Es interesante, ahora que caigo, que en montañés soy se diga también ero.
Ero Alberto, ero Nel, ero Jisús, lo que sea.
Ero se construye sobre eres, es decir, el yo se construye a partir del él. Se me hace que esta circunstancia trasluce cierta subordinación a la comunidad, a lo que somos en los otros.
sábado, 30 de noviembre de 2013
viernes, 29 de noviembre de 2013
Reciclaje arquitectónico montañés
La casa tradicional montañesa no es solo la casa, sino también, y sobre todo, el pueblo. A todos los niveles. Por ejemplo, la cubierta a dos aguas tan característica lo es por los vecinos. Si no hubiera vecinos las cubiertas estarían resueltas, a buen seguro, de un modo menos anómalo (en cierto modo, los caseríos vascos, tan aislados ellos, asomados al hastial, son más eficientes en el aprovechamiento de la energía solar que las casas montañesas, con el balcón en el muro corto). Las goterás, que es la línea imaginaria que delimita la casa, las líneas que marca el agua de lluvia al escurrirse del tejado abajo (que existen aunque no llueva), las goterás, decía, se explican por los tejados, es decir, el propio límite simbólico de la casa, las goterás, depende de los vecinos, vecinos que condicionan la disposición de los tejados. Los tejados, por cierto, dibujan un paisaje más apreciado por los vecinos que el natural que les rodea (si es que un paisaje compuesto por brañas, invernales, helgueros, etc. se puede interpretar como puramente natural; dejémoslo en paisaje natural intervenido, a falta de una categoría dentro de lo natural más ajustada a nuestra realidad; el concepto de paisaje natural no deja de ser una importación de los grandes espacios vírgenes estadounidenses, noción de paisaje que se dejó notar, por ejemplo, en la creación de la categoría de Parque Natural, uno de los primeros de entre los cuales es el de Picos de Europa, en el que todavía hoy, según se ha podido leer hace escasos días en prensa, parece que sobran las personas y todo lo que de ellas depende, como es la explotación del ganado caprino, que ha dado nombre a pueblos tan adaptados al entorno como Cabrales, todo lo que de ellas depende, decía, de las personas, sin tener en cuenta que el propio paisaje tal y como lo conocemos y por lo que le valoramos depende de esas mismas personas). El urbanismo es, como vemos, una dimensión clave para entender las casas tradicionales montañesas.
Todas las casas de un pueblo montañés presentan elementos reutilizados de otras casas, sea un dintel, una saetera, una puerta, tejas, sillares, etc. El pueblo se está constantemente reformulando. En trescientos años una saetera ha podido estar en tres casas diferentes, por decir.
Las casas se caen y se levantan constantemente. Fijaos en la inestabilidad de sus hastiales, en su apariencia endeble. De hecho, hay una palabra para "la barriga" de las paredes, estado previo a su derrumbe: potra. Las paredes caen una y otra vez, al mismo ritmo que se levantan. Lo importante de las casas está dentro de las casas, su alma es la estructura de madera, tipo pérgola, que la aguanta por dentro (si me apuráis, las paredes son una carcasa que envuelve esta estructura básica interior, que es independiente de dicha carcasa, de modo que si ésta cae, el alma no se ve afectada), y también está afuera, su cara B está en el pueblo que dota a la casa de sentido. Que se caigan las paredes de una casa y que se arrase lo que queda en pie (la estructura interior de madera) es una anomalía según la lógica interna de los montañeses. Cuando ocurre (que ocurre muy a menudo, y cada vez más), es porque lo que está fuera ha fallado: ha fallado el pueblo. Lo que está dentro no ha fallado, el interior ha hecho lo que se esperaba de él: permanecer en pie. Si se me apura, también las paredes han hecho lo que se esperaba de ellas: caer, para volver a ser levantadas. Convertir la casa en un solar, arrasarlo todo es un fallo del pueblo, de la dimensión exterior de la casa (la que menos puede controlar el vecindario, hoy que las comunidades vecinales están desactivadas o, por mejor decir, que han sido desactivadas por los delegados de las élites de poder, restricciones que han llegado a su máxima expresión con las últimas reformas que eliminan de facto la capacidad de maniobra de los concejos o entidades herederas de éstos).
En este proceso constante de paredes que caen y se levantan, la reutilización de elementos arquitectónicos, como decía, es constante.
