miércoles, 14 de enero de 2015

Ouroboros cabuérnigo

En Cabuérniga es creencia común que las serpientes se muerden la cola para echar a rodar. Yo mismo lo he escuchado. Cuenta Jesús García Preciado de una paisana que notó un golpe en la pierna y pensó que era una culebra que había chocado con ella, pero no, lo que le había era mordido.

martes, 13 de enero de 2015

Enterramientos profilácticos en cuevas, cereales en saquitos y el Proyecto Mauranus

Aquí comentaba el hallazgo por parte de los arqueólogos del Proyecto Mauranus de saquitos de panizo quemado en enterramientos posiblemente profilácticos de los conocidos como siglos oscuros en Cantabria. Son enterramientos con vestigios de ritos que probablemente persiguieran que los muertos no se levantaran a por los vivos (destaca el aplastamiento de cráneos o los citados saquitos de panizo quemado). Esta creencia en los no-muertos es probable se explique en una contexto marcado por el azote de la peste.

En la entrada enlazada en el anterior párrafo apuntaba que Jesús García Preciado recoge un par de leyendas en torno a penitentes en los maizales. Proponía a los arqueólogos del Proyecto Mauranus que estudiaran posibles relaciones.

José Ángel Hierro ha escrito un comentario a dicha entrada donde indica (1) que no siempre es panizo lo que se quema, aunque en Cantabria es normal que lo sea porque está comprobado que era el cereal más abundante; y (2) que en otras regiones europeas se ha documentado el uso de grano (o arena o semillas de amapola) para hacer perder el tiempo al "penitente" contándolo.

Respecto al primer punto, creo que el elemento clave de análisis tendría que ser la mies, del latín MESSIS (campo semántico "cosecha"), con independencia de si dentro se sembraba panizo, trigo, maíz o qué. Por poner un ejemplo burdo: da igual si Belén Esteban, la Pechotes o Paco Porras, lo que importa es la telebasura. Pues esto, igual. Si hablamos de cereal, mejor dicho, si hablamos de granu, lo estamos haciendo de la mies o de su variante la iría, si es que ésta era verdaderamente lo mismo que la mies, que está por verse. La mies es de aprovechamiento individual (las jazas están delimitadas por jisos) pero gestión sometida al común (hay un único muriu todo en derredor que se derrompe cuando baja el ganado del puerto con los primeros fríos). En ningún sitio como en la mies para negociar las tensiones entre individuo y colectivo (yo no creo en equilibrios primitivistas).

Por cierto, el 18 de abril de 2014, publiqué: "En términos generales, la maíz (en femininu) es el granu y el maíz (en masculinu) la planta, en montañés." Así como en castellano nos sonaría raro decir "las arenas" para referirnos a "la arena", en montañés resulta raro decir "los granos" para referirse al granu y "las hojas" para referirse a la hoja (estoy deseando que alguien me demuestre que en algún sitio de Cantabria se dice o ha dicho alguna vez jueya).

Respecto al segundo punto, el 11 de septiembre de 2014 puse lo siguiente: "En Cabuérniga tienes que llevar un atadijo de pelos de tejón (tasugu) en el bolsillo para evitar que la bruja te ataque. Dicen que por no contarlos se va a por otro." Esto me lo contó un amigo de Carmona a raíz de una conversación que mantuvimos sobre unos gorros de bebé que vimos Raquel y yo en el museo (estupendo) de antropología de Castilla y León, en Zamora. Estos gorros de bebé eran muy coloridos y tenían espejitos cosidos para, precisamente, despistar a las brujas y que no les pudieran echar el mal de ojo. Es entonces cuando nuestro amigo carmuniegu nos dijo lo del atadijo de pelos de tejón en el bolsillo para entretener a la bruja o para que, por no contarlos, desistiera de atacar.

Creo que sería interesante que los arqueólogos del Proyecto Mauranus repasaran todos los atadijos y saquitos que se han llevado al cuello en Cantabria: papeles con textos sagrados plegados, dibujitos de la Virgen, etc. Incluso sé de una avellana vaciada (¿o ya encontrada vacía?) y rellenada con un metal que no recuerdo cuál era que se llevaba colgada al cuello para curar las enfermedades de piel. Al cuello se ha llevado de todo. Y metido en saquitos. Me viene ahora a la cabeza un tipo de colgante tradicional gallego denominado sintomáticamente sapo y que a Raquel le fascina (aunque los besos me los siga dando a mí).

Voy a terminar con una anécdota personal: sería en primero de BUP cuando nos llevaron de senderismo (todavía me cruzo de vez en cuando con Jota y con Alberto Santamaría por ahí perdidos, de cambalúa). Pasamos cerca de una ermita en ruinas. Entré y me llevé un cachito de madera. Cuando llegué a casa conté la aventura y mi madre metió el trozo de madera en un saquito de colores de los peruanos y me lo colgó al cuello. He de aclarar que desde que llegué a la ciudad con once años llevaba las llaves de casa metidas en una cuerda amarilla colgada al cuello. Mi madre ató el saquito a la cuerda. Llevaba las llaves por delante y el saquito por detrás. Lo tuve hasta los 22 años, que me acuerde (ese año estuve becado en Lisboa y recuerdo que todavía lo llevaba puesto). De los catorce a los veintidós años, entonces, como poco. Mi madre es cabuérniga. Remarco que lo que a ella le salió de manera me atrevería a decir que innata fue coger esa cachito de madera, meterlo en un saquito y colgármelo al cuello. Y yo que me dejé. De tal palo...

