Ya nos había pasado otra vez, preguntar precio y mirarnos mal: los campanos no se venden, por nada. Esta vez fue en Lamiña. Es lo más preciado de un vaqueru. Representa su condición, lo que es. Es por este motivo, en último término, por lo que los campanos suelen estar marcados.
Éste es el marcu de Lamiña. Está dibujado por un paisano en la barra de la taberna con la tiza con que se echan las cuentas, que para esto también sirve.
viernes, 28 de febrero de 2020
Memorias de la Guerra de África escritas por militar (creo que) cántabro
Episodios de la campaña de Yebala (1924), aquí, es una especie de santoral militar escrito por Sigifredo Sáinz Gutiérrez, autor del que nada sé pero cuyos apellidos lo delatan, quiero creer, como cántabro.
jueves, 27 de febrero de 2020
Presentación de "Diario de opiniones" con columnas en cántabro
Presentación esta tarde a las 20 h. en la librería Estudio de Santander de Diario de opiniones 2020 con una selección de colaboraciones publicadas en eldiariocantabria.es durante 2019 entre las que destacan las de Raúl Molleda, que dará su visión sobre el cántabro.
Tipos de hierba
El otro día entramos a tomar un café en la taberna del pueblo de Valle y un paisano ya muy mayor estaba charlando con un vecino al que decía que la hierba "de la costa" lleva salitre, que "la de Castilla" se rompe enseguida y que la mejor sin duda es la hierba "de braña", que es además la que mejor huele (sabor, tacto y olor, además de vista).
No dijo nada de otros posibles tipos de hierba, como la de los prados que han penetrado la mies o la de las praderías emplazadas a media ladera.
miércoles, 26 de febrero de 2020
"El Diario Montañés" debe publicar en abierto toda noticia relacionada con el coronavirus en Cantabria
Todo contenido científico relacionado con el coronavirus se está publicando en abierto para que los resultados de las investigaciones se puedan compartir y sea más fácil encontrar una cura.
Los medios de comunicación generalistas tendrían que poner en abierto todo lo que publiquen en relación con esta enfermedad.
No se entiende que El Diario Montañés esté publicando con acceso restringido últimas noticias sobre el coronavirus en Cantabria, máxime tirando de contactos privilegiados. No pueden hacer negocio con este tema.
Los medios de comunicación generalistas tendrían que poner en abierto todo lo que publiquen en relación con esta enfermedad.
No se entiende que El Diario Montañés esté publicando con acceso restringido últimas noticias sobre el coronavirus en Cantabria, máxime tirando de contactos privilegiados. No pueden hacer negocio con este tema.
"El Zalcéu", fotos
He incorporado varias fotos en la entrada dedicada a "El Zalcéu", aquí. En concreto fotos de "El Zalcéu" mirando a "La Canalona" y a "La Cruz", fotos del camino y un par de ellas más de las obras de ingeniería popular que señalo en el texto. He asignado la etiqueta "texto corregido".
"La Basnaa" de Cabuérniga
Es mítico en Cabuérniga un camino conocido como "La Basnaa" que comunicaba Lamiña, concretamente su mies, con el valle, mítico por la dureza que se recuerda de su trazado, resuelto con una sucesión de tornos o zigzags.
Está hoy perdido pero lo encontramos.
De frente:
Desde el mismo punto, dejándolo a la espalda:
El monte que se ve a la izquierda es La Cruz. La siguiente foto está tomada ascendiendo los primeros metros de "La Basnaa", no se puede subir mucho más.
Coordenadas UTM:
X: 395.578,35
Y: 4.787.868,48
Es un camino tan en cuesta que los carros no podían utilizarlo. De ahí su nombre. Sabido es que la basna es como una narria, pero cuidado, no caigamos en simplificaciones porque la basna es un medio de transporte muy desarrollado, perfectamente adaptado, no es resultado de quitar a un carro las ruedas ni mucho menos. Donde mejor se ha estudiado es en Tudanca, aunque ya vemos que no es privativo de este pueblo.
De basna procede basnaa, camino propio de la basna. Hay más basnaas en Cantabria, por ejemplo en La Lastra (Tudanca), con "Basnaa Pendia". Se supone para el conjunto un étimo de origen celta.
Este camino más "L´Ataju", aquí, "El Paredón", aquí, y "La Cambera", que trataremos más adelante, están localizados en una misma pieza territorial, de hecho comparten ladera, a escasa distancia los unos de los otros y, lo que hace al conjunto único, cada uno es representativo de un tipo de camino distinto. Si se restauraran e interpretaran se podrían recorrer los cuatro en una misma mañana y aprender muchísimo. No puede haber mejor plan.
Está hoy perdido pero lo encontramos.
De frente:
Desde el mismo punto, dejándolo a la espalda:
El monte que se ve a la izquierda es La Cruz. La siguiente foto está tomada ascendiendo los primeros metros de "La Basnaa", no se puede subir mucho más.
Coordenadas UTM:
X: 395.578,35
Y: 4.787.868,48
Es un camino tan en cuesta que los carros no podían utilizarlo. De ahí su nombre. Sabido es que la basna es como una narria, pero cuidado, no caigamos en simplificaciones porque la basna es un medio de transporte muy desarrollado, perfectamente adaptado, no es resultado de quitar a un carro las ruedas ni mucho menos. Donde mejor se ha estudiado es en Tudanca, aunque ya vemos que no es privativo de este pueblo.
De basna procede basnaa, camino propio de la basna. Hay más basnaas en Cantabria, por ejemplo en La Lastra (Tudanca), con "Basnaa Pendia". Se supone para el conjunto un étimo de origen celta.