Decir, así pues, que una casa tiene quinientos años porque presenta una saetera es como decir que cafitucu o paragucas (que yo mismo utilizo con asiduidad) son dos palabras muy antiguas porque presentan el sufijo -ucu, que se dice es de origen visigodo, tan montañés. Importa más, permítaseme la expresión, el sentido de lengua que las palabras que se derivan de dicho sentido (más la gramática que el léxico, por poner un ejemplo grueso que no abandone el campo semántico de este párrafo).
Ir buscando saeteras por los pueblos montañeses es nada más que eso: ir buscando saeteras. No es ir fijando la cronología de las casas, ni ir identificando su tipología (por cierto, los montañeses identificamos casas bajas, por pobres, casas y palacios, nada de casonas; los eruditos locales han creído ver una tipología en lo que no era más que una forma de decir "casa grande"; además, me temo que de donde parte esta confusión es de Tudanca: de la casona, la casa más grande del pueblo, a la casona como tipología constructiva).
Quizá en nuestras casas, en nuestros pueblos, subyazca un valor que va mucho más allá del que le dotan los arquitectos o los historiadores a las piedras. Quizá nuestro valor esté más en lo que no se ve y que explica lo que se ve, quizá más en lo que nos hace ser que en lo que somos.
Todas las casas de un pueblo montañés presentan elementos reutilizados de otras casas, sea un dintel, una saetera, una puerta, tejas, sillares, etc. El pueblo se está constantemente reformulando. En trescientos años una saetera ha podido estar en tres casas diferentes, por decir.
Las casas se caen y se levantan constantemente. Fijaos en la inestabilidad de sus hastiales, en su apariencia endeble. De hecho, hay una palabra para "la barriga" de las paredes, estado previo a su derrumbe: potra. Las paredes caen una y otra vez, al mismo ritmo que se levantan. Lo importante de las casas está dentro de las casas, su alma es la estructura de madera, tipo pérgola, que la aguanta por dentro (si me apuráis, las paredes son una carcasa que envuelve esta estructura básica interior, que es independiente de dicha carcasa, de modo que si ésta cae, el alma no se ve afectada), y también está afuera, su cara B está en el pueblo que dota a la casa de sentido. Que se caigan las paredes de una casa y que se arrase lo que queda en pie (la estructura interior de madera) es una anomalía según la lógica interna de los montañeses. Cuando ocurre (que ocurre muy a menudo, y cada vez más), es porque lo que está fuera ha fallado: ha fallado el pueblo. Lo que está dentro no ha fallado, el interior ha hecho lo que se esperaba de él: permanecer en pie. Si se me apura, también las paredes han hecho lo que se esperaba de ellas: caer, para volver a ser levantadas. Convertir la casa en un solar, arrasarlo todo es un fallo del pueblo, de la dimensión exterior de la casa (la que menos puede controlar el vecindario, hoy que las comunidades vecinales están desactivadas o, por mejor decir, que han sido desactivadas por los delegados de las élites de poder, restricciones que han llegado a su máxima expresión con las últimas reformas que eliminan de facto la capacidad de maniobra de los concejos o entidades herederas de éstos).
En este proceso constante de paredes que caen y se levantan, la reutilización de elementos arquitectónicos, como decía, es constante.
Decir, así pues, que una casa tiene quinientos años porque presenta una saetera es como decir que cafitucu o paragucas (que yo mismo utilizo con asiduidad) son dos palabras muy antiguas porque presentan el sufijo -ucu, que se dice es de origen visigodo, tan montañés. Importa más, permítaseme la expresión, el sentido de lengua que las palabras que se derivan de dicho sentido (más la gramática que el léxico, por poner un ejemplo grueso que no abandone el campo semántico de este párrafo).
Ir buscando saeteras por los pueblos montañeses es nada más que eso: ir buscando saeteras. No es ir fijando la cronología de las casas, ni ir identificando su tipología (por cierto, los montañeses identificamos casas bajas, por pobres, casas y palacios, nada de casonas; los eruditos locales han creído ver una tipología en lo que no era más que una forma de decir "casa grande"; además, me temo que de donde parte esta confusión es de Tudanca: de la casona, la casa más grande del pueblo, a la casona como tipología constructiva).