Queda pendiente una visita con los arqueólogos del Proyecto Mauranus a Carmona. En ningún sitio se come como en El Puente. De todas formas, creo que deberían llamar a Jesús García Preciado. Su teléfono se encuentra en el listín y es muy afable.

lunes, 12 de enero de 2015

El casetu´Thoreau

Si me priguntaran pol urigin la arquitectura y me pidieran que pusiera daque ejemplu nu dudaría en arricatar pa Thoreau y apurrir la sú reclusión duenda en un casetu ircíu por él mismu en Walden Pond, Massachusetts, un casetu se supón que remotu, aunque´l carruferril pasara en par de él (me vien a la mimoria los avionis que pasan por cima´l chozu´Jóu´la Colláa, n´Uciea), un casetu, tamién, se supón que primitivu. Y trés Thoreau, a jita, Mahler, Mark Twain, Virginia Woolf, Dylan Thomas, Roald Dahl, George Bernard Shaw, Heidegger, Wittgenstein o Gauguin (que ritrataba un mundu pretendidamente primitivu quiciás a hucias de una metrópoli que alampaba por estetizar el colonialismu al tiempu que lu comblaba de sífilis), toos ellos mitíos enos sús casetos, jedando arrudiáos por cuatru parées de maera podre una moernidá que contradictoriamente, solu en apariencia, quirían tresponer, una moernidá, la suya, de la que quirían asubiase.

Nu hay una primer arquitectura cumu tampocu hay una lengua primigenia. Sólu hay lu que mos imaginamos cumu tal dende´l presente.

Nu hay uríginis, solu porqués.

domingo, 11 de enero de 2015

Un par de expresiones montañesas, una lacena más, murales de Padilla en un bar de Torlavega y el soberáu que deja de serlo para convertirse en desván

(1)

- De arriba a abajo: de altu en baju, en Cabuérniga.
- Junto a casa: junta casa, en Cabuérniga, y en par de casa, en Soba.

(2)

Foto de lacena en casa en ruinas de Silió. Puse otras aquí y aquí.


(3)

En Torlavega hay un bar espectacular: Bar Chema. Está cerca de la plaza roja o del granu. Digo espectacular porque en sus paredes hay cinco murales firmados por Padilla. Este ilustrador fue muy prolijo en tiempos de la República. Es coetáneo de Hontañón, Rivero Gil, Luis Quintanilla, etc. La librería Carmichael Alonso organizó en 2004 una exposición sobre esta generación titulada Cantabria en la ilustración gráfica de vanguardia: 1925-1939, de la que se editó catálogo. De Padilla es, por ejemplo, la portada de La braña de Manuel Llano. Imagino que sufriera cárcel, pero no lo puedo asegurar.

Pongo fotos que desmerecen y mucho la obra:


He estado viendo estos murales con una persona que sabe mucho de lo representado. Las alpargatas, la jarra, las boinas, la forma como están puestas, los remiendos en los pantalones... todo responde a como era.



Es así como se conducían a las vacas, con una panoja. Fijaos en la cara de hambre del niño que va por detrás, descalzo:






Marcano reprodujo en una publicación muy cutre los murales, en blanco y negro, publicación que es además inencontrable. Los propietarios conservan los murales como pueden.

Estos murales bien merecen una visita. Además, en el bar está todo buenísimo y es muy barato.

Aquí está a la venta un cartel de Padilla de las fiestas de la Asunción que es impresionante, año 1950. El Ayuntamiento de Torrelavega, en particular su biblioteca municipal o archivo, debería comprarlo sin dudarlo.

Las flores que pintaba Padilla, a la vista en el bar y en el cartel, son auténticos iconos. Muy aprovechables por diseñadores (cartelería, CDs, posavasos, vajilla, etc.)

(4)

En la guía ilustrada de Cantabria recién editada por ADIC hay un dibujo a toda página de una casa montañesa donde, además de confundir el balcón o correor con la solana, como ya ha quedado dicho un par de entradas más atrás, denominan "desván" al soberáu. Coño, si es que parece una broma de mal gusto.

sábado, 10 de enero de 2015

Pepitas de manzana por los ausentes en Noche Vieja

Aquí comentaba que en la casa de la familia materna de Raquel, en San Simón, se prendía durante la Noche de los Difuntos una vela que se hacía flotar en un balde de aceite por cada ausente de la familia y aquí puse foto de la vitrina que dedican en el Museo del Pueblo Gallego a esta creencia.