Este camino más "L´Ataju", aquí, "El Paredón", aquí, y "La Cambera", que trataremos más adelante, están localizados en una misma pieza territorial, de hecho comparten ladera, a escasa distancia los unos de los otros y, lo que hace al conjunto único, cada uno es representativo de un tipo de camino distinto. Si se restauraran e interpretaran se podrían recorrer los cuatro en una misma mañana y aprender muchísimo. No puede haber mejor plan.
martes, 25 de febrero de 2020
"El maeru" de Lamiña
En Lamiña de Cabuérniga el conceju se reunía en "el maeru" de "la casa del maeru". Es de suponer que antes lo hiciera a la sombra de su copa.
¿Que cuánto mide? Lo que varias porterías, nos explicaron.
Este maeru concejil, ya que no árbol, es de tal referencialidad y carga simbólica para los miñegos que los vecinos "del pueblu de abaju", que es como los de Lamiña se refieren a los de Barcenillas, tradicionalmente enfrentados, lo robaban cuando de alguna manera se esperaba que lo hicieran, dejándolo cruzado en la carretera que baja al valle. Como se hacía con El Judas por estas fechas en las que estamos, precisamente.
¿Que cuánto mide? Lo que varias porterías, nos explicaron.
Este maeru concejil, ya que no árbol, es de tal referencialidad y carga simbólica para los miñegos que los vecinos "del pueblu de abaju", que es como los de Lamiña se refieren a los de Barcenillas, tradicionalmente enfrentados, lo robaban cuando de alguna manera se esperaba que lo hicieran, dejándolo cruzado en la carretera que baja al valle. Como se hacía con El Judas por estas fechas en las que estamos, precisamente.
Dicen que "el maeru" apenas pesa. Nadie nos ha sabido decir de qué madera es. Pusieron unas pinas (en femenino, mayores que los pinos o tacos de madera que funcionan a modo de clavos) en los laterales para que no se lo pudieran llevar fácilmente.
A un lado, vacas hechas con palos. Al otro, comiditas. Ya no mugían, habían perdido su condición, y las comiditas estaban marchitas. Nos sentamos en "el maeru" al sol de una tarde que no calentaba pero que, como en una galería, tampoco dejaba que se fuera el calor de dentro.
A un lado, vacas hechas con palos. Al otro, comiditas. Ya no mugían, habían perdido su condición, y las comiditas estaban marchitas. Nos sentamos en "el maeru" al sol de una tarde que no calentaba pero que, como en una galería, tampoco dejaba que se fuera el calor de dentro.
lunes, 24 de febrero de 2020
Dejándose
Primer párrafo de la nota de prensa dedicada al carnaval de Lanchares de 2020: "La consejera de Educación, Formación Profesional y Turismo del Gobierno de Cantabria, Marina Lombó, ha apoyado este sábado, con su presencia, la celebración de la tradicional mascarada Los Zamarrones de Lanchares, en el municipio de Campoo de Yuso, que este año ha incorporado nuevos trajes y personajes."
Vecinos de Lanchares, no os dejéis.
Este domingo estuve charlando un rato con César, vecino de Silió y vijaneru, que me dijo: "Somos pobres pero independientes y esa independencia nos hace eternos". Viva La Vijanera.
Vecinos de Lanchares, no os dejéis.
Este domingo estuve charlando un rato con César, vecino de Silió y vijaneru, que me dijo: "Somos pobres pero independientes y esa independencia nos hace eternos". Viva La Vijanera.
Abejas rupestres en Las Aguileras
La braña Las Espinas o Jozcava (de las dos formas me han dicho) se asienta sobre una mole de roca pelada que se llama Peña Las Aguileras. En esta peña enjambran las abejas. Sabedores de ello, los vecinos de Cabuérniga y Campoo, que comparten la propiedad de este territorio, cataban la miel (que no significa probar, sino recolectar la miel) por kilos, descendiendo con cuerdas.
Los panales están a la altura de la cueva de Gullén, que se utilizaba para dar cobijo al ganado cuando nevaba, como si fuera un invernal, dicho tal cual por un paisano campurriano.
La miel se sabe que empezó a ser recolectada hace unos 9.000 años en Anatolia. Es una actividad que se expandió con la domesticación de plantas y animales. Esto no quiere decir que las abejas se domesticaran entonces. Solo que la deforestación provocada para obtener pastos y tierras de cultivo tuvo como efecto secundario la multiplicación de paisajes de sotos y flores que propició el avance de las abejas. Supongo que quepa distinguir una primera fase de explotación de circunstancias o de contingencia que más tarde fuera sustituida por un tipo de domesticación que todavía hoy sigue siendo, al menos entre nosotros, muy liviana, aquí y aquí, lo cual no quita para que se conserven formas de explotación primitivas, como ésta de Las Aguileras.
No es casual que las abejas de Las Aguileras estén en pleno paisaje de brañas, con Las Espinas o Jozcava encima, Gustandrán y Oceju enfrente, etc. Seguramente brañas y abejas sean coetáneas, sin que sepamos el origen de las brañas, todo hace pensar que prerromano, pese a que la palabra sea de probable origen latino (una palabra latina en sustitución de otra prerromana perdida, si acaso).
Seguramente la miel de Las Aguileras se aproveche desde entonces.
Es muy conocida la imagen de una persona valiéndose de una escala para coger miel, como en Las Aguileras, hallada en los años veinte del pasado siglo en la cueva de La Araña (Bicorp, Valencia).
El aprovechamiento de la miel de Las Aguileras responde a idénticas coordenadas que esta pintura rupestre de hace entre 8.000 y 5.000 años, por cierto, declarada Patrimonio de la Humanidad en 1998. Nosotros todavía somos capaces de explicarla, a esta pintura me refiero, de primera mano. Imaginaos la potencia cuando menos turística que tiene esta tradición nuestra. Tenemos un patrimonio inmaterial impresionante que no sabemos aprovechar.