Quizá en nuestras casas, en nuestros pueblos, subyazca un valor que va mucho más allá del que le dotan los arquitectos o los historiadores a las piedras. Quizá nuestro valor esté más en lo que no se ve y que explica lo que se ve, quizá más en lo que nos hace ser que en lo que somos.
martes, 26 de noviembre de 2013
Piques improvisados en verso
En Homero ya hay recuestas entre adversarios, combates dialécticos en verso. Hay un libro dedicado a este tema, un libro en inglés que recuerdo haber consultado en una de las bibliotecas de la UNED en Madrid. No creo que esté traducido al castellano.
En los orígenes del castellano también encontramos ejemplos: Revelación de un ermitaño (un descubrimiento; genial) y Disputa del alma y el cuerpo.
En Cantabria hay múltiples ejemplos que han pasado desapercibidos hasta el momento. Como tantas otras cosas. Por ejemplo, en los libros de Pedro Madrid las referencias a improvisaciones en verso son constantes, y la mayor parte de ellas se producen en contextos de enfrentamiento dialéctico entre dos o más personas. Yo mismo he vivido un combate entre hombres y mujeres en una boda en San Sebastián de Garabandal. En este mismo pueblo me han comentado que las mujeres bastianas se enfrentaban con las de otro pueblo, no sé cuál exactamente, por la propiedad de un monte, y que lo hacían en el propio monte. En Rebeldía, novela del año 1910, radicada en San Vicente de la Barquera, se recoge un concurso de improvisadoras (descubrimiento total). En Galicia a estos enfrentamientos se les llama regueifas. En Cantabria no sé si hay palabra para ello.
Mi madre me cuenta que mi abuela, de San Sebastián de Garabandal, respondió del siguiente modo a un mozo que la andaba picando:
"Llamásteme pera podre
y tu naranja podrida
la pera podre se come
y la naranja se tira."
Tiene sonsonete, pero no sé cómo plasmarlo.
Das una patada y salen mil ejemplos. Sería bueno que alguien se dedicara, al menos, a recogerlos todos, para tenerlos documentados. En una siguiente fase se podría hacer trabajo de campo. El tema lo merece.
En los orígenes del castellano también encontramos ejemplos: Revelación de un ermitaño (un descubrimiento; genial) y Disputa del alma y el cuerpo.
En Cantabria hay múltiples ejemplos que han pasado desapercibidos hasta el momento. Como tantas otras cosas. Por ejemplo, en los libros de Pedro Madrid las referencias a improvisaciones en verso son constantes, y la mayor parte de ellas se producen en contextos de enfrentamiento dialéctico entre dos o más personas. Yo mismo he vivido un combate entre hombres y mujeres en una boda en San Sebastián de Garabandal. En este mismo pueblo me han comentado que las mujeres bastianas se enfrentaban con las de otro pueblo, no sé cuál exactamente, por la propiedad de un monte, y que lo hacían en el propio monte. En Rebeldía, novela del año 1910, radicada en San Vicente de la Barquera, se recoge un concurso de improvisadoras (descubrimiento total). En Galicia a estos enfrentamientos se les llama regueifas. En Cantabria no sé si hay palabra para ello.
Mi madre me cuenta que mi abuela, de San Sebastián de Garabandal, respondió del siguiente modo a un mozo que la andaba picando:
"Llamásteme pera podre
y tu naranja podrida
la pera podre se come
y la naranja se tira."
Tiene sonsonete, pero no sé cómo plasmarlo.
Das una patada y salen mil ejemplos. Sería bueno que alguien se dedicara, al menos, a recogerlos todos, para tenerlos documentados. En una siguiente fase se podría hacer trabajo de campo. El tema lo merece.
Ajunoria / Junoria
L´ajunoria o junoria es en La Montaña cualquier lugar donde se descansa, sea un sofá, la sombra de un árbol, etc. Confirmado.
El sufijo -oriu, -oria suele aparecer en sustantivos procedentes del sufijo latino -orium añadido al tema de supino (en -t- / -s-) de una raíz verbal con el significado de "lugar de", como por ejemplo en oratorio (lugar donde se ora), velatorio (lugar donde se vela), observatorio (lugar donde se observa). ¿De dónde vendrá, cuál será el origen, cuál el significado del hipotético verbo montañés *jun- o *ajun-? Misterio... Uno más.