Por Nochevieja tiraban en la parte vieja de Santander todo lo viejo a la calle, y bombillas. Lo comenté aquí.

Pues bien, también por Nochevieja, pero en Lamiña, leo en Cantabria: Cuentos..., vol. 5 p. 61 que se echaba "en el suelo de la lumbre (...) las pepitas de las manzanas", una por cada ausente de la familia. En Comillas, "después de meter la torta o lo que fuera limpiábamos el llar [tengo para mí que lar es el suelo de la lumbre y llar o llares las cadenas que cuelgan de la campana de la cucina], que estuviera bien limpiu. Y allí, estando caliente, se ponían pepitas de manzana. Se ponía una pepita por cada persona que estaba lejos; entonces, si aquél estaba vivu, saltaba la pepita en el llar; y si estaba muerto, la pepita de esa persona no saltaba. Si no saltaba la pepita... ¡mala señal!"

Nosotros hemos echado esta Noche Vieja una pepita de manzana a la vitro por el hermano de Raquel, en Londres.


Fijaos que la pepita primero explota muy bajito y después humea. Apenas se ve, pero el humo es blanco, delgado y sube muy derecho. Es como me han dicho que humeaba la borona. Manuel Llano se refiere a este humo en sus libros. Las chimeneas antes no ajumaban (o si lo hacían es que no eran buenas chimineas). El hilo de humo blanco, recto, de las chimeneas era el símbolo por excelencia de las casas, vistas desde afuera. Si por dentro el símbolo era el lar por fuera era este humo blanco y delgado.

El humo de la pepita de manzana es el humo de casa.

viernes, 9 de enero de 2015

Diálogo conmigo mismo sobre la diferencia entre solana y correor en la arquitectura montañesa a raíz de dos libros recién publicados que meten la pata

- Estoy un poco disgustado.
- ¿Y?
- Me esperaba otra respuesta, sinceramente.
- ¿Cuál?
- ¿Por qué?
- ¿Por qué, qué?
- Que "por qué" era la pregunta que me esperaba.
- ¿Y por qué?
- Pues porque compartimos una vida, por eso me esperaba otra respuesta.
- Ni que fuéramos pareja.
- Pareja no, pero qué menos que mostrar un poco de interés, siendo los dos uno.
- Esto de dirigirte a ti mismo por escrito no te sienta nada bien.
- Decía que estoy disgustado porque dos libros recién publicados cometen un mismo error garrafal, como es confundir solana con correor.
- ¿Y qué libros son esos?
- Uno Guía ilustrada de Cantabria, detrás del cual se encuentra ADIC, y otro El itinerario de Carlos I en 1517 entre Treceño, Cabezón de la Sal y Cabuérniga (Cantabria), coordinado por Ramón Bohigas y editado por Emilio Carrera.
- Y mira que lo hemos visto aquí mil veces: la solana es un balcón lateral de prestigio, generalmente asociado al cuartu la sala, y el correor o balcón es el balcón de la fachada de la casa. Son dos cosas diferentes. Esta distinción, lejos de ser un problema, es un valor más, es riqueza.
- Mil veces o dos mil. No sé qué esperabas.
- Hubiera sido suficiente con hacer una sencilla búsqueda en Google. Por fortuna este blog va ganando peso. Lo hubieran encontrado fácil.
- ¿Por fortuna?
- Al menos hay palabras en montañés que cuando las buscas el único sitio donde aparecen es aquí, y en contexto.
- Que al menos aparecen aquí, querrás decir.
- Exacto. Lo deseable sería que aparecieran en más sitios. Al menos las que están aquí no están desaparecidas.
- Que aparezcan aquí no asegura que sea siempre para bien.
- No lo asegura, no.
- De hecho muchas veces es para mal.
- Tienes toda la razón. Pero vayan esas meteduras de pata por la veces que este blog sirve para algo.
- Bueno, al menos ahora sabemos que no nos hacen mucho caso, ni siquiera los nuestros, lo que es un consuelo.
- Lo malo es que hay veces que sí nos lo tendrían que hacer: la solana es diferente del correor. Es algo que no tiene discusión. Es así.
- Depende.
- ¿Depende de qué?
- De lo que tengas en la cabeza. Hoy todo el mundo confunde solana y correor porque así le ha llegado desde arriba. De arriba y de tiempo atrás. Brevemente: los arquitectos de la Escuela Montañesa reinterpretaron la arquitectura vernácula, dando lugar a la conocida como arquitectura neomontañesa, para colocar mejor sus productos a las élites locales, ansiosas por consumir pintoresquismo local tras el fiasco de las colonias (de esta época procede, por ejemplo, el uquismo). Estos arquitectos construyeron un puzle de balcones denominados indiscriminadamente solanas, recibidores que pasaron a ser estragalesesquinales cuya función quedó reducida a recibir escudos nobiliarios que de tan historiados (había que inventarse o "recuperar" un cuartel por apellido, y los ricos tienen muchos) parecen muestrarios de mercero, etc. Ya sabemos que el que paga manda, que se dice.
- Ni más ni menos.
- Así que estos arquitectos, los Rucabado o los González Riancho, o mejor, sus clientes, son los que ponen de moda las solanas, los estragales, etc. Pero los suyos, no los reales, no los populares.
- Y de aquí, al pueblo.
- Exacto. A la gente le faltó tiempo para asimilar la nueva realidad. La realidad creada por las élites.
- Pero realidad, a fin de cuentas.
- Es por eso que decíamos antes que depende.
- ¿Qué depende qué? Recuérdamelo, por favor.
- Que no es que la realidad sea una y no otra. Las dos lo son. Lo que pasa es que son realidades que responden a coordenadas diferentes.
- A mí me gusta más la realidad real, la primigenia.
- Eso ya es cosa tuya.
- Nuestra, te recuerdo.
- Lo que prefieras. Pero te lanzo una pregunta: ¿qué es más real, lo que "era" o lo que la gente cree que "es"?
- Fíjate que creo que estamos planteando mal este problema.
- Sobre todo si lo consideramos un problema.
- Cierto. No lo es. Es simplemente aclarar términos.
- ¿Decías?
- Sí, que la clave radica en informar y una vez todos estemos informados, decidir. Estoy seguro que si la gente estuviera informada tomaría partido por la solución popular, no por la elitista que, objetivamente, vino a suplantarla por criterios económicos. Pero tampoco lo podemos asegurar. Es la gente, debidamente informada, quien tendría que decidirlo.
- Pues mal vamos. Si libros que se supone tienen que informar asumen de forma acrítica una terminología que encarna uno de los dos discursos, el elitista, mal vamos.
- A eso se le llama ignorancia. No creo que lo hayan hecho a malas.
- A efectos prácticos poco nos importa. El daño está hecho.
- Bueno, al menos nosotros lo hemos intentado.
- Pues tampoco basta. Está visto que lo hemos hecho mal. Si lo hubiéramos hecho bien, no nos llevaríamos este disgusto.
- Sí, tengo que reconocer que estoy disgustado.
- Yo también.
- Si es que parecemos pareja.
- No te pases.