Los panales están a la altura de la cueva de Gullén, que se utilizaba para dar cobijo al ganado cuando nevaba, como si fuera un invernal, dicho tal cual por un paisano campurriano.
La miel se sabe que empezó a ser recolectada hace unos 9.000 años en Anatolia. Es una actividad que se expandió con la domesticación de plantas y animales. Esto no quiere decir que las abejas se domesticaran entonces. Solo que la deforestación provocada para obtener pastos y tierras de cultivo tuvo como efecto secundario la multiplicación de paisajes de sotos y flores que propició el avance de las abejas. Supongo que quepa distinguir una primera fase de explotación de circunstancias o de contingencia que más tarde fuera sustituida por un tipo de domesticación que todavía hoy sigue siendo, al menos entre nosotros, muy liviana, aquí y aquí, lo cual no quita para que se conserven formas de explotación primitivas, como ésta de Las Aguileras.
No es casual que las abejas de Las Aguileras estén en pleno paisaje de brañas, con Las Espinas o Jozcava encima, Gustandrán y Oceju enfrente, etc. Seguramente brañas y abejas sean coetáneas, sin que sepamos el origen de las brañas, todo hace pensar que prerromano, pese a que la palabra sea de probable origen latino (una palabra latina en sustitución de otra prerromana perdida, si acaso).
Seguramente la miel de Las Aguileras se aproveche desde entonces.
Es muy conocida la imagen de una persona valiéndose de una escala para coger miel, como en Las Aguileras, hallada en los años veinte del pasado siglo en la cueva de La Araña (Bicorp, Valencia).
El aprovechamiento de la miel de Las Aguileras responde a idénticas coordenadas que esta pintura rupestre de hace entre 8.000 y 5.000 años, por cierto, declarada Patrimonio de la Humanidad en 1998. Nosotros todavía somos capaces de explicarla, a esta pintura me refiero, de primera mano. Imaginaos la potencia cuando menos turística que tiene esta tradición nuestra. Tenemos un patrimonio inmaterial impresionante que no sabemos aprovechar.
sábado, 22 de febrero de 2020
Líneas imaginarias a la vista
Los praos conceju están compuestos por parcelas sin propietario fijo, que se sortean cada año. El cierre es común. Todas las decisiones se toman entre todos.
El único que conozco en la cuenca del Saja es el de Sopeña de Cabuérniga, que está en La Cruz, aunque no sé exactamente dónde. Intuyo esté privatizado de antiguo y aparezca en los mapas con otro nombre. El resto, todos en el Nansa. El único que se mantiene vivo es el de Tudanca, un tesoro. A las parcelas las llaman brañas. No confundir con las brañas netamente ganaderas.
Compartiendo hábitat con los praos conceju están las praerias, donde las parcelas sí tienen propietario fijo. La pared sigue siendo perimetral, común. Su gestión también es colectiva. En Sopeña de Cabuérniga había una praeria en lo que hoy es el invernal de Chuchín y el pueblo de Valle tenía otra en el monte Rozalén. No conozco más en la cuenca del Saja, aunque por fuerza tiene que haber muchas tanto en la del Saja como en la del Nansa.
Las mieses están compuestas por parcelas conocidas como jazas. Son de propiedad privada, fija, como pasa con las parcelas de las praerias. El muro es también perimetral, común. Su gestión, lo mismo, colectiva: es entre todos los vecinos que se decide, por ejemplo, derrotar las mieses o abrirlas al ganado que baja del monte para que aprovechen libremente los restos de la cosecha de acuerdo con normas consuetudinarias recogidas tardíamente en reglamentos.
En todos los casos las parcelas, de propiedad fija o sujeta a sorteo, están delimitadas por líneas imaginarias cuyo reconocimiento mediante jisos u otras referencias más sutiles, sean antrópicas (emparentadas con las veceiras gallegas, aquí, por ejemplo los ramos que se ponían en las praerias) o naturales (al estilo de las referencias que tomaban los marineros en la costa para localizar los caladeros), condiciona la forma rectangular de éstas, pues es más fácil trazar líneas rectas en la cabeza que curvas, estando en todos los casos el conjunto recogido dentro de una pared común. Aprovechamiento individual, pues, sujeto a reparto o no, pero gestión colectiva.
No sé en qué momento empezaron a cerrarse estas parcelas, a privatizarse siguiendo una lógica protocapitalista o plenamente capitalista. Coincidirá en el tiempo con la aparición de los agreos, supongo, pues éstos responden al mismo resorte: la sustracción del común. Es muy llamativo en las mieses probablemente por haber sido éstas víctimas tempranas de la intensificación ganadera.
A continuación, foto de antiguo moriu a medio levantar prolongado en tiempos recientes con alambrada o estacáu.
Es un proceso todavía en marcha. El capitalismo muta pero la base sigue siendo la misma. Hoy se cierra por distintos motivos que hace un siglo, pero se sigue cerrando. No se quieren compartir las decisiones.
Las siguientes fotos están tomadas todas, lo mismo que la anterior, en la mies de Barcenillas. Parece que hubo una oleada de cerramientos que partiendo del pueblo o de la línea que traza la carretera avanza hacia el río. Hay una piedra hincada que parece marcar el límite de este avance, todavía hoy no rebasada. Es una piedra que está marcando una frontera mental, una piedra monumental, por tamaño y simbolismo. Si no estaba ahí de antes, la pusieron ahí por algo.
En la misma mies hay paredes que doblan en ángulos de noventa grados. Supongo que se produzcan al cerrar jazas, que ya dijimos que son cuadrangulares para el mejor reconocimiento de las líneas, de la cuadrícula. Con cantos rodados también se pueden construir ángulos, pero no, la tendencia parece que es resolver los cierres en ángulo con piedras rectangulares. No sé si es por influencia urbana, las esquinas de las casas, o porque hay algo ahí de antes, o dentro de nosotros, que conduce a cerrar los sitios donde convergen varias líneas con piedras cuadrangulares.