El sufijo -oriu, -oria suele aparecer en sustantivos procedentes del sufijo latino -orium añadido al tema de supino (en -t- / -s-) de una raíz verbal con el significado de "lugar de", como por ejemplo en oratorio (lugar donde se ora), velatorio (lugar donde se vela), observatorio (lugar donde se observa). ¿De dónde vendrá, cuál será el origen, cuál el significado del hipotético verbo montañés *jun- o *ajun-? Misterio... Uno más.
domingo, 24 de noviembre de 2013
Llares
Llares de un castro cántabro expuestos en el nuevo museo de prehistoria de Cantabria, en los bajos del mercado del Este. El museo merece una visita. Los domingos por la tarde es gratis.
Carras
Hace un tiempo me enteré de que a las barricas, al menos en Santander, se las llama carras.
[Carras en Bodegas Mazón, Santander]
En El Riojano venden vino Carrasmimbre, de Aranda de Duero. El logo ayuda a pensar en una posible relación entre la primera parte del nombre del vino, carras-, y las carras santanderinas.
[Carras en Bodegas Mazón, Santander]
En El Riojano venden vino Carrasmimbre, de Aranda de Duero. El logo ayuda a pensar en una posible relación entre la primera parte del nombre del vino, carras-, y las carras santanderinas.
Conversación al vuelo
Una pareja por la calle Hernán Cortés, ayer:
- ¡Que mi padre está vivo!
- ¿Sí?
- Me ha llamado esta mañana.
- ¿Sí?
- Me va a hacer un giro el lunes.
- ...
- ¡Que mi padre está vivo!
- ¿Sí?
- Me ha llamado esta mañana.
- ¿Sí?
- Me va a hacer un giro el lunes.
- ...
sábado, 23 de noviembre de 2013
jueves, 21 de noviembre de 2013
martes, 19 de noviembre de 2013
Arco iris
Me pasó en nuestro primer viaje juntos,
en Madrid,
por el Rastro, creo,
sonaba a todo trapo
en una tienda de vinilos.
Entramos y pregunté:
¿quiénes son?
...los Rolling.
Qué suerte tengo,
haberlos descubierto.
http://www.youtube.com/watch?v=PcYNUX0g4e8
Qué suerte,
a la luz de su arco iris.
en Madrid,
por el Rastro, creo,
sonaba a todo trapo
en una tienda de vinilos.
Entramos y pregunté:
¿quiénes son?
...los Rolling.
Qué suerte tengo,
haberlos descubierto.
http://www.youtube.com/watch?v=PcYNUX0g4e8
Qué suerte,
a la luz de su arco iris.
domingo, 17 de noviembre de 2013
Pajareta
Pajareta en Ruente. Si fuera en el Nansa se llamaría vargareta. En esta casa hay una inscripción con el año 1650.
Tan cerca, tan lejos
Ayer nos topamos con esta pared de dimensiones tan asombrosas:
En la esquina opuesta a la de las fotos está el acceso, con una casuca que no me encaja. En mi opinión podría ser la del guardés. No sé si habría otra adentro que ya no está o que todavía está pero que yo no he alcanzado a ver. La pared, sea lo que sea lo que haya o haya habido dentro, llama la atención.
Asociado a esta pared, a escasos metros, encontramos un camberón, que, recuerdo, es un camino hundido en el terreno. Es un tipo de vial que yo hacía propio de la alta montaña, imagino que porque siempre los he visto en el monte y esta circunstancia me ha hecho creer que solo los había en el monte sin reparar en que quizá también los había en la marina pero que no se han conservado o que quizá los sigue habiendo pero que yo no los conocía.
Esto es lo que se ve del camberón desde la carretera: nada, porque está hundido.
Y esto es lo que asombrosamente se ve volviendo la vista atrás:
Asociado a esta pared, a escasos metros, encontramos un camberón, que, recuerdo, es un camino hundido en el terreno. Es un tipo de vial que yo hacía propio de la alta montaña, imagino que porque siempre los he visto en el monte y esta circunstancia me ha hecho creer que solo los había en el monte sin reparar en que quizá también los había en la marina pero que no se han conservado o que quizá los sigue habiendo pero que yo no los conocía.
Esto es lo que se ve del camberón desde la carretera: nada, porque está hundido.
Y esto es lo que asombrosamente se ve volviendo la vista atrás:
lunes, 11 de noviembre de 2013
Aquí y allá
En una casa en Potes:
En Santa María de Lebeña:
En una casa de Potes (la misma de antes):
Foto tomada de internet al azar, buscando canecillo románico:
La iglesia románica de Lafuente presenta una solución en todo igual al ajedrezado del balcón de la casa de Potes. No digo en absoluto que balcón e iglesia pertenezcan a la misma época ni que el motivo geométrico tenga en ambos casos el mismo origen, pero sí que podría existir cierta relación entre uno y otro, aunque no sé cuál, solo la intuyo.