Casa en Terán con balcón (entre esquinales) y solana, elementos situados en la fotografía a izquierda y derecha, respectivamente, ambos con galería:


Casa de Bárcena Mayor con solana (en primer término) y correor (en la cuenca alta del Saja se dice correor, no balcón, al igual que en el Nansa):


Solana y balcón en una misma casa de Barcenillas (no decimos correor porque ya no estamos en la cuenca alta del Saja ni en el Nansa):


jueves, 8 de enero de 2015

Panizo quemado, revenants cántabros y penitentes de los panojales, Campoo devanado, la personalidad múltiple del Saja, garrotes y dos libros de la editorial Turner

(1)

Aquí los arqueólogos del Proyecto Mauranus se atreven a lanzar una hipótesis muy atractiva en relación con los extraños enterramientos de época visigoda en cuevas de Cantabria, caracterizados por tratarse de individuos jóvenes enterrados en lo más hondo de las cuevas y muchos con el cráneo aplastado. En pocas palabras, defienden que son enterramientos "profilácticos" que pretendían evitar que los muertos se levantaran y se llevaran a los vivos. La razón: una segunda oleada de peste afectó a los hijos de los que se habían salvado de la primera. La gente acabó echando la culpa a los muertos. Y la tomó con ellos. Leed el blog, que es muy interesante.

Muchos de estos enterramientos se encuentran asociados a saquitos de tela con panizo quemado dentro o panizo quemado sin saquito. No saben qué explicación puede tener este panizo quemado.

Pongo a continuación dos citas tomadas del libro de Jesús García Preciado titulado Cantabria: Cuentos de la tradición oral, volumen cuatro, página ocho.

"Muchas veces algunas mujeres tenían que volverse pa casa, que veían... ¡que había alguien en el panojal! (...) - ¡Que no!, ¡que no! ¡Que era un...! ¡Era algo, algo que andaba por allí, que se veía mover los panojos! - Donde quiera que ibas por más adelante de ti... ¡ya se movían! ¡Ibas a otru lau... y se movían también! ¡Y no!, no se sabía lo que era. Pero se decía que eran los duendes".

"Cosas raras sí que pasaban. Las mujeres iban a las tierras a sallar los panizos; y cuando los panizos estaban ya muy altos, decían que si había penitentes que se metían en las tierras entre los panizos y que salían por la noche. (...) Los penitentes eran como unos hombres altos, ¡qué sé yo! Como vestidos de negro, ¡decían que eran! (...) ¡Personas no decían que eran!"

