domingo, 22 de julio de 2018

La casa del Dr. López Albo

He sabido recientemente que el derribo de la casa de la familia del Dr. López Albo en Laredo, próxima al regato Madre que hace de frontera con Colindres, es inminente.

Debiéramos -y lo digo en primera persona del plural- conservar la casa primero por su alto valor arquitectónico. Tras las burradas cometidas en la época del desarrollismo, Laredo parece agotarse prestando atención prácticamente en exclusiva a la Puebla Vieja, y ni siquiera, porque se está cayendo. Ojalá el Ayto. de Laredo corrija el rumbo. La casa de los López Albo representa una muy buena oportunidad para hacerlo.

Y segundo por ser la casa de quien es, y lo digo no por el típico prurito erudito, sino porque realmente el Dr. López Albo fue una figura importante que sería conveniente explicar para incorporar a nuestra memoria colectiva (una memoria activa, que haga pueblo), máxime teniendo en cuenta el grave proceso de depuración al que fue sometido.

El Dr. López Albo perteneció al círculo del Dr. Ramón y Cajal, el Dr. Gregorio Marañón le propuso como Gerente de la Casa de Salud Valdecilla, institución que dirigió de 1929 a 1930 y de 1936 a 1937, impulsó la creación de la Universidad Vasca, hoy Pública del País Vasco, la de Cantabria en 1936, etc. Murió en el exilio mexicano. A otros que se quedaron, como al Dr. Gonzalvo, los mataron. Se marchó para salvar la vida. El mausoleo de la familia López Albo en el cementerio de Colindres permanece casi vacío:



Olvidarnos de él sería terminar lo que otros no pudieron.

Olvidarnos de él sería desecar la fuente de agua más cristalina.

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