En Santa María de Lebeña:
En una casa de Potes (la misma de antes):
Foto tomada de internet al azar, buscando canecillo románico:
La iglesia románica de Lafuente presenta una solución en todo igual al ajedrezado del balcón de la casa de Potes. No digo en absoluto que balcón e iglesia pertenezcan a la misma época ni que el motivo geométrico tenga en ambos casos el mismo origen, pero sí que podría existir cierta relación entre uno y otro, aunque no sé cuál, solo la intuyo.
Cerramiento singular en lo alto de las viviendas
Pared liviana en Peñarrubia (Navéu):
Pared liviana en Lamasón (Lafuente):
Son un tipo de pared, quizá asociado a un uso concreto, poco frecuente, no sé si porque apenas se han conservado ejemplares o porque su difusión estuvo limitada a unos pocos valles. Se me hace que su mayor concentración pudo estar en Liébana, aunque no es más que una sospecha. Peñarrubia y Lamasón se encuentran en una de las vías de acceso tradicional a Liébana.
Representación tradicional del hogar
Este grabado de una casa...:
...apareció en esta puerta del barrio La Solana de Potes:
Por cierto, el nombre del barrio se debe a que está en una ladera soleada, no a que hubiera muchas solanas en él. De hecho, dudo mucho que en todo el barrio hubiera una sola solana, aunque sí balcones (no son lo mismo, contra lo que nos han hecho creer los libros). Empiezo a sospechar que las solanas son excepcionales y que son algo parecido a ésto (en el pueblo de Navéu, Peñarrubia, creo recordar, vista a lo lejos):
Un paisano montañés me dibujó una casa tal cual enseñaba a hacerlo la maestra de Puentenansa:
El parecido con el grabado de Potes es evidente. Es el modo como se representaba una casa, el hogar.
...apareció en esta puerta del barrio La Solana de Potes:
Por cierto, el nombre del barrio se debe a que está en una ladera soleada, no a que hubiera muchas solanas en él. De hecho, dudo mucho que en todo el barrio hubiera una sola solana, aunque sí balcones (no son lo mismo, contra lo que nos han hecho creer los libros). Empiezo a sospechar que las solanas son excepcionales y que son algo parecido a ésto (en el pueblo de Navéu, Peñarrubia, creo recordar, vista a lo lejos):
Un paisano montañés me dibujó una casa tal cual enseñaba a hacerlo la maestra de Puentenansa:
El parecido con el grabado de Potes es evidente. Es el modo como se representaba una casa, el hogar.
Las casas de tradición popular más antiguas de Cantabria
Creo que estas dos casas, hoy reconvertidas en cuadras (imagino; o quizá estén simplemente abandonadas), son las dos construcciones civiles de carácter popular más antiguas que se conservan en Cantabria. Están en el pueblo de Lafuente, en Lamasón. Y ahora, ¿qué hacemos con ellas?
Hace poco estuvo visitando este pueblo Ignacio Diego, nuestro Presidente, con toda la cohorte de la Fundación Botín, incluido el arquitecto Ruiz de la Riva, abanderado, al menos sobre el papel, de nuestra arquitectura tradicional. Ni las miraron. Pasaron de largo. ¿Por qué? Desconocimiento, imagino. ¿Habrá que hacer algo para remediarlo? ¿Habrá que informarles? ¿Será mejor olvidarnos de ellos y que la sociedad civil actúe por su cuenta?
No creo que tarden mucho en hundirse. O, en el mejor de los casos, que acaben siendo reconvertidas en segundas residencias en las que no quede ni traza de la vivienda original, como ha pasado en la tercera que está un poco más a la derecha y que no incluí en la foto (le han puesto un cartel donde pone "La cuadruca" o algo similar).
Lo que se supone que vino después es lo que se puede ver, aunque con dificultad debido a la mala calidad de la foto, en esta casa también de Lafuente: el alero se prolonga y da lugar a un portal con un cuartu del portal y, encima, la vargareta (o pajareta en Cabuérniga):
Hace poco estuvo visitando este pueblo Ignacio Diego, nuestro Presidente, con toda la cohorte de la Fundación Botín, incluido el arquitecto Ruiz de la Riva, abanderado, al menos sobre el papel, de nuestra arquitectura tradicional. Ni las miraron. Pasaron de largo. ¿Por qué? Desconocimiento, imagino. ¿Habrá que hacer algo para remediarlo? ¿Habrá que informarles? ¿Será mejor olvidarnos de ellos y que la sociedad civil actúe por su cuenta?
