Un amigo me ha encontrado una perezosa que andaba yo buscando para mi madre desde hace años, detalle por el que le quedo muy agradecido. La perezosa es un bancu con mesa abatible. Mi amigo me advierte que este tipo de mesas son relativamente recientes, de mediados del s. XIX, cuando la gente empezaba a comer sola delante del plato. Antes se comía alrededor del puchero, por turnos.
Lo que no tengo muy claro es dónde estaba el puchero para que la gente pudiera ponerse alrededor y comer por turnos. El problema es la lumbre, el fuego: cerca quema, por mucho frío que haga. Así pues, ¿los comensales se acercaban, cogían su parte y se retiraban, era el puchero el que se retiraba, se posaba en algún tipo de soporte o, última opción, se servía el contenido en algún tipo de recipiente que se posaba en algún tipo de soporte para que los comensales se pudieran poner alrededor? Quizá todas las opciones sean buenas, es decir, que a todo sí pero en épocas diferentes o de acuerdo con diferentes tipos de cocina. No lo sé. Son estas cosas que de tanto oírlas ("se comía directamente por turnos") crees tenerlas claras pero que cuando te pones a pensar al detalle en ellas, por ejemplo para después escribir siquiera una línea (supongo que los que peor lo pasan sean los ilustradores, como Beivi), te das cuenta que te faltan eslabones.
Nunca he visto operativo un lar (con ele) de centro. Solo uno reutilizado en el portal de una casa de Bedicó, aquí. De hecho, hasta que apareció éste yo ni siquiera sabía de su existencia. Es de suponer que en los lares de centro el puchero pendía de los llares (con elle y en plural) o caramilleras que a su vez debían colgar de un brazo móvil o tuérzanu, elemento este último que permitía apartar el puchero de la lumbre (no me sale decir fuego) para no quemarse y, además de para cocinar cómodamente, para comer alrededor, si es que realmente hacía falta apartar el puchero de la lumbre para hacerlo. Tengo para mí que este tipo de cucina, si es que para este tipo se puede hablar de cucina y no sencillamente de lar (cucina viene del latín "cocer" mientras que lar significa en latín directamente "hogar"), es el más antiguo.
Luego está la cucina de pusiega, situada contra la pared, sin chimenea, también con tuérzanu. ¿Más fácil o más difícil estar alrededor? No sabría decir, si es que la pregunta es pertinente. Por cierto, la piedra que da nombre a este tipo de cucina, la horizontal, suele encontrarse a la puerta de las casas reconvertida en poyu. Creo que esos agujeritos que a veces encontramos en algunos poyos, por ejemplo en la natal de Augusto González de Linares en Valle, al lado del supermercado, son marcas asociadas de alguna manera a su antigua función (por demostrar) de lar. Para nuestro consuelo, pusiega (emparentada con puvisa, "pavesa") es una palabra que se sigue utilizando, por ejemplo en mi familia, para la repisa de la chimenea (este tipo de adaptaciones espontáneas - no sé si las, digamos, forzadas del cántabru son igual de legítimas; yo creo que pueden llegar a serlo - son clave para la supervivencia de la lengua).
Ignoro si la pusiega aparece en este punto o si ya la tenía el lar de centro. Convendría saber exactamente para qué servía la pusiega: para posar lo que fuera, seguro, pero como función secundaria. Apuesto a que servía sobre todo para controlar el fuego, las pavesas y el humo, en cuyo caso, dada la importancia de tales funciones, bien podríamos considerar la pusiega un avance respecto al lar de centro, si es que éste efectivamente no contaba con pusiega. Que el lar de centro no contara con pusiega, si es que era así, quizá podría deberse, y es pura conjetura, no a un fallo (que la cucina de pusiega vendría a resolver) sino a que este tipo de cucina estaba asociado a un tipo de casa desconocido, anterior al 1500, donde, desconozco la razón, no era tan importante controlar el fuego, las pavesas y el humo, o no de la misma manera que exigen las casas de tipología conocida (de la baja en adelante).
Después de la cucina de pusiega aparece la campana, entiendo que al principio amplia, para caber dentro, empequeñeciéndose de forma paulatina. ¿Debido a qué, esta reducción del volumen de la campana? Pues quizá a la generalización de las mesas.
Me dice el mismo amigo que otro amigo suyo ha encontrado una mesa baja de cucina, esta vez para él. Entiendo que este tipo de mesa - de concepción tan, permitidme, japonesa - es un paso intermedio entre dos formas de comer: colectiva y solitaria, en torno al puchero y frente al plato. La mesa baja es un tipo pensado todavía para la turnicidad, pero que avanza el elemento característico de la comida en solitario, si es que realmente la mesa baja asociada a la cucina se inserta en la cadena temporal del modo como he descrito, que pudiera ser que no, que, contrariamente a lo dicho, la mesa baja estuviera entre nosotros desde los tiempos del lar de centro.
La mesa baja de cucina, en fin, no sé si es una adaptación de la mesa alta de los pudientes o si es una derivación lógica interna, sea ésta de aparición temprana (lar de centro) o, como creo, tardía (tras la aparición de la campana que sustituye a la pusiega). Probablemente se trate de una mezcla de ambos factores, influencia exógena y derivación interna, si no de más que se me escapan.
