En Domingo de Ramos mi madre y yo procuramos hacernos con algún ramo de laurel. La última Semana Santa recorrí no sé cuántas iglesias y a todas llegué tarde. Solo pude rascar unas hojas entre todas. Mi madre tuvo más suerte. Luego compartimos. Aseguramos gracias a mi amigo JSB, que suele proveernos todos los años.
Este año no pero tampoco hace mucho pusimos Raquel y yo por dentro de la puerta de casa. En Cabuérniga siempre hubo. Seco, raro hasta que preguntamos. Para los rayos pero intuyo que para proteger, así, en general. Cuando lo pusimos Raquel y yo con celo, a la altura de la mirilla, se caía por los portazos de los de arriba, nos lo tiraban. Les pedimos que cerraran con más cuidado pero ya no hemos vuelto a poner laurel.