Recuerdo de crío que pretendieron encauzar el Saja a la altura de Sopeña, lo cual implicaba entre otros desmanes desbaratar el Pozu Coloráu.
Se le había hecho de noche haciendo la hierba en Los Midiajos. Empapado en sudor, bajó al pozo, se desnudó y se lanzó al agua desde una de aquellas rocas desprendidas del monte. Al salir cogió arena de La Lerona y se la echó al depósito de la pala excavadora que ya estaba esperando para acabar con el pozo al día siguiente.
Así nos lo contó Francis en una de aquellas noches en que venía a pasar el rato con nosotros.
El pozo sigue.
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