miércoles, 29 de septiembre de 2021

Las camas de Sejos

Dice el antiguo pastor de Barcenillas que las camas de los chozos de los puertos altos (Sejos) estaban hechas de varas de avellano (no entrelazadas sino posadas en paralelo, a güesu), un lecho de jurcinas largas y finas que resultaban de hacer mangos para la garaúja en el pueblo de Saja, que subían en sacos, y por último un lecho de juncos, que dice son calientes (cuando se secan se abren). Tres capas, entonces.

Las camas de los chozos de los puertos bajos (Montes de Saja) aprovechaban otros materiales del entorno. Incluían brezo, pero no recordamos más.

Cuando bajaba al pueblo dice el antiguo pastor que le costaba dormir en el colchón de lo duro que lo sentía.

El espacio destinado a cama dentro del chozu estaba delimitado por el tornapies, un tronco escuadrado que va de lado a lado, que también servía para sentarse a la lumbre, situada a la entrada (y el pastor señala a la izquierda).

Pongo a continuación fotos de lo que creemos es un tornapies de piedra en los restos de un chozu de un sel que está encima del pueblo de Barcenillas.

Vista lateral del chozu:


Vista desde la puerta:


Detalle de la piedra desde el espacio que ocuparía la cama, es decir, lo que vería el pastor acostado:


Insisto en que este tornapies, si lo es, sería una excepción, no sé si por el emplazamiento (hay mucha piedra pero también madera, no en vano al lado hay una plantación de pinos que lleva nombre de hayedo), por la tipología (sel próximo al núcleo de población, no es un sel de puertu), por su antigüedad (que este chozu sea de los más antiguos y la técnica varíe respecto a otros que han pervivido) o incluso por aprovechar una piedra que los constructores, los pastores pudieron considerar bonita, no lo sé. Puede incluso que no sea un chozu. En cualquier caso insisto en que la norma (a no ser que se demuestre lo contrario) es que los tornapies sean de madera.

El verbo tornar recordamos que significa hacer que algo o alguien desvíe su dirección natural. Por ejemplo un socallu sirve para tornar el viento, aquí (punto 2).

Los juncos puede que sean zarces, aquí.

Las jurcinas son las virutas. De un pretendiente decía despectivamente el padre de la novia que no sabía ni jacer jurcinas.

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