(1)
La primera está en Villayuso.
Es una casa actualmente compuesta por tres bloques, de los cuales se conserva en un estadio primitivo (o no evolucionado) el del centro.
Hoy este bloque intermedio funciona como cuadra abajo y pajar arriba. Quizá en su día fuera esto mismo o quizá correspondiera al binomio vivienda / desván. No pudimos entrar. Sí vimos que la escalera al pajar se encuentra entrando a la derecha. La puerta es de la tipología más antigua que reconocemos. Atentos a la talla, asombrosa.
Se trata de una rueda.
Considerad que estamos ante una de las puertas más antiguas conocidas, si no la más, y que precisamente ésta presenta una rueda grabada en una de sus dovelas. ¿Cómo interpretarlo?
Otra rueda en otra casa del mismo pueblo:
Este dintel es tipológicamente posterior al primero.
Pero volvamos a la casa gótica.
Especialmente significativa es la presencia de lastras rematando perpendicularmente la pared a la altura del tejado. Fue el propietario quien nos lo hizo ver. Queda solo un tramo de lastras. En la foto se aprecia en la aguada trasera. Más sobre piedras y tierra en el tejado, aquí (esta entrada enlazada me parece de las más relevantes del blog).
(2)
La segunda casa gótica está también en Villayuso:
Presenta cuartu del portal y balcón que muere tocando el poste central o potru (le decimos potru por los agujeros para potrear la madera), puerta de la vivienda en arco (gótica) y el binomio cuadra y pajar a la derecha. El balcón para los propietarios es balcón, no pajareta. Ésta la tienen en la socarrena de la parte de atrás (que, lógicamente, no se ve en la foto) y la utilizan para guardar aperos del día a día. "La pajareta es para tener cosas en el aire" (sic). Tanto pajareta como socarrena (sin eñe) son palabras suyas.
Destaca el no sé si decir utensilio o herramienta que utilizan para limpiar la casa, que pudiera parecer improvisado, pero que no lo es, aquí (punto 4):
Tenían colgados lo que en Cabezón de la Sal llaman tontos, aquí. Los propietarios nos dijeron que son para poner el grano a resguardo de las gatas (en femenino, sic) y de los ratones.
Esta vez sí pudimos entrar, pero solo a la cuadra y pajar. Dentro había muy poca luz. Bastó para comprobar que, como era de esperar, los muros (contrariemente a la norma dictada por los arquitectos e historiadores del arte que se quedan extasiados mirando los escudos de las casas de relumbrón sin atreverse a dar un paso adentro, no vaya a ser que se ensucien de cuchu) no son de carga. Está funcionando "el cuadru" o sistema de pérgola que sostiene el tejado. Fue el propio vecino el que nos lo explicó: "primero se levantaba el tejado [sustentado en postes, añadimos] y luego la piedra" (sic). La distancia que hay entre la estructura de madera interior y la pared que la envuelve coincide con la de la puerta abierta (no habíamos reparado en esta medida lógica hasta ahora):
Lo que se ve a la derecha es la estructura interna de la casa y a la izquierda la puerta y la pared de piedra. El entramado de madera ni toca la piedra.
La estructura de madera traspasa y llega hasta la casa de al lado, que no fotografiamos pero que completa las dimensiones de la parte de la casa que se sitúa a la derecha (según se mira) del potru, es decir, la parte que corresponde a cuadra y pajar, que es más pequeña que la parte de la vivienda y desván precisamente porque a la cuadra y pajar le falta "un cacho" que es la casa vecina. Pongo foto desde la distancia donde se aprecia la unidad completa: la casa en cuestión, la de al lado, de pequeñas proporciones, que solo se adivina, y a la derecha del todo una tercera casa montañesa canónica que creo es un añadido relativamente reciente o quizá un antiguo cuartu del portal desarrollado y transformado en casa adosada:
La escalera al piso superior está a la derecha. El pajar es diáfano. Al bocarón del pajar se viene a sumar otro vano menor, también presente en la otra casa, probable respiradero para la hierba cuando el bocarón permanece cerrado.
Quizá quepa considerarlo el equivalente a la tronera del desván en el pajar.
El desván de la casa gótica está encima de la vivienda. Pero no se entra por la vivienda. Se entra por el pajar.
Antiguamente era igual: se entraba por el pajar. Este punto está confirmado por los propietarios. Lo que ya no sé si era igual es la altura que alcanza el acceso. Probablemente no. Probablemente el desván fuera mayor antes de la aparición del balcón, que vino acompañado de al menos una sala y, quizá, la cocina. Esta duplicación de la casa (que de la planta baja pasó a ocupar dos, balcón incluido) restó espacio al desván, de ahí que ahora sea necesario subir al desván que está encima de la vivienda de dos plantas (dentro de la casa) con escalera.
