Uno de los puntos calientes actuales es cómo ordenar los patrocinios.
En San Sebastián ha habido mucho debate. En Tabakalera, aquí, se ha optado por un modelo que concita entidades privadas con objetivos alineados con los del ayuntamiento para trabajar todos bajo batuta pública. Por ejemplo, la Fundación Kutxa se ha hecho cargo de toda una planta. He estado este sábado y puedo decir que el proyecto impresiona.
En mi opinión ésta es la fórmula acertada: lo privado en apoyo de iniciativas públicas.
En Santander se ha optado por el modelo más duro que además se ha presentado desde los medios como modelo único. El modelo ordeno y mando.
El Centro Botín no sabemos qué va a ser ni cuándo se va a terminar.
Pero estamos contentos.
El Archivo Lafuente o como quiera que se vaya a llamar ha usurpado ubicación al MUPAC sin saber tampoco cómo ni por qué.
Pero estamos contentos.
Lo que más me preocupa es cómo hemos llegado a que todo nos de igual. Lo que más me preocupa es que este tipo de iniciativas privadas, con independencia de que probablemente persigan objetivos espurios (beneficios fiscales, clientelismo, etc.), que este asalto de lo privado consentido por los gestores de lo público, decía, nos desactive todavía más como ciudadanos. Por encima de estos proyectos en sí, lo que me preocupa es lo que nos hagan.
Por cierto, en términos generales, como ciudad, San Sebastián está a años luz de Santander. De Madrid, donde estuve hace un par de semanas, ya ni os cuento. A Santander la marinera se la llevó la marea.
lunes, 28 de septiembre de 2015
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4 comentarios:
Una maldad: el foro de debate sobre cultura organizado por Podemos, con Kevin Botejara al frente, ¿ha decidido presentar una enmienda a la bandera blanca y roja para sustituirla por el labaru o todavía está en ello?
Tabakalera es producto de un acuerdo entre el Ayuntamiento de San Sebastián, la Diputación Foral de Guipúzcoa y el Gobierno Vasco para crear un centro de cultura contemporánea utilizando un espacio existente y arraigado en la historia de la ciudad. No tiene nada que ver con cualquier proyecto cultural hecho en Cantabria. Es más bien la antítesis.
Y esa es la pena.
Pero ningún planteamiento alternativo tiene sentido mientras se mantengan cosas como la Fundación Santander Creativa, que es precisamente lo contrario de lo que señalas.
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