El primer testimonio es de Salcedo de Piélagos y el segundo de San Felices de Buelna. La mies hoy está penetrada por prados de aprovechamiento intensivo, pero antes estaba ocupada por maíz y antes por otros cereales, como el panizo. Os recuerdo que la borona, aunque hoy se haga con maíz tiene una raíz prerromana, por lo que es imposible que siempre se haya hecho con maíz. De hecho una familia de Escobedo / Escobéu al panojal / maizal lo llama mijotal. ¿Estos seres maléficos de las mieses tendrán algo que ver con algún tipo de rito relacionado con los enterramientos profilácticos estudiados por los arqueólogos del Proyecto Mauranus? A mí me da que sí. Me consta que ellos no han leído a Jesús García Preciado. Sí a otras fuentes del norte de Europa, pero no a las de casa. No les culpo. Los libros de Jesús García Preciado, cinco en total, son una joya. Pero una joya publicada por Tantín. Esta editorial pidió subvención al Gobierno de Cantabria y ya sabemos que cuanto más lujoso sea el libro más dinero puedes reclamar (otra cosa es que te hagan caso, como bien sabe el valeroso Ramón Villegas). Para un libro de tapa dura no queda raro pedir 18.000 euros, por ejemplo, pero para un libro de tapa blanda, sí. El caso es que los libros de Jesús García Preciado son incomodísimos. No son para niños, realmente, ni su aspecto resulta atractivo para los adultos. Resultado: que se han quedado en el limbo. Una mala política editorial ha hecho que una obra de valor inmenso apenas sea conocida por sus lectores potenciales, que somos muchos. Yo no hay vez que abra alguno de estos libros y no me quede maravillado con lo que leo.

En conclusión, creo que la hipótesis del Proyecto Mauranus podría entalingar (oriental) o acabildrar (occidental) sin problema con el corpus de creencias tradicionales cántabro.

(2)

Campoo devanado, un proyecto muy interesante de fotografía y etnolingüística, aquí.

(3)

La etimología del Saja se sabe deriva del prerromano Salia, con la raíz sal-, corriente, curso de agua. Se encuentra en Selores o en Silió. El Besaya es un río doble, un río que nace de la confluencia de dos, de ahí su nombre: Bi-Salia.

Pero cuando remontamos el curso del Saja y nos adentramos en Sejos, el río pasa a llamarse Cureñas. Extraño porque es un topónimo romance. En una leyenda recogida por Jesús García Preciado que ya comentamos aquí su informante decía lo siguiente: "tuvieron en su niñez un encuentro en el río Cureñas, lo que es el cauce del río Saja, cuando eran muy pequeñitos". En nota, añade: "Expresa [el informante] que son los inicios del Saja". Es como si el cauce del río fuera algo distinto al propio río. De ser así, Cureñas podría referirse no tanto al río como al cauce, solo al cauce, al cauce en ese tramo concreto, a su paso por Sejos. En cuanto abandona las anfractuosidades de Sejos, o mejor, las angosturas de Cureñas, y alcanza el valle, el río se convierte en el Saja, es decir, "el río".

Pero es que no bajando sino remontando el río, éste pasa a ser el río Diablo. Ya vuelve a aparecer por aquí la mano negra de entradas más atrás.

Recapitulando: tenemos un río que se llama Diablo en Sejos (enlace con leyenda), que pasa a ser Cureñas cuando se encajona (etimología romance y pudiera ser que circunscrito al cauce), que se convierte en Saja cuando llega al valle (hidrónimo prerromano con el significado diáfano de "río") y que cuando alcanza Ganzo se convierte finalmente en el Besaya (río doble, etimológicamente).

Por último, me da a mí que Cabuérniga, de etimología indudablemente prerromana, aunque desconocida, quizá guarde relación con el campo semántico de Cureñas. Son solo suposiciones.

Con estos mimbres no llegamos a ninguna parte. Pero ahí los dejo, por si acaso.

(4)

Me he enterado de que un pariente mío de muy atrás, no sé si bisabuelo o qué, murió tras coger una pulmonía de vuelta de la huerta de La Junta, donde había ido a por un garrote de hierba para las vacas de casa.

El garrote es un no sé si llamarlo cesto hecho con avellano. No con tiras (hay un nombre en Cabuérniga para las tiras de avellano, pero ahora no lo recuerdo... ¿quizá latillas?), sino con varas (al contrario de lo que dice el RAE, aquí). La Junta es un barrio de Sopeña donde se juntaba el ganado menor para subirlo a la peña, con pastor, o para echarlo a la lera (hoy ocupada ilegalmente por los vecinos, que la están haciendo prado... que se llevará el río cuando crezca, lo que provocará nuevos encauzamientos que acabarán por encajonarlo peligrosamente). La huerta todavía existe. Tenía una puerta gótica de sillería increíble que yo mismo vi de niño y que ahora está desmontada en una esquina. La acabarán vendiendo, seguro (es práctica habitual: en la huerta de una casona que ha comprado un médico en Renedo han colocado una puerta gótica que no sé de dónde la habrán traído). Las vacas de casa son las que se quedaban para dar leche a la familia. En origen era l´aburtuña o vaca tudanca que había abortado ese año y que se segregaba de la cabaña que subía a Sejos. Después sería una vaca rubia y a lo último una pinta.