Se llega a intentar satisfacer la norma aunque sea mínimamente, como es el caso:
Otro ejemplo más:
A continuación cierre en ángulo con piedras rectangulares en el acceso a la mies de Urbina de Sopeña de Cabuérniga, es decir, en el mismo gozne entre casco y tierras:
Aclaro que los ángulos no son frecuentes en cierros que no sean éstos. Lo normal es que las paredes de las fincas sean curvas o rectas pero que resuelvan los cambios de dirección en curva. Las propias paredes perimetrales de praos conceju, praerias y mieses son así. Incluso dentro del pueblo, los güertos, alveolares. Los ángulos se me hacen posteriores. Es como si hubiera varias capas: los barrios en corro y los güertos por un lado, el gusto por la curva, y por el otro las calles y los cierres en ángulo.
Para terminar, se quieren adivinar alineamientos que trascieden las parcelas, así por ejemplo entre el santucu o humilladero de Barcenillas, un muriazu donde termina una pared que da la sensación de no estar terminada y dos jisos o hitos, uno moderno de hormigón y otro antiguo, que colindan con el camino desde donde está hecha la siguiente foto.
Esta foto también sirve para saber por dónde me he estado moviendo.
Son líneas que hay que saber verlas, es decir, mirarlas.
A simple vista no lo parece. Pero si se presta un poco de atención la gestión del territorio que queda a la luz es complejísima. No, mejor, es completísima, desciende a un nivel de detalle impresionante, no deja prácticamente nada al azar. Normal, son siglos y siglos afinando soluciones. A fin de cuentas, de ello dependía la vida. Es una pena que no estemos prestando la atención debida a este patrimonio también en extinción.
El único que conozco en la cuenca del Saja es el de Sopeña de Cabuérniga, que está en La Cruz, aunque no sé exactamente dónde. Intuyo esté privatizado de antiguo y aparezca en los mapas con otro nombre. El resto, todos en el Nansa. El único que se mantiene vivo es el de Tudanca, un tesoro. A las parcelas las llaman brañas. No confundir con las brañas netamente ganaderas.
Compartiendo hábitat con los praos conceju están las praerias, donde las parcelas sí tienen propietario fijo. La pared sigue siendo perimetral, común. Su gestión también es colectiva. En Sopeña de Cabuérniga había una praeria en lo que hoy es el invernal de Chuchín y el pueblo de Valle tenía otra en el monte Rozalén. No conozco más en la cuenca del Saja, aunque por fuerza tiene que haber muchas tanto en la del Saja como en la del Nansa.
Las mieses están compuestas por parcelas conocidas como jazas. Son de propiedad privada, fija, como pasa con las parcelas de las praerias. El muro es también perimetral, común. Su gestión, lo mismo, colectiva: es entre todos los vecinos que se decide, por ejemplo, derrotar las mieses o abrirlas al ganado que baja del monte para que aprovechen libremente los restos de la cosecha de acuerdo con normas consuetudinarias recogidas tardíamente en reglamentos.
En todos los casos las parcelas, de propiedad fija o sujeta a sorteo, están delimitadas por líneas imaginarias cuyo reconocimiento mediante jisos u otras referencias más sutiles, sean antrópicas (emparentadas con las veceiras gallegas, aquí, por ejemplo los ramos que se ponían en las praerias) o naturales (al estilo de las referencias que tomaban los marineros en la costa para localizar los caladeros), condiciona la forma rectangular de éstas, pues es más fácil trazar líneas rectas en la cabeza que curvas, estando en todos los casos el conjunto recogido dentro de una pared común. Aprovechamiento individual, pues, sujeto a reparto o no, pero gestión colectiva.
No sé en qué momento empezaron a cerrarse estas parcelas, a privatizarse siguiendo una lógica protocapitalista o plenamente capitalista. Coincidirá en el tiempo con la aparición de los agreos, supongo, pues éstos responden al mismo resorte: la sustracción del común. Es muy llamativo en las mieses probablemente por haber sido éstas víctimas tempranas de la intensificación ganadera.
A continuación, foto de antiguo moriu a medio levantar prolongado en tiempos recientes con alambrada o estacáu.
Es un proceso todavía en marcha. El capitalismo muta pero la base sigue siendo la misma. Hoy se cierra por distintos motivos que hace un siglo, pero se sigue cerrando. No se quieren compartir las decisiones.
Las siguientes fotos están tomadas todas, lo mismo que la anterior, en la mies de Barcenillas. Parece que hubo una oleada de cerramientos que partiendo del pueblo o de la línea que traza la carretera avanza hacia el río. Hay una piedra hincada que parece marcar el límite de este avance, todavía hoy no rebasada. Es una piedra que está marcando una frontera mental, una piedra monumental, por tamaño y simbolismo. Si no estaba ahí de antes, la pusieron ahí por algo.
En la misma mies hay paredes que doblan en ángulos de noventa grados. Supongo que se produzcan al cerrar jazas, que ya dijimos que son cuadrangulares para el mejor reconocimiento de las líneas, de la cuadrícula. Con cantos rodados también se pueden construir ángulos, pero no, la tendencia parece que es resolver los cierres en ángulo con piedras rectangulares. No sé si es por influencia urbana, las esquinas de las casas, o porque hay algo ahí de antes, o dentro de nosotros, que conduce a cerrar los sitios donde convergen varias líneas con piedras cuadrangulares.