Es probable que esta merma del desván (o soberáu, digámoslo en montañés) explique la aparición del balcón, cuyo uso es múltiple (tender y planchar con piedras la ropa, cuidado de los niños, higiene, etc.), pero que, quizá, naciera de la necesidad de reforzar el soberáu para secado de cosecha.
El balcón o correor, dependiendo del valle, está preconfigurado en la pajareta o vargareta, dependiendo también del valle, que queda encima del cuartu del portal (que las gentes del libro acabaron convirtiendo en "los cuartos del peregrino"). Formalmente (los tornos, la distancia entre los mismos, etc.) quizá proceda de los balcones de los hórreos y más en particular de los hórreos montañeses (en Anievas y Casar de Periedo, por ejemplo) o de alguna otra tipología arquitectónica previa a la lógica gótica (y a la que pertenecen los hórreos montañeses, los chozos de pastor y de la mano las casas pasiegas, además de los caseríos cántabro-vizcaínos en paralelo a los caseríos vascos) que desconocemos (pero que los vascos están excavando con gran acierto, no por las conclusiones, que desconozco, sino por la iniciativa). No es, pues, una solución que haya caído del cielo, el balcón, es una solución que se puede explicar internamente.
Los soberaos grandes, adscritos a la fase cero de la casa gótica, es decir, los soberaos previos a la duplicación de la vivienda, son los que precisamente acabaron con los hórreos montañeses, su competencia. Ocupaban el mismo nicho y los hórreos perdieron. Pero, una vez desaparecidos, cuando la casa se duplicó se les echó en falta. ¿Qué hacer? La solución estamos viendo que la dio el balcón, o mejor dicho, el balcón entendido como una prolongación del interior de la casa, que, de alguna manera, había incorporado la lógica del hórreo a su estructura interna. Este balcón de primera generación es el que estamos viendo en estas fotos, al que otros han llamado pajareta sin que lo sea. Pronto esta solución se rebeló insuficiente. ¿Qué ocurrió entonces? La casa creció, levantó la cabeza, la casa dejó de ser baja. Nos encontramos entonces con la casa montañesa canónica, ya con el balcón plenamente desarrollado e integrado. Al balcón vendría a acompañar la solana, que es el balcón lateral asociado al cuarto de prestigio asociado a su vez a la salona del piso superior.
En otra casa gótica de Herrera de Ibio se conserva la cuadrícula primigenia: la vivienda es un cajón con un solo acceso, el del portal, y el desván está encima. La única conexión entre vivienda y desván es la trama de varas de avellano situada encima de la cocina que sirve de ahumadero. Al desván se accede desde la cuadra y de aquí, subiendo, desde el pajar. La casa de Cieza responde al mismo sistema: al desván se llega desde el pajar. En la casa de Herrera de Ibio la vivienda no se había duplicado y todo se veía más claro. Pero esta casa de Cieza con su vivienda de dos alturas nos ha dado la clave del porqué de los balcones: merma del desván (al que se sigue accediendo desde el pajar, pese a las dificultades) y aparición del balcón en el espacio avisado por la pajareta del cuartu del portal siguiendo el diseño del balcón del hórreo (o de alguna otra tipología arquitectónica de lógica previa a la gótica).
(3)
Y pasamos a la tercera casa gótica de Cieza, ésta en Villasuso.
Antes de nada decir que es absolutamente asombrosa. Forma parte sin duda de nuestro top ten de casas góticas.
Los antiguos cuartos del portal fueron duplicados, convirtiéndose en, prácticamente, casas adosadas. Quizá estemos viendo un estadio previo o una mutación alternativa a lo que en otros lugares acabó siendo una hilera (cuando las hileras no se levantaron de una sola vez). Las hileras así crecidas, por agregación, son típicas de barrios dispuestos a lo largo de un camino o carretera, caso del pueblo de Mar o, para romper un poco la dinámica rural a la que parecen propender estos temas, el barrio de Sopuente en Santander.
Tiene cuadru, por supuesto, cuadru que cruza de lado a lado (no sé si podríamos hablar de varios cuadros empalmados), y los restos de una pajareta en el portal que parece querer replicar el cuadru interior. El poste central o potru es uno de los pies, otro apoya en el dintel de la puerta del cuartu del portal y los otros dos en el cierre de la parte izquierda de la antigua casa gótica:
Detalle del armazón:
Detalle del cierre, que no parece de tablas amachambraas (encajadas en raíles y entre ellas), sino directamente clavadas (lo cual nos informa de su poca antigüedad, por mucho que la solución sea muy antigua):
El espacio interior que corresponde a esta parte izquierda de la casa parece un bosque de árboles a los que se hubiera plantado siguiendo una lógica arquitectónica.