No creo que tarden mucho en hundirse. O, en el mejor de los casos, que acaben siendo reconvertidas en segundas residencias en las que no quede ni traza de la vivienda original, como ha pasado en la tercera que está un poco más a la derecha y que no incluí en la foto (le han puesto un cartel donde pone "La cuadruca" o algo similar).
Lo que se supone que vino después es lo que se puede ver, aunque con dificultad debido a la mala calidad de la foto, en esta casa también de Lafuente: el alero se prolonga y da lugar a un portal con un cuartu del portal y, encima, la vargareta (o pajareta en Cabuérniga):
Reciprocidades
"Los altos ejecutivos, de un banco y de cualquier otro lado, en suma, todos los que tienen poder, disponen de sistemas de reciprocidad que funcionan como relojes. Hoy por ti y mañana por mí, puede que sea una expresión popular, pero es sobre todo la ley de oro del management. En esos puestos todos acaban debiendo algo y todos acumulan sus carteras de deudores. en eso consiste el puesto y la cuota de poder correspondiente. Lo único que hay que saber es que son ellos los que eligen los favores y los favorecidos, y de nuevo esta elección se relaciona con el poder. ¿Qué podría obtenerse de un favor a Jesús del Pombo? ¿Sería lo mismo que de un favor al presidente del club de fútbol de la ciudad? ¿O a un concejal de urbanismo?" Tomado de Un amor pequeño, de Alejandro Gándara (Santander, 1957), editado por Anagrama en 2004, p. 87.
lunes, 4 de noviembre de 2013
Grafitis
Pintada sobre pintada en las escaleras del Hospital Valdecilla tras la pasada huelga de limpieza:
Me recuerda a un cuadro de Chillida, pero menos matizado. Es de lo mejor que he visto en esta ciudad. Será por involuntario.
A continuación una serie de grafitis madrileños. Son una selección de los que nos hemos ido encontrando este puente Raquel y yo en el transcurso de nuestros largos paseos. Los había más reivindicativos y más monos, más graciosos, con más colores, con texto, etc. Pero éstos son los nuestros:
Me recuerda a un cuadro de Chillida, pero menos matizado. Es de lo mejor que he visto en esta ciudad. Será por involuntario.
A continuación una serie de grafitis madrileños. Son una selección de los que nos hemos ido encontrando este puente Raquel y yo en el transcurso de nuestros largos paseos. Los había más reivindicativos y más monos, más graciosos, con más colores, con texto, etc. Pero éstos son los nuestros:
Miranda de Duero
En Miranda de Duero se habla el mirandés, una de las dos lenguas de Portugal, junto con el portugués. El mirandés es de la familia del astur-leonés. Las gentes que aparecen retratadas aquí hablan una lengua hermana de la nuestra. Pero la suya es cooficial. La nuestra... a la nuestra ni siquiera se le reconoce su existencia.
Quién debe a quién el qué
El Banco Santander está iniciando su desembarco en Estados Unidos. El pistoletazo de salida lo dió Botín de la mano del alcalde de Nueva York hace un mes. Quiere hacerlo aprovechando lo que ya tiene avanzado, en particular, su presencia en las principales universidades del país, además de mediante las técnicas habituales (ha contratado a Robert de Niro para su campaña de expansión). Como activos más sólidos tiene, como mínimo, Universia (más su saber hacer que el propio producto en sí), la Fundación Comillas en estado larvario (donde ya ha empezado a meter dinero, por lo que pueda pasar) y el Centro Botín, que se dedicará al arte y a la creatividad, que ya le ha servido para meter cabeza en, por ejemplo, la Universidad de Yale.
Hay una videogalería en mi barrio, Demolden, en el Sol, que realmente es una excusa para invitar a videoartistas de fuera que luego devuelven la cortesía al galerista, también videoartista, invitándole a sus propias galerías. Es un toma y daca del que se benefician ambas partes, el galerista y su invitado, que posteriormente se convierte en anfitrión del primero. Pues el Centro Botín, lo mismo: el Banco Santander ha encontrado en la creatividad una línea de trabajo que, metiendo dinero, puede interesar a muchas entidades con gancho en Estados Unidos (las universidades de prestigio, además de dar éso, prestigio, arrastran a mucha gente tras de sí). El Banco Santander necesita de un espacio de interlocución en el que formalizar estas relaciones. El Centro Botín es su apuesta.