Se llega a intentar satisfacer la norma aunque sea mínimamente, como es el caso:
Otro ejemplo más:
A continuación cierre en ángulo con piedras rectangulares en el acceso a la mies de Urbina de Sopeña de Cabuérniga, es decir, en el mismo gozne entre casco y tierras:
Aclaro que los ángulos no son frecuentes en cierros que no sean éstos. Lo normal es que las paredes de las fincas sean curvas o rectas pero que resuelvan los cambios de dirección en curva. Las propias paredes perimetrales de praos conceju, praerias y mieses son así. Incluso dentro del pueblo, los güertos, alveolares. Los ángulos se me hacen posteriores. Es como si hubiera varias capas: los barrios en corro y los güertos por un lado, el gusto por la curva, y por el otro las calles y los cierres en ángulo.
Para terminar, se quieren adivinar alineamientos que trascieden las parcelas, así por ejemplo entre el santucu o humilladero de Barcenillas, un muriazu donde termina una pared que da la sensación de no estar terminada y dos jisos o hitos, uno moderno de hormigón y otro antiguo, que colindan con el camino desde donde está hecha la siguiente foto.
Esta foto también sirve para saber por dónde me he estado moviendo.
Son líneas que hay que saber verlas, es decir, mirarlas.
A simple vista no lo parece. Pero si se presta un poco de atención la gestión del territorio que queda a la luz es complejísima. No, mejor, es completísima, desciende a un nivel de detalle impresionante, no deja prácticamente nada al azar. Normal, son siglos y siglos afinando soluciones. A fin de cuentas, de ello dependía la vida. Es una pena que no estemos prestando la atención debida a este patrimonio también en extinción.
viernes, 21 de febrero de 2020
Enfoquemos
Primero fracasó la declaración de los Montes de Pas (por aquel entonces no decíamos Valles Pasiegos, marca netamente turística) como Patrimonio de la Humanidad dentro de la categoría Paisaje Cultural porque tras una primera formulación interna, técnica, el proyecto se puso en manos de gente que lo desvió apostando todo a favor del componente natural, que se desveló insuficiente. No guardo rencor. Ahora tampoco ha salido adelante el proyecto de Reserva de la Biosfera. En fin, creo llegado el momento de retomar el primer proyecto, el original. Pero eso es algo que depende, sí o sí, de los pasiegos. Sin ellos, nada. Y ahora mismo no sé si tendrán ganas de seguir dando vueltas a este asunto, máxime con tantos gestores por ahí pululando. Quizá haya que esperar un poco a que se enfríen los ánimos. O no, si hay suficiente masa crítica. Pero, como decía, creo que la clave está en poner el foco de nuevo en el componente paisajístico, que es resultado del encuentro entre cultura y medio ambiente, precisamente la principal fortaleza de los Montes de Pas.
jueves, 20 de febrero de 2020
Arco efímero montañés levantado en Santander el año 1901
Los vascos celebran bienvenidas que confieren al que se la brindan cierto prestigio. Son los ongi etorri. No sé de dónde provendrán. No sé si son una reinterpretación de algún tipo de festejo del pasado o si es una creación actual. Los vascos por lo general ésto lo tienen asumido: siendo ellos, es. No hace falta justificarse.
Nosotros también celebrábamos bienvenidas de prestigio. Aparecen recogidas en la obra de Manuel Llano, por ejemplo. Solían acompañarse de arcos efímeros.
Hay muchas imágenes de arcos en Cantabria, sobre todo en conmemoración de visitas de autoridades. De hecho un amigo y yo presentamos hace tiempo un proyecto en el Colegio de Arquitectos de Cantabria para la catalogación de las imágenes de arquitectura efímera, y este tipo de arcos lo son, localizadas en Cantabria: Santander y Torrelavega, fundamentalmente.
Los arcos solían ser de gremios y su iconografía aludir a la profesión, por ejemplo toneleros, o ser vegetales.
Pero he encontrado una foto de 1901 en la que el arco es montañés. Transmite un carácter desbordante. Y en mitad de la capital. Es un caso único, precioso.
Nosotros también celebrábamos bienvenidas de prestigio. Aparecen recogidas en la obra de Manuel Llano, por ejemplo. Solían acompañarse de arcos efímeros.
Hay muchas imágenes de arcos en Cantabria, sobre todo en conmemoración de visitas de autoridades. De hecho un amigo y yo presentamos hace tiempo un proyecto en el Colegio de Arquitectos de Cantabria para la catalogación de las imágenes de arquitectura efímera, y este tipo de arcos lo son, localizadas en Cantabria: Santander y Torrelavega, fundamentalmente.
Los arcos solían ser de gremios y su iconografía aludir a la profesión, por ejemplo toneleros, o ser vegetales.
Pero he encontrado una foto de 1901 en la que el arco es montañés. Transmite un carácter desbordante. Y en mitad de la capital. Es un caso único, precioso.
Agradecimiento a las organizaciones ecologistas cántabras
Me ha llegado que desde el PSOE de Cantabria se apoya la iniciativa que pretende que la relación entre el profesional sanitario y el paciente sea declarada Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO. Me parece perfecto.
Pero en Cantabria el principal patrimonio colectivo de carácter inmaterial a proteger es la labor que desempeñan las organizaciones ecologistas. Gracias a los ecologistas se ha puesto freno a dislates sin nombre, por ejemplo el fallido plan eólico de hace diez años, a cuyos responsables, muchos todavía hoy en activo, se les ha olvidado que entonces decían que los críticos eran unos pijos, en alusión a los ecologistas, a los que les molestaba la fealdad de los molinos en la bahía, como si todo no fuera más que una cuestión estética: y sí, la estética es importante, pero no lo más: lo que más preocupaba era que el plan al completo fuese ilegal, como luego se demostró que era. Por eso se paró en los tribunales.
Aquéllos que llegaron a vaciar las arcas de su propio partido hasta tal punto que incluso han tenido que vender su sede para poder pagar las deudas.
Ellos pensaban en la gente, decían.
Ahora los ecologistas han parado las obras del súper puerto de San Vicente de la Barquera. Ante la confusión provocada por las autoridades (están empezando a manejar la participación ciudadana a su antojo) los ecologistas han tirado a derecho y se ha demostrado que una vez más tenían razón.