Algunas mesas bajas presentadas en la Feria de Milán 2018:
Mesa LIQUEFY diseñada por Patricia Urquiola, aquí.
Mesa CARYLLON diseñada por Cristina Celestino, aquí.
Mesa INFINITY diseñada por Klaesson Koivisto Rune, aquí.
Mesa DAYTRIP diseñada por Marc Thorpe, aquí.
Mesa PLISSÉ diseñada por Mario Bellini, aquí.
Tenemos un potencial brutal que estamos desaprovechando, en último término, por falta de autoestima (inducida, pero ésto ya es entrar en política).
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6 comentarios:
Hablo un poco a ciegas pero mi impresión es que antiguamente, al menos en las casas de la gente humilde, la mayor parte por tanto, lo que habría sería este concepto de comer en las cocinas al lado de las lumbres en mobiliario "japo", por decirlo de alguna manera.
Solo las familionas tendrían estas mesas plegables, tambien en las cocinas.
Con el tiempo la gente empezaría a comer en mesa alta y se extendería ese modelo de pared o bien ya las mesas modernas como tal.
Los dos conceptos pueden ser interesantes para una neoarquitectora inspirada en elementos de ese tipo u otros como las trébedes. Las posibilidades combinatorias podrían ser graciosas y dar lugar a un estilo neorústico montañés.
Quizás -se me ocurre e igual no es tan barbaridá- que dado que la moernidad trae calafaciones alternativas a las nuevas casas... y que la tele ha robado la atención del fuego en las familias... lo mismo podemos hacer dos arreglos en uno si llevamos la tele a la altura del fuego y se vuelve a reunir al personal en mobiliario bajo a su redeor en media luna. De un zarpiazu:
- recuperas cercanía humana, muy relacionada con la recuperación de la necesaria comunicación familiar y con huéspedes.
- se recupera el concepto de cocina como espacio central de las casas en vez del moderno "salon-centralista (antiguamente los espacios que hoy toman las salas/comedores de las casas eran estancias vacías con poca función más que acoger velatorios... hoy externalizados para alimento de cuervos empresariales).
- recuperas, en el caso de que se quiera, en caso de casas bajas la apertura al visitante, al que le da un poco menos de corte meterse ahí que en un salón interior cada día más acondicionado para el aislamiento y la comodidad del individuos, todo muy "televisión-focalizado".
PD1: El tal amigu tuyu esi está esprimentau incluso para los bocetos. Lo mismo nos marca una nueva tendencia en interiores, que tien los demonios en la cabeza!!!
PD2: disculpas por el pajeo mental.
Comer era todos a la vez, la familia entera, los turnos eran para meter la cuchara ("la vez").
Directamente del puchero es difícil, hasta donde nos han contado sabemos que se "barciaba" la olla en un recipiente hondo (de madera, de barro, loza, esmaltado..) y se colocaba sobre "la mesa" que era baja y pequeña, para poder ser rodeada por los comensales, sentados a la altura de los tajos, sillas, sillos y (pásmese el orbe) en el suelo. Os recuerdo que hasta las bodas(donde se armaban mesas altas) se servía la comida en fuentes de "a cuatro" o seis. Esto se hacía cerca del fuego, formando una media luna en torno a él en invierno (luz y calor) y en el centro de la cocina en verano (luz que aún entra por la ventana y lejos del fuego).
La que entendemos hoy por mesa la había en muchas casas, se le llamaba "la mesona" o "la tablona" y su uso era muy esporádico,como era el caso de las bodas, recibir visitas o en ámbitos funerarios.
Muchos informantes marcan la guerra civil como la llegada de los platos individuales hasta las casas más humildes y de ahí la necesidad de un soporte más espacioso y el uso de una fuente para todos quedó relegado, aún a día de hoy, para las comidas fuera de la casa (en los prados,comidas de trabajos comunales,laboreos de tierras..).
Apa.
Es verdad, Apa, no había caído yo en esa cuenta. Esa forma de comer es la que se conservaba hasta hace relativamente pocos lustros en las faenas fuera de casa, por ejemplo siega en praderías... invernales o en las labores te temporada.
Todos comiendo de una misma fuente, incluso hasta compitiendo por la comida y el vino (en ciertos sitios le ponían una especie de pina a la bota - la "sisa"- para que saliera menor cantidad de vino, jaja).
Formas ya desaparecidas junto con estilos de vida acabados... por suerte para la mayoríal
Sí, por suerte, debían ser horrible estas comidas colectivas. Mucho mejor comer de taper en el "office" del trabajo, solo.
Abrazo a los dos.
En rialidá nu tan esapaicíu. Ena mí familia hai cosas asgaya que si comin enjuntu del mismu pratu, tanqui, perola u ricipienti (ensalás, filetis, croquetas, pimientás, albóndigas, pescáus... )
Supongo que cuando Estrabón decía aquéllo de que los antiguos cántabros comían en rueda se refería a ésto, a comer todos de una misma fuente por turnos, no a que la comida circulase de comensal en comensal, como se ha solido interpretar.
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