Hace no mucho estuvimos Raquel y yo en Santiago de Compostela y en el mercado de abastos, espectacular, había muchas señoras vendiendo castañas que guardaban en este tipo de cestos. No nos atrevimos a hacer ninguna foto pero he encontrado una en internet que creo puede servir.


En Sopeña un vecino hizo un garrote no hace mucho a una tía mía. Voy a ver si lo encuentro y le saco una foto para ponerla aquí.

(5)

Entré en Tipos Infames sin apenas tiempo y cogí este libro, La tejonera, pero el librero, el mejor que hay en España después de habernos abandonado Gisela, me recomendó éste, La comemadre, de la misma editorial, así que cogí los dos.

Acertó él. Su libro es espectacular, lo que no quita para que el mío también merezca la pena. La tejonera va en la estela de John Berger, Manuel Rivas, Xuan Bello, Bernardo Atxaga... y está escrito en origen en una lengua minoritaria europea. Recomendables, pues, los dos (pero sobre todo La comemadre).

miércoles, 7 de enero de 2015

El Reina Sofía y las identidades, Olafur Eliasson y el mecenazgo, diccionario colegial, redes ilegales de tráfico de libros y casa gótica y torre en Silió

(1)

P. ¿Cómo le sientan las críticas de quienes dicen que este es un museo muy poco español?

R. Diría que a veces tenemos una visión demasiado cerrada de la identidad y la cultura. Esta es siempre en relación, no se trata de algo fijo y permanente. Somos lo que creemos que somos y lo que vemos de nosotros en los demás. La colección del Reina, por ejemplo, intenta desgranar una realidad local que, por supuesto, es compleja y responde a las influencias de fuera. Cuando unimos el informalismo español de los cincuenta con sus referencias internacionales del momento (los Kline, Motherwell o Clyfford Still), pero también con películas como La ventana indiscreta o Bienvenido Mr. Marshall o con textos y con viñetas de La Codorniz; o cuando establecemos una diálogo entre todos estos y lo que se estaba haciendo en Latinoamérica intentamos construir una historia transversal, que va más allá de las disciplinas y en la que conviven tiempos y lugares distintos o en la que no se oculta la historia colonial de Europa. Yo diría que todo eso es bastante español.

Borja-Villel entrevistado en El País hace unos días.

(2)

No es la primera incursión de Eliasson en el terreno resbaladizo de la financiación privada, pero tal vez sí la mayor. En octubre, un colectivo de filósofos, críticos y artistas, encabezado por Georges Didi-Huberman y Giorgio Agamben, firmó una violenta columna contra la fundación [Fundación Louis Vuitton de París], fruto de la iniciativa del empresario Bernard Arnault. El colectivo la consideró una iniciativa pensada para “desgravar una parte de las ganancias que no se encuentran ya en algún paraíso fiscal” y “elevar la cotización de los artistas por los que, temporalmente, hayan decidido apostar”. Eliasson, que afirma que la leyó, tiene la respuesta a punto. “Se suele sobreentender que lo público representa una libertad inexistente en el sector privado. La realidad es otra: el sector público asume pocos riesgos y tiene una relación ingenua con el arte contemporáneo. En el sector privado, en cambio, se están produciendo experimentos interesantes porque tienen mayores recursos, pero también porque su confianza en el arte es más radical y están más dispuestos a arriesgarse”, afirma. “Pero estoy de acuerdo en que no se puede utilizar la financiación privada para justificar los recortes en arte y cultura. Yo creo en un sector público fuerte, que siga siendo protagonista. Si no, corremos el peligro de que el arte se vuelva un sector dependiente del mercado y que las ferias y subastas se conviertan en lo fundamental”, admite.

Entrevista a Olafur Eliasson en el Babelia de hace unos días.

(3)

Aquí un diccionario cántabro - andaluz hecho en un instituto de Cantabria. Como curiosidad, bien.

(4)

De bibliotecarios y corruptos, o de las bibliotecas como reductos de la dignidad, aquí.

(5)

Casa de traza gótica, aunque con modificaciones, en el barrio La Lera de Silió. Está a la venta, por cierto. No creo que sea muy frecuente encontrar casas de esta cronología en el mercado.

Foto de jastial:



Fijaos en los respiraderos del cumbre. ¿Qué son? ¿Palomares? No creo. ¿Serán precedentes de troneras, tal y como propuse aquí? De ser así, sería la segunda fase (de tres) de desarrollo: la primera estaría representada por la oquedad abierta en la fachada encima de la cucina a la altura del soberáu (caso de haberlo en fechas tan tempranas, que yo creo que sí) que vimos en una casa gótica de Renedo, aquí; la segunda fase estaría representada por estos respiraderos en el jastial a la altura del cumbre; y la tercera y última la tronera, conocida por todos (en la actualidad o están abandonadas o se han reconvertido en coquetos miradores de casas "rehabilitadas"). Lo que creo podría ser otro de estos respiraderos en una casa llana de Sopeña de Cabuérniga, aquí. En esta casa de Sopeña tampoco hay (o se conserva) tronera.

