Con Desmemoriados tuve un encontronazo porque montaron un concierto en La Vorágine a partir de la publicación de una trova sobre la Revolución del 34 en Cabuérniga (interesante sobre todo por lo que hacía ver que es un género vivo, abierto a la experiencia, como lo sigue siendo hoy) que terminó siendo un concierto de flamenquito: música cántabra actualizada (otros diríamos forzada) desde el flamenquito. O sea, un horror. Eso sí, no faltaba entre el público una antigua líder de Sección Femenina acompañada de un personaje metido en temas de memoria histórica dando palmas encantada.
En la discusión los de Desmemoriados argüían que la música cántabra, agarrada a la vida por un hilo de aire, un suspiro, que la música cántabra no es de nadie, decían, que quien quiera puede hacer con ella lo que quiera.
Y un cojón de pato, mira, ya estoy cansado.
Pero bueno.
Digo lo anterior porque hoy publican un artículo muy interesante, como todos los suyos, aquí, acompañado por una foto en la que aparecen todas las pegatinas del movimiento ecologista en Cantabria... menos las que están en cántabro, entre ellas una mítica que teníamos todos presente porque se puso realmente de moda: aquélla que decía "¿Inirgía nucliar? Nou, gracias, nou". Seguro que muchos la recordaréis.
¿Dónde está?
La desmemoria siempre queda para los mismos.
1 comentario:
Ojalá que todos los encontronazos que tenga Desmemoriados sean tan civilizados y que parezcan únicamente una disparidad de criterios (al menos a mi así me lo pareció). No obstante, creo que lo importante es que aquello no impida futuras colaboraciones. Un abrazo muy fuerte.
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