Gracias, Ecologistas en Acción.
Gracias no solo por lo que habéis conseguido en San Vicente de la Barquera, sino también por demostrar que os podéis acoger a ayudas del gobierno y aun así permanecer combativos. Los gestores de esas ayudas también os deberían estar agradecidos porque les estáis salvando los muebles, no sé si son conscientes. Probablemente no.
Gracias también a ARCA. Más duros, más firmes. Referentes en todo. Menos mal que supieron corregir disidencias internas que no eran más que cohabitaciones externas.
Gracias a la Asociación RÍA, por poner el horizonte tan lejos y aún así alcanzarlo; a la Fundación Naturaleza y Hombre, por tenerlo todo ganado y aún así seguir buscando pelea; a la Asociación MUR, a la SEO, etc.
Nuestro mejor patrimonio.
Pero en Cantabria el principal patrimonio colectivo de carácter inmaterial a proteger es la labor que desempeñan las organizaciones ecologistas. Gracias a los ecologistas se ha puesto freno a dislates sin nombre, por ejemplo el fallido plan eólico de hace diez años, a cuyos responsables, muchos todavía hoy en activo, se les ha olvidado que entonces decían que los críticos eran unos pijos, en alusión a los ecologistas, a los que les molestaba la fealdad de los molinos en la bahía, como si todo no fuera más que una cuestión estética: y sí, la estética es importante, pero no lo más: lo que más preocupaba era que el plan al completo fuese ilegal, como luego se demostró que era. Por eso se paró en los tribunales.
Aquéllos que llegaron a vaciar las arcas de su propio partido hasta tal punto que incluso han tenido que vender su sede para poder pagar las deudas.
Ellos pensaban en la gente, decían.
Ahora los ecologistas han parado las obras del súper puerto de San Vicente de la Barquera. Ante la confusión provocada por las autoridades (están empezando a manejar la participación ciudadana a su antojo) los ecologistas han tirado a derecho y se ha demostrado que una vez más tenían razón.
Gracias, Ecologistas en Acción.
Gracias no solo por lo que habéis conseguido en San Vicente de la Barquera, sino también por demostrar que os podéis acoger a ayudas del gobierno y aun así permanecer combativos. Los gestores de esas ayudas también os deberían estar agradecidos porque les estáis salvando los muebles, no sé si son conscientes. Probablemente no.
Gracias también a ARCA. Más duros, más firmes. Referentes en todo. Menos mal que supieron corregir disidencias internas que no eran más que cohabitaciones externas.
Gracias a la Asociación RÍA, por poner el horizonte tan lejos y aún así alcanzarlo; a la Fundación Naturaleza y Hombre, por tenerlo todo ganado y aún así seguir buscando pelea; a la Asociación MUR, a la SEO, etc.
Nuestro mejor patrimonio.
miércoles, 19 de febrero de 2020
Obras de ingeniería popular en Cabuérniga y el necesario (y tradicional, muy nuestro) respeto al entorno
El Paredón de Cabuérniga termina en las estribaciones del monte. No deja paso, tienes que saltar del lado del municipio de Ruente o del lado del municipio de Cabuérniga, ambos en el Valle de Cabuérniga. Esta construcción es, pues, además de escollera y camino en altura, una frontera.
Del lado cabuérnigo los prados reciben el nombre genérico de El Zalcéu, "la sauceda" en castellano.
La de arriba es El Zalcéu dijendo a La Canalona y la de abajo El Zalcéu dijendo a La Cruz.
Los prados de El Zalcéu tienen una zona de contención que es medio prado medio monte, preciosa. Las paredes que colindan con el monte son considerables, algunas parecen verdaderos encofrados.
En los prados por lo general no suele haber árboles, lógicamente, exceptuando algunos que se dejan crecer (porque no hacer nada es también una decisión) o se plantan para protegerse y proteger al ganado de las inclemencias del tiempo, no solo del sol, y supongo que también para que el ganado ramonee. En los prados que están frente a Barcenillas, del otro lado de la carretera, los árboles me parece que incluso están alineados. Pero en torno a la pared perimetral es otra cosa. Es frecuente ver en los prados próximos al monte cómo los árboles del borde, del lado del monte, dejan caer sus ramas en forma de dosel por encima del perímetro del prado, supongo que porque los animales comen las hojas y provocan esa forma. Y hay prados, como éstos de El Zalcéu, que dejan paso a los árboles, creando una zona intermedia, una zona de contacto, como decía, muy bonita. Esta última opción no sé si es muy frecuente. Supongo que en los últimos tiempos los árboles estén saltando del lado del prado por desatención de los propietarios, en general. Pero en éstos de Cabuérniga me parece que la explicación es otra. No sé si será extrapolable a otros casos. Y es que en El Zalcéu se ve que se han tomado de antiguo (los antiguos, con los que todavía se conserva el vínculo mental, aunque cuando ya no se entienda el porqué de las decisiones que tomaron imagino que se pierda este vínculo, su memoria) una serie de decisiones, decía, tomadas por los antiguos, relacionadas con la gestión del agua impresionantes.
En general, las corrientes que bajan del monte se han reconducido nada más tocar el prado en paralelo a las estribaciones del monte en dirección a El Paredón y el río, aprovechando la caída del terreno.
Que este espacio de transición era un espacio de contención respecto al monte lo decíamos al principio. Ahora a lo mejor tenemos que añadir que también es un espacio destinado a la gestión del agua. Es capa sobre capa. Los árboles estarían jugando ahí un papel probablemente relacionado con la compactación del terreno.
Por encima de esta zona de transición, ya del lado del monte, hay un camino muy bien trabajado aunque hoy prácticamente perdido.