Botín no da puntada sin hilo. El Centro Botín es en él una necesidad. No es un gesto de bonhomía. No es, como creen muchos (bueno, es mi opinión), su mausoleo (Botín no tiene ninguna intención de morirse pronto, y me parece sano que sea así). Además de servirle para desgravar, lo necesita para ganarse a muchos de los pesos pesados que le van a ayudar a consolidarse en Estados Unidos. No está hecho para nosotros. Está hecho para él. No me parecería mal si no fuera porque está levantado en un espacio público y porque nos lo ha vendido como otra cosa. Pero en peores nos hemos visto (me estoy acordando ahora del famoso campeonato de vela que interesa a cuatro pero que va a condicionar el presupuesto de todos los santanderinos durante años, y apenas nadie ha dicho nada, al contrario, al actual alcalde encima le votan).
La buena noticia (realmente lo anterior no es ninguna mala noticia, simplemente es) es que todo proyecto que enganche Banco Santander (ergo Santander) con Estados Unidos será presumiblemente bien considerado por Botín. A cuanta mayor escala, mejor. Es el caso de la Fundación Comillas, que nació muerta, pero que quizá tenga en este movimiento del Banco Santander una oportunidad para salir adelante, incluso de forma muy airosa. O de Valdecilla, hospital del que se dijo que ya tenía apalabrada una de las torres con no recuerdo qué hospital de referencia estadounidense. La puerta solo ha comenzado a abrirse. Es una oportunidad para editoriales, productoras... de Santander (o con sede aquí) que presenten proyectos inclusivos (ámbito hispanoamericano), con proyección en Estados Unidos y que tengan capacidad de maniobra (contactos, talento, ganas).
Es otra liga.
Hay una videogalería en mi barrio, Demolden, en el Sol, que realmente es una excusa para invitar a videoartistas de fuera que luego devuelven la cortesía al galerista, también videoartista, invitándole a sus propias galerías. Es un toma y daca del que se benefician ambas partes, el galerista y su invitado, que posteriormente se convierte en anfitrión del primero. Pues el Centro Botín, lo mismo: el Banco Santander ha encontrado en la creatividad una línea de trabajo que, metiendo dinero, puede interesar a muchas entidades con gancho en Estados Unidos (las universidades de prestigio, además de dar éso, prestigio, arrastran a mucha gente tras de sí). El Banco Santander necesita de un espacio de interlocución en el que formalizar estas relaciones. El Centro Botín es su apuesta.
Botín no da puntada sin hilo. El Centro Botín es en él una necesidad. No es un gesto de bonhomía. No es, como creen muchos (bueno, es mi opinión), su mausoleo (Botín no tiene ninguna intención de morirse pronto, y me parece sano que sea así). Además de servirle para desgravar, lo necesita para ganarse a muchos de los pesos pesados que le van a ayudar a consolidarse en Estados Unidos. No está hecho para nosotros. Está hecho para él. No me parecería mal si no fuera porque está levantado en un espacio público y porque nos lo ha vendido como otra cosa. Pero en peores nos hemos visto (me estoy acordando ahora del famoso campeonato de vela que interesa a cuatro pero que va a condicionar el presupuesto de todos los santanderinos durante años, y apenas nadie ha dicho nada, al contrario, al actual alcalde encima le votan).
La buena noticia (realmente lo anterior no es ninguna mala noticia, simplemente es) es que todo proyecto que enganche Banco Santander (ergo Santander) con Estados Unidos será presumiblemente bien considerado por Botín. A cuanta mayor escala, mejor. Es el caso de la Fundación Comillas, que nació muerta, pero que quizá tenga en este movimiento del Banco Santander una oportunidad para salir adelante, incluso de forma muy airosa. O de Valdecilla, hospital del que se dijo que ya tenía apalabrada una de las torres con no recuerdo qué hospital de referencia estadounidense. La puerta solo ha comenzado a abrirse. Es una oportunidad para editoriales, productoras... de Santander (o con sede aquí) que presenten proyectos inclusivos (ámbito hispanoamericano), con proyección en Estados Unidos y que tengan capacidad de maniobra (contactos, talento, ganas).
Es otra liga.
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