 de agosto.
Son praos que se segaban y la hierba se transportaba hasta el pueblo, hasta Viaña.
Qué en carros, a cuestas lo bajaban.
Sus paredes son bajas y de piedras grandes. Tienen una sola hilada. Las vacas no pasan ni pueden asomarse dentro a pacer. De las garmas sacarían esas piedras y las llevarían con la pareja, cómo si no.
Algunas de estas dejesas tienen refugio. No son invernales. Los invernales son otra cosa.
El que vigilaba iba dando vueltas por dentro, evitando que entraran las vacas.
Cuando llega el 15 de agosto se apartan algunas piedras para que el ganado pueda entrar.
(A día de hoy se ven efectivamente piedras apartadas pero también lo que parecen pasos muy estrechos, quizá lo suficiente como para que no quepa el ganado, como, por otra parte, hemos visto que ocurre en Cueto, por ejemplo aquí).
Las dejesas no son seles, no, no, de ninguna manera. Los seles no tienen paredes. Los seles son donde acude el ganado a dormir y es donde está el pastor. Los seles son de los pueblos y cada pueblo tiene el suyo.
En los seles está la cabaña, que es distinta a la de las dejesas.
Casi treinta años he estado subiendo yo a Sejos.
Cuando venía el lobo salíamos agitando tizones. Si había gente no pasaba nada. Si no había nadie, entonces sí.
También se prendía fuego dentro de los árboles porque el humo espanta al lobo. También espanta a los jabalines. Cuando andaban por las tierras, por los maizales, se ponían ollos con telas ardiendo dentro para que ajumaran y así ahuyentar al jabalín.
Pero los praos esos que dices cerrados en el monte son eso, dejesas.
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