Foto de fachada:



Que no haya troneras a la vista hace más plausible que nos encontremos en esa fase dos de desarrollo que comentábamos antes. A la derecha, tapada por un árbol, lo que creo es una torre. Asomándose por una ventana trasera se puede ver, oh maravilla, el famoso poste central que teóricamente sostiene el armazón de madera de toda torre que se precie. Este armazón de madera sustentado por un poste central se ha considerado precedente del cuadru de las casas montañesas (estructura autoportante de las casas, de manera que si cae una pared la casa, el alma de la casa, que es de madera, sigue en pie). Yo no creo que sea así, es decir, no creo que el cuadru proceda de la lógica defensiva de las torres, pero es la hipótesis que defiende, por ejemplo, el prof. Aramburu-Zabala, catedrático de la UC. Este poste de Silió, sin embargo, lejos de sustentar una estructura de madera paralela a las paredes, una estructura autoportante, lo que hace es sustentar una estructura que por muy deteriorada que esté, como está, es evidente que apoya en las paredes de la torre, como pude observar aunque no sin esfuerzo, porque está todo que amenaza ruina (en la foto apenas se aprecia). ¿Cómo puede ser esto? ¿Cómo puede ser que el único poste de torre que hay a la vista "pública" contradiga la hipótesis de que en las torres el armazón de madera y las paredes de piedra son cosas aparte? Se me ocurre que la realidad en este caso no encaja con la teoría (nu entalinga, que dirían en Galizanu) porque o bien la torre de Silió ha sido modificada y mucho en una época indeterminada o bien porque esta torre no siguió la norma por ser, se me ocurre, tardía, o bien porque la hipótesis de una estructura autoportante de las torres es falsa (que no creo). Sea como fuere, hay signos de obra en el interior. Me parece a mí que este poste no llega al año que viene. Sería una pérdida enorme. ¡Al menos que alguien lo documente bien antes que desaparezca! Una vez más, ¿dónde está el COACAN cuando se le necesita? ¿Ocupándose de la "arquitectura de firma"? Cuesta creer lo atrasados que estamos.



En Silió es fácil sumar una dimensión perdida en el resto de Cantabria, o al menos no tan visible: la mítica.


viernes, 2 de enero de 2015

Políticos de hoy y de siempre, telláas pasiegas, quedabienes, manos negras y mujeres montadas en caballos blancos

(1)

- Y él, ¿qué le respondió a usted?

- ¿Qué me respondió? - replica Su Excelencia mirando al interpelante como si fuera a tragársele, y recorriendo luego el grupo con la vista airada, haciéndole desear por un buen rato la respuesta. - Lo de siempre: que el estado del país, que el desbarajuste de las pasadas administraciones; que los compromisos contraídos; que la demagogia; que la revolución latente; que la necesidad de cimentar las instituciones... ¡Farsa, señores, farsa todo!

"El Excelentísimo Señor..." en Tipos Trashumantes, Pereda, 1877.

(2)

Aquí me preguntaba si existiría un término en cántabro para los colmeneros. Lo que en gallego se dice albariza. Jesús García Preciado recoge en Cantabria: Cuentos de la tradición oral, volumen cinco, p. 80, la palabra telláa, que su informante, de Pandillu, describe así: "Una telláa es donde estaban los ensambres de las abejas". Una vecina de Vega Los Corrales, en San Pedro del Romeral, describe las telláas como casetas "de tres paredes y un tejau, donde se ponían los dujus, para que no se mojasen o no les cayese la nieve".

Reconozco en telláa una solución "asturiana", como en payu (Pas) o picayu (cuenca alta del Saja), que podría emparentar con el castellano teja/tejado, asturianu teya/teyáu y montañés teh.a/teh.áu (con adopción a efectos prácticos de grafía propuesta por la ALLA). Entre pasiegos no es raro. Y no porque los pasiegos provengan de un grupo de pastores asturianos trasladados a los montes de Pas hace mil años, como defienden muchos asturianistas (incluido, creo recordar, el propio Menéndez Pidal), sino porque el Pas conserva por su relativo aislamiento soluciones que emparentan con las conservadas en otros polos arcaizantes del astur-leonés, en particular asturianos.

(3)

Un crío en las escaleras del Pasaje Zorrilla, cerca de la Filmoteca, jugando con otro: "¡Aparta que te cais a la mazorca!" Quería decir torca, pero se lió, el pobre. Seguro que con quien estaba jugando era con su primito el de la capital y había que ir de fino. Parecido hace tiempo, en El Machi, bar de Santander, con una familia traumatizada porque acababan de descubrir que su madre llamaba a los abuelos "mama" y "papa" y no "papá" y "mamá", como era de esperar entre los de su clase. En fin, serafín.