Este camino paralelo al río se topa con lo que parece un toral, aquí, que baja en perpendicular.
Oriente, foto tomada desde el toral, encima:
Occidente, tomada igual que la anterior:
Es el espacio cubierto por bosque autóctono flanqueado por pinares que se aprecia en la siguiente foto:
No es la primera vez que encontramos algo parecido, incluso en esta misma falda del monte, aquí.
Los torales sabemos que se han empleado tradicionalmente como vías. De hecho son fundamentales para pasar de valle a valle, por ejemplo La Balsemana entre las rías (con el significado cántabro de cuenca hidrográfica) del Saja y el Nansa.
Este toral cabuérnigo está en su lado oriental reforzado con paredes y se ha abierto un pequeño canal para el paso del agua.
Pero en su lado occidental tiene una obra impresionante.
Ésta es la profundidad media en la desembocadura:
A medida que se asciende:
La foto anterior es del lecho del canal, está hecha en vertical. La siguiente está hecha desde dentro.
Termina sumiéndose en el monte, creo, no pude seguir:
Impresiona el intenso trabajo realizado a medias con la naturaleza, muy parecido, por otra parte, al de los camberones, aquí y aquí, trabajo que refleja un intensísimo conocimiento del entorno y un respeto hacia el mismo máximo.
Son ejemplos así los que habría que estudiar y difundir para hacer pueblo, pero no solo, para hacer sobre todo pueblo consciente, pueblo que es en relación siempre respetuosa con los demás y con lo que le rodea.
Del lado cabuérnigo los prados reciben el nombre genérico de El Zalcéu, "la sauceda" en castellano.
La de arriba es El Zalcéu dijendo a La Canalona y la de abajo El Zalcéu dijendo a La Cruz.
Los prados de El Zalcéu tienen una zona de contención que es medio prado medio monte, preciosa. Las paredes que colindan con el monte son considerables, algunas parecen verdaderos encofrados.
En los prados por lo general no suele haber árboles, lógicamente, exceptuando algunos que se dejan crecer (porque no hacer nada es también una decisión) o se plantan para protegerse y proteger al ganado de las inclemencias del tiempo, no solo del sol, y supongo que también para que el ganado ramonee. En los prados que están frente a Barcenillas, del otro lado de la carretera, los árboles me parece que incluso están alineados. Pero en torno a la pared perimetral es otra cosa. Es frecuente ver en los prados próximos al monte cómo los árboles del borde, del lado del monte, dejan caer sus ramas en forma de dosel por encima del perímetro del prado, supongo que porque los animales comen las hojas y provocan esa forma. Y hay prados, como éstos de El Zalcéu, que dejan paso a los árboles, creando una zona intermedia, una zona de contacto, como decía, muy bonita. Esta última opción no sé si es muy frecuente. Supongo que en los últimos tiempos los árboles estén saltando del lado del prado por desatención de los propietarios, en general. Pero en éstos de Cabuérniga me parece que la explicación es otra. No sé si será extrapolable a otros casos. Y es que en El Zalcéu se ve que se han tomado de antiguo (los antiguos, con los que todavía se conserva el vínculo mental, aunque cuando ya no se entienda el porqué de las decisiones que tomaron imagino que se pierda este vínculo, su memoria) una serie de decisiones, decía, tomadas por los antiguos, relacionadas con la gestión del agua impresionantes.
En general, las corrientes que bajan del monte se han reconducido nada más tocar el prado en paralelo a las estribaciones del monte en dirección a El Paredón y el río, aprovechando la caída del terreno.
Que este espacio de transición era un espacio de contención respecto al monte lo decíamos al principio. Ahora a lo mejor tenemos que añadir que también es un espacio destinado a la gestión del agua. Es capa sobre capa. Los árboles estarían jugando ahí un papel probablemente relacionado con la compactación del terreno.
Por encima de esta zona de transición, ya del lado del monte, hay un camino muy bien trabajado aunque hoy prácticamente perdido.
Este camino paralelo al río se topa con lo que parece un toral, aquí, que baja en perpendicular.
Oriente, foto tomada desde el toral, encima:
Occidente, tomada igual que la anterior:
Es el espacio cubierto por bosque autóctono flanqueado por pinares que se aprecia en la siguiente foto:
No es la primera vez que encontramos algo parecido, incluso en esta misma falda del monte, aquí.
Los torales sabemos que se han empleado tradicionalmente como vías. De hecho son fundamentales para pasar de valle a valle, por ejemplo La Balsemana entre las rías (con el significado cántabro de cuenca hidrográfica) del Saja y el Nansa.
Este toral cabuérnigo está en su lado oriental reforzado con paredes y se ha abierto un pequeño canal para el paso del agua.
Pero en su lado occidental tiene una obra impresionante.
Ésta es la profundidad media en la desembocadura:
A medida que se asciende:
La foto anterior es del lecho del canal, está hecha en vertical. La siguiente está hecha desde dentro.
Termina sumiéndose en el monte, creo, no pude seguir:
Impresiona el intenso trabajo realizado a medias con la naturaleza, muy parecido, por otra parte, al de los camberones, aquí y aquí, trabajo que refleja un intensísimo conocimiento del entorno y un respeto hacia el mismo máximo.
Son ejemplos así los que habría que estudiar y difundir para hacer pueblo, pero no solo, para hacer sobre todo pueblo consciente, pueblo que es en relación siempre respetuosa con los demás y con lo que le rodea.
martes, 18 de febrero de 2020
El Paredón de Cabuérniga
Pasando el puente de Barcenillas en dirección a Palombera, a la izquierda, al otro lado del río Saja, hay una serie de prados a los que se llegaba cruzando el puente colgante, también conocido como la pontaya, tomando un desvío en la cambera (éste es su nombre) que sube a Lamiña. El puente y el camino están prácticamente perdidos. El desvío ya no existe, se lo llevó la última riada.
