jueves, 12 de agosto de 2021

Las tardes sin el vecino

Le conocimos hará cinco años. Llamamos a su puerta de Herrera de Ibio y nos abrió en albarcas. Nos enseñó amablemente su casa.

Tiene el cuadru más claro que hemos visto hasta ahora. Un espacio diáfano con apenas un cajón de madera posado, la vivienda.

Por la cuadra se sube al pajar, con bocarón, y de éste se pasa al soberáu, sin acceso desde el exterior, que no es más que la parte de arriba del cajón, es decir, de la vivienda. Poco a poco hemos ido aprendiendo que las fachadas de las casas más antiguas que conocemos o sabemos reconocer se resuelven así, con solo tres vanos recogidos armónicamente en un lienzo de sillería (que no cubre necesariamente toda la fachada): acceso a la vivienda (a veces con ventanu asociado), la cuadra y el pajar.

Esta casa era especial porque conservaba una línea de dientes de sierra pintada marcando el perfil superior del lienzo de sillería, aquí.

Volvimos ayer.

Volvimos a llamar a su puerta pero esta vez no abrió nadie. Una vecina que pasaba nos dijo que había fallecido.

Se llamaba Chuchi Herrera.

Solía pasar la tarde sentado al lado del poste del portalón.

Los dientes de sierra de la fachada ya no están, los han borrado.

1 comentario:

Serrón dijo...

Otra casa de este tipo con pinturas es "Ca Chocolate" en Mazcuerras. No conozco más.

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