(4)


"El Molinucu el Diablo está en Cureñas. ¡Es un castru... más alto que esa torre! Y arriba tiene una tapadera, una piedra completamente llana. Abajo hay un portillu; que por eso le llaman El Portillu Molinucu el Diablo; es el único pasaje que hay pa pasar por allí. ¡Lo otru to son peñas, y no pues pasar! (...) Y una tarde, a las cuatro menos cuarto o cuatro y cuarto de la tarde, pues se hizo de noche. (...) Bueno, pues, ¡una mano negra, que surgía en aquellas entrañas de las montañas!"

Tomado de Cantabria: Cuentos..., op cit., pp. 29 y 30.

"En La Serna, yendo hacia Arenas, hay una vuelta muy grande por la carretera, que lo llamábamos La Revoltona; y decía que, en La Revoltona, había una mano negra. (...) Contaban que era una mano gigantesca, como si saliese de la tierra; que estaba en La Revoltona, y que salía de la portilla de un prau. Que cuando pasaba alguien, ¡le cogía aquella mano, le cerraba en el puño, y aquél desaparecía ya para siempre!"

Tomado de Cantabria: Cuentos..., op. cit., p. 55.

¿Cómo se imaginarían nuestros paisanos, los antiguos, estas manos, las de las leyendas? Yo no puedo evitar imaginarme las manos acariciadoras de los anuncios de relojes o de perfumes (hay modelos de manos). Estoy contaminado de publicidad. ¿Y ellos? ¿De qué estarían contaminados ellos? ¿Qué manos se les vendrían a la cabeza? ¿Y por qué manos? ¿No es un tanto extraña esta personificación del diablo? Personificación reducida a una mano, y a una mano negra, además (todavía me acuerdo de la primera persona negra con la que me crucé, concretamente con un barrendero que luego supe hacía las veces de Rey Mago, y eso que no vivía en Cabuérniga, sino en Colindres, se supone que enclave portuario abierto al mundo). Siendo extraño, ¿no lo es aún más que esta mano negra aparezca en lugares tan distantes? ¿No podría tratarse de un sustrato común remoto? Remoto, ¿pero cuánto de remoto? He puesto una foto encabezando este apunte para condicionaros un poco. No creo que el sustrato que mencionaba antes provenga del Paleolítico, obviamente, pero sí que este tipo de leyendas ayudarían a explicar, a su manera, a la manera mítica, pinturas que a nuestros paisanos, igual que a nosotros, debieron sobrecoger. Estoy por asegurar que en los Molinucos del Diablo, en particular en el paso que dicen del osu, hay algún tipo de manifestación artística del Paleolítico, probablemente manos, sea en positivo o en negativo. Sea como fuere, tenga yo razón o no, estas manos negras gigantes que encarnan al diablo son bien extrañas. De no haber pinturas en el enclave mencionado, lo serían todavía más.

La leyenda de Sejos me encanta por muchos motivos, pero sobre todo porque es de ese tipo que remite a un pasado siempre remoto, por mucho que la leyenda también lo sea. Que la leyenda sea remota no impide que su horizonte mítico lo sea más. Siempre lo será. Lo que está operando aquí es la melancolía o malencunía, en montañés. Da igual que esta leyenda o mito tenga mil años. El tiempo al que nos conduce es anterior, siempre, un tiempo indeterminado, remoto incluso entonces, hace mil años. Esta melancolía es la misma que la nuestra, la de hoy. Esta melancolía montañesa o malencunía es nuestro particular túnel del tiempo.

La malencunía, uno de los principales atributos del ser humano, un ser malencónicu, un ser de lejanías, que diría Umbral.

(5)

Aquí reproduje una leyenda asociada a la sima de Obantzun. Trataba sobre una mujer y un caballo blanco. El caballo blanco lo identificaba Barandiarán como numen de la sima.

Pongo a continuación un testimonio recogido por Jesús García Preciado en Cantabria: Cuentos..., op. cit., p. 86: "Aquí arriba, en una cabaña que era de mi padre, los que pasaban por allí decían siempre que se sentían caballos correr con cadenas, ¡y que armaban mucha (sic) ruido! A cualquier hora de la noche, cuando ellos pasaban (...) Un señor que se crió aquí, que estuvo muchísimos años, decía que se tropezaron con unos caballos - con cadenas - corriendo por el monti. ¡Un caballo blanco! Y que se quedó el tío... ¡parau, sin habla! Eso se lo oí a ese vecino, a Joaquín el del Cierro, que era de las cabeceras estas de Llanos - ahí en una cabaña que se crió -. De ahí de arriba de Liérganes era la madre, y el padre de Esles; así que era pasiego (...)"

Y uno más: "Dicen que iban a la fiesta al Tejo, pa la parte de Comillas. Y ellos, cuando iban a la fiesta, muy bien - que entonces se iba andando, claro -. Pero cuando venían, ya a las tres o las cuatro de la mañana, se les cruzaba una chavala en un caballo, ¡dice que guapísima, vestida toda de blanco! Y eso todos los días; cada vez que iban, a la vuelta, por la noche". En Cantabria: Cuentos..., op. cit., p. 85.

El parecido es innegable. ¿Quizá por parentesco?

Archivu del blog