A estos prados al otro lado del río se les conoce como El Zalcéu. No sé cómo aparecerá en los mapas, prefiero no saberlo. El topónimo es transparente. Se trata de una antigua sauceda. Supongo que el bosquete tuviera en su día alguna utilidad, que fuera una masa boscosa domesticada, cultivada, que su madera estuviera prevista para alguna finalidad. Pero que llegado un determinado momento, ignoro cuál, quizá coincidiendo con la aparición de los invernales o el desmembramiento de las praerias, se talara. De probable espacio comunal o de aprovechamiento colectivo a finca particular.
Ahora queda una sola forma de llegar a El Zalcéu: por El Paredón, siempre que no sea cruzando el río por una vaera como la de la foto, muy sutil, producida por coches que cruzan acompañando a las vacas.
Advierto que El Paredón es un nombre que me han dado en dos ocasiones pero las dos condicionadas. No es un nombre que saliera solo sino cuando yo pregunté directamente por él. No puedo estar seguro de que esta construcción se llame así. Lógicamente creo que sí, por eso lo pongo, pero no lo puedo certificar.
El acceso está al lado del puente de Barcenillas:
A medio camino:
Desde el otro lado:
En su primer tramo desde el puente el río remansa. Es un auténtico vergel que, además, se puede observar desde lo alto.
Se trata de una construcción que impide que el río vaya a derecho y se lleve por delante el pueblo de Barcenillas. Es, pues, una escollera. En relación con otra en el mismo valle, aquí. Tampoco ésta se encuentra recogida en el catálogo de patrimonio "menor" de culturea, extraordinariamente pobre.
Un vecino de Lamiña que había sido amigo de mi abuelo, o sea, bien mayor, me dijo que su abuelo le había contado cómo traían los sillares del pueblo de Carrejo. Es, me dice un amigo cantero, la misma piedra chocolateru de otros pueblos montañeses.
Me pregunto ahora si El Zalcéu, la sauceda, no sería también una forma de contener al río, pero con árboles. No dejaría de ser un bosquete antrópico o al menos de lógica antrópica, sea para madera o funcionando como escollera natural.
El Paredón es también un camino; un camino por las alturas.
Preguntando en casa me dijeron que mi abuela volvía de las tierras por esa pared y que en los tramos más altos, ella que tenía vértigo, pasaba arrastrándose.
El mismo día que hice estas fotos subí a Lamiña y traté de bajar a Sopeña por la cambera. No me atreví. Comiendo una lata de sardinas apareció un animal que yo creí un lobo. Retrocedí y desde Lamiña bajé a Barcenillas, donde tomé un café con unos paisanos a los que enseñé la foto del animal: no, no es un lobu - me dijeron - pol ángulu de las orejas siguru que no es. Peru aunque lu juera, ¡miedu ningunu!
Eso debía decirse mi abuela - ¡miedu ningunu! - mientras pasaba por El Paredón temblando.
A estos prados al otro lado del río se les conoce como El Zalcéu. No sé cómo aparecerá en los mapas, prefiero no saberlo. El topónimo es transparente. Se trata de una antigua sauceda. Supongo que el bosquete tuviera en su día alguna utilidad, que fuera una masa boscosa domesticada, cultivada, que su madera estuviera prevista para alguna finalidad. Pero que llegado un determinado momento, ignoro cuál, quizá coincidiendo con la aparición de los invernales o el desmembramiento de las praerias, se talara. De probable espacio comunal o de aprovechamiento colectivo a finca particular.
Ahora queda una sola forma de llegar a El Zalcéu: por El Paredón, siempre que no sea cruzando el río por una vaera como la de la foto, muy sutil, producida por coches que cruzan acompañando a las vacas.
Advierto que El Paredón es un nombre que me han dado en dos ocasiones pero las dos condicionadas. No es un nombre que saliera solo sino cuando yo pregunté directamente por él. No puedo estar seguro de que esta construcción se llame así. Lógicamente creo que sí, por eso lo pongo, pero no lo puedo certificar.
El acceso está al lado del puente de Barcenillas:
A medio camino:
Desde el otro lado:
En su primer tramo desde el puente el río remansa. Es un auténtico vergel que, además, se puede observar desde lo alto.
Se trata de una construcción que impide que el río vaya a derecho y se lleve por delante el pueblo de Barcenillas. Es, pues, una escollera. En relación con otra en el mismo valle, aquí. Tampoco ésta se encuentra recogida en el catálogo de patrimonio "menor" de culturea, extraordinariamente pobre.
Un vecino de Lamiña que había sido amigo de mi abuelo, o sea, bien mayor, me dijo que su abuelo le había contado cómo traían los sillares del pueblo de Carrejo. Es, me dice un amigo cantero, la misma piedra chocolateru de otros pueblos montañeses.
Me pregunto ahora si El Zalcéu, la sauceda, no sería también una forma de contener al río, pero con árboles. No dejaría de ser un bosquete antrópico o al menos de lógica antrópica, sea para madera o funcionando como escollera natural.
El Paredón es también un camino; un camino por las alturas.
Preguntando en casa me dijeron que mi abuela volvía de las tierras por esa pared y que en los tramos más altos, ella que tenía vértigo, pasaba arrastrándose.
El mismo día que hice estas fotos subí a Lamiña y traté de bajar a Sopeña por la cambera. No me atreví. Comiendo una lata de sardinas apareció un animal que yo creí un lobo. Retrocedí y desde Lamiña bajé a Barcenillas, donde tomé un café con unos paisanos a los que enseñé la foto del animal: no, no es un lobu - me dijeron - pol ángulu de las orejas siguru que no es. Peru aunque lu juera, ¡miedu ningunu!
Eso debía decirse mi abuela - ¡miedu ningunu! - mientras pasaba por El Paredón temblando.
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