viernes, 20 de julio de 2018

Sueños

Escribo a mi amigo V.G.E.:

"La otra noche soñé contigo. No exactamente contigo, sino con un cuadro tuyo que nos regalabas a Raquel y a mí. Lo poníamos en la pared que hace esquina con la chimenea (tenemos una en casa pero no funciona). Del cuadro recuerdo que estaba enmarcado con listones que no llegaban a cerrar porque estaban rotos y que de la parte baja del cuadro colgaban grumos como de cola blanca o silicona aplicada de forma basta, con brocha o alguna especie de pincel gordo. En el cuadro no recuerdo si era una cabeza de caballo (o yegua) o si era la luna que se iba convirtiendo en una cabeza de mujer, como en espiral. No me acuerdo de mucho más, lo siento."

V.G.E. responde:

"21 junio 2018

Estoy en casa de mi abuelo. He soñado más veces con esa casa. Aparece situada en la misma calle que otras veces, la calle en la que mi abuelo vivió realmente: Fernando de los Ríos. La casa, como suele ser habitual en mis sueños, aparece diferente, alterada, con habitaciones nuevas y distintas. Estoy en una de ellas con mi amigo M. que me muestra unas tarjetas-cartas escritas a mano; las coloca sobre una mesa en fila y me explica que son de gran valor. Pertenecían a mi abuelo y él las ha encontrado en algún sitio. También tiene un papel que es una especie de recibo, de etiqueta pequeña. Me dice que es un papel importante y que estaba por ahí perdido.

En la siguiente escena me veo entrando a esa casa y en la pared del pasillo veo que hay un papel enmarcado; está doblado el papel y la parte inclinada sobresale del soporte. Me acerco y veo que es el papel del que me había hablado M. -aunque pienso que tal vez no se trate del auténtico- pero que gracias a M. está ahí enmarcado y no se ha perdido."

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