Tenemos una primera planta hoy utilizada como cuadra (quizá igual que en origen) que es un cajón y encima el pajar, que es diáfano. Se camina por encima del cajón que es la cuadra.
Entrada a la cuadra (de madera) y tejado de la cuadra / suelo del pajar:
Cuartu del portal:
Es como si se hubiera querido construir un desván encima del cuartu del portal, que ha sido desarrollado como vivienda de dos plantas que se prolonga hacia el exterior en forma de casa adosada o estadio previo a casa adosada. Este desván del cuartu del portal está separado del pajar por una pared de tablas, éstas sí, amachambraas, como hemos visto en otras ocasiones:
Y ahora fijaos, por favor, en el espacio que corresponde al cumbre del jastial, por dentro:
Y por fuera:
Los vecinos (no pudimos contactar con los propieatios) nos aseguraron que esta casa es así, que no le falta nada, que no se le ha caído nada. Claro, nos quedamos estupefactos. Es ésta una solución común en Liébana, por ejemplo aquí (punto 2), pero no lo habíamos visto nunca antes fuera. Esta abertura sería el equivalente a la tronera del desván, pero en el pajar. Quizá empalme con los vanos que hemos visto en las cuadras de las otras dos casas. Y quizá éstos correspondan con los ventanucos propios de la casa montañesa canónica que abundan en el pueblo y otros valles, como Cabuérniga, aunque los de las fotos que vienen a continuación bien pudieran ser palomares, no lo sé:
Y ahora viene el remate: una vecina anciana al ser preguntada por esta casa quiso que le confirmáramos de qué casa se trataba, si de la casa de la payoleta (sic), palabra que repitió dos veces. Esta palabra emparenta con el pasiego payu, pajar, que viene de paya, paja.
Nuestra duda era si iba a decir pajareta o vargareta y resulta que nos rompe con payoleta.
Es de suponer que con payoleta se estaba refiriendo a la pajareta del portal, pero, aunque sea poco probable, quizá se estuviera refiriendo al pajar, del que la pajareta del portal parece una prolongación.
Traigo ahora a la memoria la palabra parayetu recogida en el relativamente próximo pueblo de Silió, aquí, donde hay otra casa gótica de diez.
De la parte derecha de esta casa gótica nada puedo decir, porque no pudimos entrar. Detalle de la vivienda en que se acabó convirtiendo el cuartu del portal derecho, desde dentro (que, permitidme que os diga, es la perspectiva que hay que adoptar):
(Coda)
Hablar de cuadros proyectados en el espacio es hacerlo de cubos.
Hablar de cubos en el 1500 es hablar de Juan de Herrera.
Moneo, aquí tienes la casa de tus antepasados.
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2 comentarios:
Cuidado porque está en cuestión que el espacio que hasta ahora habíamos identificado como soberáu (encima del cajón de la vivienda) no fuera en origen una sala.
Si fuera una sala la función de secado del futuro soberáu sería una más entre tantas. La casa se duplicó subsumiendo esta sala de arriba y pasó a tener dos cajones: el de abajo y el de arriba, éste con balcón. Encima de ambos, el soberáu, súperespecializado en secado de cosecha.
La duplicación de la vivienda podría haber conllevado el crecimiento del bloque, de la casa. El soberáu podría haber nacido de esta duplicación y consiguiente recrecimiento de la casa, no antes.
Pero sigo defendiendo que hubo una fase intermedia en que la vivienda se duplica sin modificar el bloque, generando un soberáu (que acepto pudo nacer entonces como espacio súperespecializado) insuficiente que tuvo que buscar el complemento del balcón de primera generación (el "balcón bajo" que algunos han confundido con la "pajareta") para el secado de cosecha. Revelándose insuficientes el soberáu recién nacido y el balcón de primera generación, la casa, entonces sí, crece, aumenta su volumen, apareciendo entonces el balcón corrido.
Hay muchas vueltas que dar todavía.
Y un apunte a vuela pluma: no soy informante. De hecho, no existen los informantes. Informante es la etiqueta que se pone cuando no quieres dar nombres, cuando no quieres reconocer la contribución de otros en tu trabajo.
Todavía recuerdo una visita que hicimos varios a un pueblo y uno de ellos generó un informe con todo lo que discutimos entre todos, informe que firmó. Estábamos allí arquitectos, historiadores..., todos con nombres y apellidos..., ignorados. Quedamos como informantes. Igual si hubiéramos sido vecinos. No es lícito.
Una lección la dio, una más, William Christian: tomó ideas de este blog y no dudó citarlo en la última edición de su libro. No sabía quién soy, porque este blog es anónimo por muchas razones, pero aún así citó la fuente. Como se debe hacer.
Así que, lector, si te interesa este tema y utilizas ideas desarrolladas aquí o fotos: cita, qué menos.
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