Imunía es una de las grandes cimas del Alto Asón.
Creo que presenta la raíz prerromana *MUNNO, "cima", de donde el vasco muñatz, con el mismo significado, o montañés moña, la mata de pelo que le nace a la vaca tudanca en la testa y que muchos pedimos al peluquero que nos la deje un poco larga, sobre todo cuando empezamos a tener entradas, como es mi caso. Es probable que los cántabros moña, "flor de maíz", y mona, "espiga de espadaña", tengan la misma etimología.
Lo verdaderamente llamativo del topónimo Imunía es que nuestro diminutivo romance /-ía/, equivalente al castellano /-illa/, se aplica con pleno sentido a la raíz prerromana, y digo que se aplica de forma coherente porque esta cima está al lado de otra mayor, Peña Lusa, que hace de Imunía una cima, efectivamente, menor.
El romance prolonga el significado de la lengua prerromana. Esta continuidad entre una lengua y otra certifica la continuidad de nuestra cultura: no hubo corte, no hubo ruptura, somos los mismos.
Imunía, la pequeña gran cima.
2 comentarios:
Creo que debemos desterrar la idea de que los cántabros hemos sufrido sucesivos cortes históricos que nos han convertido en un pueblo desarraigado.
Pasa como con el incendio de Santander del 41: que se supone que somos una ciudad sin pasado, que en el 41 empezamos de cero, pero no: tenemos pasado, tenemos casco histórico, lo que pasa es que es un pasado incómodo para los de la piqueta, que a fin de cuentas son los que mandan desde hace décadas.
Tenemos pasado y nos sentimos sus herederos. Si eso es ser "indigenista", vale.
"Mona: hinchazón de la planta del maíz, negra como el carbón, que sale en lugar de la panoja y que en las antiguas deshojas era como la panacea."
"El momento culminante [de la deshoja] era la aparición de la mona. El afortunado se encontraba con libertad [...] para dar un beso a quien quisiera, siempre y cuando no hiriera a quien lo iba a recibir. [...]
Hay una cuarteta muy expresiva [...]: "cogiendo mona en la mies, la mi galana yo vi, quiera Dios que en la deshoja, me pinte la cara a mí." La mona así descubierta la llevaría la moza en su refajo y la sacaría cuando le pareciera oportuno. Hay una frase a estos efectos: "el pintar la mona", que tiene relación con esto."
Las dos citas son del Anecdotario montañés (1987) de Antonio Bartolomé Suárez.
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